Apegos Feroces: Una reflexión sobre nuestra relación con las madres

Columna por: Celeste Espinosa

La relación con las madres es la más idealizada de todas las relaciones familiares, la gran mayoría considera la imagen materna ideal como incondicional, amorosa, paciente, como una figura que no tiene prisa por ver crecer a sus hijos y que tiene como único objetivo esperar amorosamente a que sea necesaria su presencia, basta con una simple mirada a la gran cantidad de propaganda del tipo como el amor de mamá, mamá siempre sabe lo mejor para ti o nadie sabe cómo mamá para darnos cuenta socialmente se tiene una imagen de la maternidad muy estereotipada. 

Sin embargo, y siendo muy realistas, la imagen de la madre perfecta se encuentra muy por encima de lo que es, de la misma forma la relación entre madres e hijas. En todos lados se ven fotos de niñas, adolescentes y adultas sonrientes en compañía de su madre, pero debemos ser sinceras, eso difícilmente se logra sin haber fomentado una relación sana con las madres.

Vivian Gornick para The New Yorker.

Es por ello que considero indispensable el libro de Vivian Gornick, pues pone en tela de juicio su propia relación con su madre, desmitificando la propia imagen de mujer y colocándola sobre la de la maternidad. Apegos Feroces fue publicado en 1987 bajo el nombre Fierce Attachments: A Memoir, sin embargo, la traducción de Daniel Ramos Sánchez salió 30 años después, en 2017, pero eso no influyó en el enorme impacto y pertinencia que tiene el texto aún en la actualidad. 

Su autora, Vivian Gornick, nació en el Bronx en 1935, es parte de las voces más importantes del feminismo en Estados Unidos, a través de su escritura a logrado transmitir un mensaje poderoso, hacer reflexión mediante su propia vida para llegar a posturas colectivas. Precisamente su manera tan personal de intervenir sus textos es lo que los hace tan necesarios, no teoriza desde lo ajeno sino desde lo propio, en la mayoría de sus textos periodísticos, así como en sus ensayos, Gornick opta por una postura empapada de experiencias propias, sin embargo, dos de sus ensayos son completamente autobiográficos: The Odd Woman and the City y Apegos Feroces.

Mamita querida…

Como ya mencionaba, Vivian Gornick expone la relación con su madre de forma muy natural, el libro versa de los largos paseos que realiza una Vivian de 45 años en compañía de su madre de 77 años por las calles de Manhattan, durante esas caminatas ambas recuerdan su pasado, la infancia y adolescencia de Vivian en un edificio en el que las mujeres dominan la perspectiva, mujeres que de una manera o otra van a influir en la forma de crecer y conducirse de Vivian. La joven buscará en ellas la imagen que muchas veces su madre no es capaz de proporcionarle debido a que se encuentra sumida en una profunda depresión originada por la muerte de su esposo.

En fragmentos, Vivian aprovecha este recuento de la vida en conjunto con su madre para analizar su relación no sólo con ella, sino con el mundo, con la tristeza misma que su madre encarnaba en sus años de infancia:

El aire que respiraba estaba embebido de su desesperación, que lo volvía denso y adormecedor, fascinante y peligroso. Su dolor se convirtió en mi elemento natural, mi patria de residencia, la ley ante la que me inclinaba. Me dominaba, me hacía reaccionar contra mi voluntad. Anhelaba incesantemente alejarme de ella, pero no podía siquiera abandonar la habitación cuando ella estaba presente. Temía su regreso del trabajo, pero siempre estaba allí cuando ella volvía a casa. En su presencia, la ansiedad hinchaba mis pulmones (sufría opresión en el pecho y a veces sentía como si un aro de hierro me aprisionara la cabeza), pero me encerraba en el baño y lloraba a raudales por su culpa (p.52)

De esta forma, Vivian comienza a cuestionarse las formas de poder que ejercía su madre sobre ella y su comportamiento, va descubriendo sobre la marcha si esas mismas formas aprendidas en su infancia la han llevado a no tener éxito en sus relaciones adultas, situación que su madre reprocha de forma insistente. Un detalle muy interesante en Apegos Feroces es que la autora escribe en sus paseos en presente, por lo que resulta muy sencillo sentirse sumergida en las cavilaciones que llevan a tejer el pasado con el presente y que permiten ver de forma muy sincera la naturaleza de su relación consigo misma.

Una crianza inesperada

Otra de las figuras que sobresale en este ensayo autobiográfico es Nettie, una vecina de Vivian y su madre que se muda al edificio donde viven en el momento en el que Vivian comienza con una adolescencia que se presenta Apegos f1987)

Pero Nettie sí. Se movía a pasos largos y muy estudiados. Movía primero una pierna y luego la otra, cimbreando las caderas. Todo el mundo sabía que esta mujer no iba a ningún lado, que caminaba por caminar, para sentir el efecto que causaba en la calle. Sus andares acentuaban las carnes ocultas bajo la ropa. Iba declarando: «Este cuerpo tiene el poder de despertar tu deseo». (p.65)

De forma que Vivian tiene durante su crecimiento dos mujeres fuertes, cada una en su forma particular, que luchan de alguna manera por influir en su vida, por impregnar sus formas de ver el mundo en el que viven y las maneras de enfrentarse a él. Sin embargo, Vivian encontrará la manera de adueñarse de algo de cada una, convivirá sin recelo con ambas formas tan contrarias y tal vez de forma inconsciente adoptará aquello que cuestionaba de cada una. 

Conforme avanza la narración avanzan los paseos en los que los recuerdos la llevan a lugares agradables, especiales, pero también a momentos angustiosos, de esos que forjan tu carácter adulto, todas las conversaciones muestran una relación con su madre de forma tempestuosa, chocan casi por todo, parece incluso ilógico que dos personas que se retan de esa forman pasen tiempo juntas, pero lo hacen y continúan haciéndolo hasta el final. Vivian nos muestra que la relación con la figura materna no es perfecta ni debe serlo, tiene matices.

Fragmentos de Lady Bird (2017)

Estos matices permiten ver a la mujer detrás de la máscara de madre que existe en cada una, a las aristas que existen en cada ser y que lo forjan, la lectura de Gornick nos invita a preguntarnos cuántos de los ideales impuestos estamos sosteniendo sobre las mujeres que nos dieron la vida y si esos ideales nos están impidiendo conocer a las mujeres que se encuentran ahí, frente a nosotros.


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