Cinco miembros del movimiento Ultima Generazione subieron al escenario de madrugada para concienciar sobre la emergencia climática. Esta operación tuvo lugar pocas horas antes de la velada de gala prevista para inaugurar la temporada con el estreno de Boris Godunov.


Activistas ecologistas rociaron con pintura, el miércoles, la entrada del prestigioso teatro de la ópera La Scala de Milán, la última de una serie de protestas para alertar a la opinión pública sobre el cambio climático. Cinco miembros del movimiento Ultima Generazione intervinieron de madrugada, de acuerdo con un fotógrafo de la AFP, mientras los medios de comunicación se concentraban en el famoso teatro de la ópera con motivo de la gala de apertura de la temporada con el estreno de “Boris Godunov”.

Dos personas desplegaron pancartas en las que se leía “Ultima Generazione: sin gas y sin carbono”. “Hemos decidido pintar con spray La Scala para pedir a los políticos que asistan a la representación de esta noche que dejen de esconder la cabeza bajo el ala e intervengan para salvar a la población”, afirmó el movimiento en un comunicado.

La Jefa del Gobierno, Giorgia Meloni, el Presidente de la República, Sergio Mattarella, y la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, son algunas de las numerosas personalidades que se espera asistan a la velada de gala.

La policía acudió rápidamente al lugar de los hechos -donde había salpicado la acera con pintura de color rosa brillante, azul eléctrico y turquesa- y detuvo a los activistas.

A continuación, un equipo de limpieza de La Scala limpió el edificio con una manguera. “La situación económica y medioambiental empeora día a día”, continuó Ultima Generazione, refiriéndose a “la trágica situación del pueblo italiano, afectado por el desastre de Ischia y traicionado por la indiferencia del gobierno”. Un corrimiento de tierras provocado por las fuertes lluvias del 26 de noviembre en la isla de Ischia causó 12 muertos.

En las últimas semanas, activistas del mismo movimiento han atacado obras de arte en museos europeos en manifestaciones que, según ellos, no pretendían dañar cuadros y otras estatuas, sino llamar la atención sobre el desastre medioambiental.

Su objetivo han sido obras maestras como La joven de la perla, de Johannes Vermeer, en un museo de los Países Bajos, Muerte y vida, de Gustav Klimt, en el Museo Leopold de Viena, y Los girasoles de Vincent Van Gogh, en la National Gallery de Londres. El mes pasado, en una exposición en Milán, también cubrieron de harina un automovil intervenido por Andy Warhol.

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