3 poemas de Andrea Rivas que ponen en alto a Puebla

Columna por: Celeste Espinosa

“Andrea Rivas combina la prosa y el verso y consigue que sus poemas suenen como un reclamo, como una exigencia propia de soledad y que recuerdan a los diarios de Pizarnik […]”


A propósito de la fiesta mexicana favorita de Estados Unidos y por supuesto, de los poblanos, el 5 de mayo, me dí a la tarea de compartir tres poemas de una de mis autoras favoritas y que además es nacida en Puebla y que eligió la literatura como vehículo para conectar no sólo con el lector, sino con ella misma, pues explora en lo profundo de las emociones para llevarnos en un viaje lleno de sensibilidad pero también lleno de fuerza. La ciudad de Puebla ha sido hogar de numerosos poetas cuyas obras han capturado la esencia y la belleza de su entorno, sin embargo, pocas han empleado de forma tan personal la poesía como lo hace Andrea Rivas.

Andrea Rivas es poeta y traductora, gracias a ella he logrado leer a muchas autoras que de otra manera hubiera sido imposible y tuve la fortuna de escuchar el poema Yo sólo quiero ser Blair Waldorf leído por ella misma, el cuál además de ser un poema en el que hace uso de referencias a la cultura pop, también hace una introspección cargada de sentimientos con los que es fácil identificarse y que permiten que el texto pase a ser más una conversación con la autora: 

Yo sólo quiero ser Blair Waldorf

You need to be cool to be queen. Anne Boleyn thought

only with her heart and she got her head chopped off

–Blair Wardolf
Todas las niñas crecen queriendo ser una princesa
(o no queriendo serlo)
yo quiero ser una perra
the crazy bitch que sabe pronunciar Louboutin
& que camina con francés refinado y zapatos caros sobre las víctimas de su mal humor
& que tiene la genética que combina con el Little Black Dress de Chanel
que no se acomoda ni al exceso de mi cuerpo
ni al vacío de mi cartera.

Para ser una perra, aprendí con Blair Waldorf,
es necesario tener una amiga que te perdone
& te haga sentir humana cuando el peso de tu egoísmo se rebele contra ti
pero cuando tienes ansiedad & baja autoestima
no sólo se vuelve imposible tener amigas sino que el egoísmo
se convierte en el único atributo que puede defenderte
porque para no parecer un ermitaño tienes que fingirte importante
& hacer un mundo aparte argumentando superioridad en vez de miedo.

No es que quiera ser una perra en realidad,
pero ser una perra es una opción mucho más saludable
que ser una pusilánime insegura
que es lo mejor que se puede ser
cuando tu única fortaleza es saber entregar tareas a tiempo
& preparar galletas que no vas a comer
porque sería injusto ser gorda además de antisocial & mala poeta.

Blair Waldorf tampoco quiere ser gorda
alguna vez fue bulímica
& a veces llora porque su novio millonario intenta venderla a su primo
& su amiga Serena la volvió a traicionar para irse con un empresario wannabe
que no puede ayudarla a llenar el vacío existencial de ser tan estúpida
pero que por un momento la hará sentir
como a Madame Bovary abrazada de Léon…
Emma Bovary es mi otra heroína
pero dejé de intentar ser como ella cuando entendí que yo nunca
podría tomar tanto arsénico sin terminar sintiendo compasión por mí misma
o vergüenza de mi lengua negra.

Blair también es autodestructiva
pero sólo porque puede sacar provecho de ello
como un fénix que se quema las plumas antes de renacer
o un boxeador en entrenamiento que recibe gustoso un jab de un boxeador más fuerte
para aprender a recibir golpes & poder defenderse en el ring.

Alguna vez practiqué box.
Entonces no quería ser una perra porque sabía golpear
& no necesitaba saber francés para destruir a nadie.
A mí no me gustaba recibir golpes para aprender nada
pero me gustaba dar uppercuts & dormir tranquila
sin rivales ni ansiedad
& sin desear ser alguien a quien no conocía aún
hasta que dejé de practicar como lo dejo todo
& me encontré a Blair Waldorf en la pantalla.

Blair también se cansaba de hacer las mismas cosas
& veía programas de televisión. Ella en cambio encontró a Rory Gilmore
una pobretona de abuelos ricos que siempre consigue todo lo que quiere
hasta que se da cuenta de que no tiene idea de qué es lo que quiere
& tiene un colapso nervioso que la hace renunciar a Yale,
la universidad a la que Blair siempre quiso entrar & que la rechazó
& por culpa de la cual se encerró a ver la vida de Rory Gilmore
& secretamente deseó ser la niña buena que entra a Yale
& que no necesita perderse en personajes ficticios
ni quiere ser alguien más.

En otra ocasión, la escuché leer el siguiente poema que parece una carta de esas que se escriben con las entrañas al aire y con la firme sensación de que pueden ser las últimas palabras, Andrea Rivas combina la prosa y el verso y consigue que sus poemas suenen como un reclamo, como una exigencia propia de soledad y que recuerdan a los diarios de Pizarnik, poemas que no requieren de un análisis profundo para sentir lo que la autora escribe:

Los hechos son estos
un cáncer en tu estómago me dejó sin padre
a los dos años

Nunca pregunté por ti nunca supe
tu cumpleaños ni la fecha de tu funeral
& siempre creí que eras ingeniero
hasta que en algún lado escuché que tú
tampoco entendías de números & ese día
asumí que quizá te hubiera gustado saber
que soy poeta

Casi alcanzo tu edad papá mi novio ya es tres años más grande que tú
& cuando peleamos pienso
qué me aconsejarías hacer pero qué puede aconsejarme
un hombre-a-medias un hombre débil que no conozco & que no tuvo las fuerzas
para quedarse a hacer lo que tenía que hacer
que era crecer para su hija & darle consejos
cuando ella también creciera & tuviera un novio
& estuviera perdida

Quizá a ti tampoco te dieron consejos papá
& por eso te moriste & no fue tu culpa
sino de los que no te hicieron entrar en razón
cuando te abalanzabas hacia la muerte
o te fuiste de mi mundo porque estabas harto de sugerencias
& creciste tumores que te llevaran a descansar lejos

¿Descansas papá
aún cuando escuchas mis quejas diarias
mi odio nocturno a tu debilidad
a haberte muerto con una lengua
que no me regalaste que no me enseñaste a hablar
-papá yo quiero escribirte en árabe & me da rabia
porque tú no supiste dejarme una voz mía que supiera hablar de mi sangre-
& luego mi arrepentimiento por no saber entender
que tú no podías decidir quedarte?

Cuando tacho tu apellido de mi nombre
no te niego
es solo como cuando me niego a ver los videos
que guardan tus movimientos y tu voz
como negarme a darle play al VHS
donde dice cuándo naciste & qué te gustaba comer
si odiabas a los poetas
& si me querías & si tenías sueños
o si eras un buen amigo o un nefasto perdedor
pero papá quiero que entiendas
que yo no puedo saber esas cosas
que aprehenderte me hace daño
que tu imagen vacía es lo más cálido
& la mejor herencia que puedo pedirte
que este poema solo existe porque yo sé
que mientras no inicie la videocasetera
yo puedo dibujarte un rostro & llamarte papá
& pedirte consejos & pensar que escuchas
que quieres escuchar que te gusta leer poemas
que te gusta que te hable que te gusta que te pida consejos
& cuando se reproduzca el conocimiento papá & sepa quién eres
& no me quede nada más por saber de ti
el poema se cierra
& te mueres papá
te mueres.

auto traiciones

esta lluvia no es más que una insoportable y fina niebla
estás caminando hacia mí
la fosca no me perfora los huesos
hay humo elevándose de tus labios:
Intento deslizarme dentro
pero tampoco yo logro ahogarme.
*
abro, en la oscuridad, los ojos, giras en la cama
tu espalda una ciudad con todas las luces encendidas
me pregunto dónde estaría mi hogar & suave señalo el sitio con el índice
tus omóplatos se hinchan mientras suspiras en sueños.
miro microscópicas puertas abrirme el paso.
*
cómo aprendí a bailar
cuando entendí que nací de este modo
no Wilde ni Víctor Hugo sino mujer
que no debo hacer una fiesta de mis caderas
que de mí se pide tan solo
cerrar los ojos y seguir tus pasos.
*
el retrato de tu espalda
un tigre
estirar sus huesos al salir el sol
tras atravesar un inmenso río
en el momento exacto en que la luz
ocurre sobre sus omóplatos

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