“Llegaba al amanecer, la mayoría de las personas se habían ido, el sol estaba saliendo y ese destello de utópico se colaba poco a poco dentro de la bodega iluminando los cuerpos que seguían en pie”.
Doce horas dentro de una bodega en la colonia Santa María Insurgentes. De 9 a 9 rodeado de personas moviéndose estrepitosamente al ritmo de música electrónica del más alto nivel. Oscuridad, luces, cuerpos, humo y alegría. Así experimenté la sexta edición del festival Comunite, que esta vez se fusionó con la serie de raves limitadas EXT. y el club Yu Yu para crear el festival COMUNIT/EXT.
Estando abierto a toda posibilidad de lo que podía pasar, fui recibido en la entrada por mantas que colgaban del techo donde se leían dos frases: una ola de alegría en un océano de cuerpos; “un destello de utopía se asoma en el espacio entre los cuerpos en movimiento”.
Llegué a las 11:30, me ofrecieron tapones para los oídos, algo que siempre agradezco muchísimo (si aman la fiesta cuiden sus oídos). Sin muchos asistentes aún, ya sonaba la música en ambos escenarios, pues desde las 8 empezaron algunos sets de ambient para ir preparando lo que sería una noche muy potente. La bodega estaba dividida en tres espacios, dos escenarios separados por un cuarto donde estaban los baños, logrando que no se colara el fuerte sonido entre estos.
En ambos escenarios los DJs se encontraban a nivel de piso, solo en el segundo había una tarima donde si prestabas atención a veces se alcanzaban a ver algunos bailarines, haciendo énfasis en que lo que lo importante ahí es la música, liberar nuestros cuerpos y almas a través del baile, experimentar toda la celebración sin preocuparte por ver o saber quién está tocando. Y es que incluso los organizadores nunca compartieran los horarios de los artistas ni en que escenario se iban a presentar. Vi algunas quejas por esto días después en Twitter, cada uno podrá tener su opinión sobre esto, pero me quedo con una muy sabia respuesta que leí: “siempre es mejor así”.
Una ola de alegría en un océano de cuerpos
Alrededor de la una de la mañana la bodega ya estaba a reventar, el océano de cuerpos comenzaba a expandirse a lo largo del segundo escenario donde MNTY nos cautivaba con un set onírico que nos preparaba para lo que se venía, el live de AAAA.
Si había un acto que en verdad no me quería perder era el de Gabo Barranco, también conocido como AAAA, que a mi consideración es uno de los mejores productores del país. He tenido el privilegio de verlo en un par ocasiones anteriores pero lo que presencié en Comunit/Ext fue algo irreal. Su intensa música acompañada de las dos barras de luces blancas que se expandían por todo lo largo del escenario, moviéndose, prendiendo y apagando, fueron la combinación perfecta que logró crear un espectáculo impactante.
A mitad de su set pude escuchar a alguien decir “es que esto parece un performance”, y en verdad Gabo estaba haciéndonos sentir algo muy especial. Su post-techno oscuro lleno de hipnóticos sonidos ácidos creados con hardware análogo, creó una experiencia sumamente sensorial e inmersiva donde parecía que cada momento de luz y oscuridad (tanto visual como musical) estaba minuciosamente calculado.
Si no hubiera sido por los aplausos de la gente, nunca me hubiera percatado de cuando termino el set, pero la música no paró. Inmediatamente fuimos deleitados con el debut de Skee Mask en México. Apoderándose del espacio, presentó un set delicioso que no paró durante dos horas. La gente extasiada a las cuatro de la mañana, más despiertos que nunca, la ola de alegría seguía pasando por el océano de cuerpos, no había señal de que fuera a parar.
Un destello de utopía se asoma en el espacio entre los cuerpos en movimiento.
Hace 40 años, en Detroit, un grupo de jóvenes artistas afroamericanos estaban cambiando al mundo desde sus sótanos. Experimentando con el sonido de artistas como Kraftwerk y Giorgo Moroder, y géneros como el funk y el house, gestaron un nuevo género que se volvería esencial para la vida nocturna de cualquier gran metrópolis del mundo, el techno.
Uno de ellos fue Juan Atkins, una leyenda de las raves que a sus 60 años sigue recorriendo el mundo para bendecirnos con los frutos de su creación. En su regreso a México nos demostró que el techno puede ser muchas cosas. Al ritmo de Sex on the Beach de DJ Assault, abrió su impecable set donde lució su gran habilidad para mezclar y nos demostró porque es “el Creador”.
A pesar de que Atkins era considerado el acto principal, me tomé el tiempo de ver a los DJs que estaban ahogando en euforia a su público en el otro escenario. Enya Botello y Lumber Jack son una pareja que lleva tiempo consolidándose como grandes nombres en la escena de la Ciudad de México de manera individual. Y últimamente han dado algunas presentaciones b2b. Apenas los había visto una semana antes en su #AllNightLong en Yu Yu donde tocaron durante 6 horas sin descanso, sabía que su energético sonido no me iba a dejar parar en ningún momento, y obviamente no decepcionaron.
Llegaba al amanecer, la mayoría de las personas se habían ido, el sol estaba saliendo y ese destello de utópico se colaba poco a poco dentro de la bodega iluminando los cuerpos que seguían en pie. Schacke fue el encargado de satisfacer a los últimos aferrados que no queríamos que la fiesta acabara, con sonidos que hacían parecer que aún era de madrugada, nos revivió con un set de más de dos horas que al concluir a las 9 a.m. fue recibido con aplausos y gritos que pedían otra canción que durara para siempre.
Pidiendo un Uber sobre Avenida Río Consulado a la Casa de Toño más cercana, reflexionaba junto con mi mejor amigo sobre lo que acabábamos de vivir. Esa utopía que se anunciaba a la entrada se volvió real durante al menos un pequeño instante. Conectamos con gente los demás a través de la vibración colectiva de nuestros cuerpos. Comprobamos el poder de la rave como espacio y momento de alegría infinita.
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Last modified: enero 20, 2023
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