Cómo hacer tu colección de crucero y fallar en el intento: Dior en México

Columna por Rossebanks

“Esta colección tiene polémica por donde se vea y para mí es lo mismo que ir a una tienda de artesanías en otro país que no tiene contexto de las culturas y que busca apropiarlas”.


El 9 de mayo de este año, Maria Grazia Chiuri publicó una foto en Instagram de ella con una gallina en manos (foto tomada en 2015 durante un viaje a Oaxaca) junto con una caption en donde anunciaba su colección Cruice (crucero) en México, esto acompañado de varios halagos hacia la cultura y amor a sus propios proyectos realizados en el país.

Desde aquí la gente podía intuir que esto no acabaría bien ya que el hecho de que la colección fuera “crucero” fue clave para saber que iba a ser algo controversial (en mi cabeza habían varias opciones: gentrificación, exotización, explotación laboral o apropiación cultural, donde spoiler, fueron todas), ya que en pocas palabras, las colecciones resort (de crucero) se presentan en locaciones turísticas y tienen el fin de vender la idea de esa locación y acompañarlo con la línea de ropa, esto en su mayoría. 

La segunda bandera roja que se tuvo después fueron tres publicaciones en la misma cuenta haciendo promoción de la colección, esto sin aún revelar detalles del evento, sólo se sabía que sería muy pronto. En dichas publicaciones hacía referencia a su estadía en Oaxaca en diversos años, además de la publicación de una foto que retoma lo controversial de su feminismo y apela al drama que se tuvo años atrás en una de sus colecciones donde se presentaron playeras blancas serigrafiadas con la leyenda “We Should All Be Feminist”; esto en incongruencia con su feminismo que criticado por tener embajadores (Johnny Deep) con acusaciones por abuso, entre más cosas que ahondaremos después.

Posteriormente, el 13 de mayo, publicó una foto en Casa Azul, antiguo hogar de Frida Kahlo y Diego Rivera, que ahora es un museo abierto a las personas, ubicado en el sur de la Ciudad de México; cosa que también levantó sospechas sobre la temática de la colección, ya que en diversas ocasiones, Maria Grazia ya había hablado sobre su admiración por Frida y esto junto con el concepto de Dior bajo su dirección creativa y antiguas acusaciones de su explotación laboral, encendieron las redes sociales con teorías. Esto sin mencionar una coincidencia extraña, que es Maria Grazia tiñendo su cabello a castaño cuando su melena icónica es un rubio casi blanco, cosa que puede ser intencional o no.

En otra publicación anunció que había asistido al Museo Textil en Santo Domingo, lugar ubicado en Oaxaca, una vez más haciendo esta referencia al desfile de la marca. Después una publicación más de Frida Kahlo y finalmente, el 17 de mayo exponiendo su moodboard sobre la artista. Desde comentarios en español en la publicación llenos de críticas (y algunos de halagos en otros idiomas, inclusive en el nuestro) hasta memes en twitter sobre este tema fueron virales, todos por la misma razón: una colección sobre México inspirada en Frida Kahlo, llena de textiles Oaxaqueños. ¿Dónde (no) hemos visto eso? 

Groundbreaking, diría Miranda Prestley.

La colección está inspirada también en mariposas, y para esta colección, se fabricaron textiles muy típicos de la casa de modas para sus diseños, sabiendo también que Frida estaba muy inspirada en dicha especie. La justificación de esto se explica como “mariposas de diversas culturas”, el mismo día que se hizo el post, fue el día que también se supo sobre la fecha, hora y ciudad del evento, aún no el recinto.

La tesis de la tragedia

Como ya se repitió en diversas ocasiones y es muy notorio al ver la colección que esta está inspirada en esta exponente del surrealismo de México, sin embargo, también la directora creativa nos habla sobre cómo Leonora Carrington (pintora británica de la cual también subió una publicación mostrando su admiración) y Tina Modotti (fotógrafa italiana) también fungieron como “ángeles de la guarda” en lo que sería esta colección. Aquí hablamos de diversas contradicciones si nos referimos a artistas mexicanas, ya que dos de ellas residieron en el país pero no eran mexicanas, que era la supuesta intención de Chiuri (italiana, por cierto).

En Vogue Runway (página donde se publican todas las colecciones “importantes” del mundo) se hace una semblanza (en colaboración con la diseñadora) en la que se describen los textiles: 

Chiuri se fijó en la indumentaria tehuana de las mujeres zapotecas, con sus huipiles y faldas a modo de enaguas. Pensar en ello fue sólo una de las formas en que se sintió guiada por una heroína suya, Frida Kahlo, que hizo de esa indumentaria indígena no sólo una parte esencial de su identidad como mujer y como artista, sino parte de su feroz crítica del patriarcado, la clase y el género.

Podemos resaltar que habla acerca de la vestimenta indígena que se le conoce a Frida, sin embargo, hablemos un poco acerca de ella. 

Sobre Frida

No necesitamos saber mucho de historia para deducir que inclusive la misma Frida incentivó la apropiación indígena de México. Su padre era Alemán y sí, su madre nació en Oaxaca, sin embargo era de ascendencia europea. Además, Frida nació en Coyoacán, lugar en el sur de México donde, hasta la fecha, es un lugar costoso para vivir.

También podemos resaltar que, Kahlo fue parte del Partido Comunista Mexicano y a la vez partidaria de Stalin y Trotsky (ambos políticos autoritaristas que usaban el terror social para dominar a las personas que gobernaban); sin embargo, contrario al ideal de comunismo, su vida era totalmente diferente ya que defendía a los grupos y trabajadores indígenas, pero su vida era ostentosa y tenía relaciones estrechas con los funcionarios del Partido Revolucionario Institucional (en siglas PRI, conocidos por sus ideales liberales y actualmente neoliberales), creando una vasta contradicción entre ambas posiciones políticas.

Frida y Trotsky en 1936, cuando Lázaro Cardenas le da asilo político mientras Trotsky vivía en Casa Azul.

Además del problema que se presenta con la comercialización de la imagen de Frida, en donde es presentada como indígena y capitalizada pese a sus “ideales comunistas”, está la estigmatización del feminismo que ella supuestamente aporta cuando en ningún momento de su vida se proclamó como tal. Fuera de su relación con los hombres y mujeres en su vida, no se puede asumir a una persona como ícono cuando en su vida no realizó lucha alguna por el movimiento que se le adjudica.

No está a debate en redes sociales si era o no feminista, sino el hecho de que se le conoce como el ícono de este movimiento en México cuando realmente sería más bien una referencia, no la cara de la causa.

Otro dilema que se tuvo y este ya no es el asunto de la artista, es que se comercializó tanto la imagen de Frida como la típica mujer mexicana e indígena, cuando realmente es la antítesis a una; esto hace que el mundo sólo tenga esta referencia sobre artistas de México y se deje de lado el gran trabajo de otras mujeres y esto sin hablar de muralistas mexicanos, sino, bajo esta misma línea de artistAs de la época que expongamos y reconozcan a Olga Costa, quien fue una muralista mexicana, quien sí era activista por los derechos de la mujer; Cordelia Urueta, Lola Álvarez Bravo, María Izquierdo, entre otras en la escena pictórica mexicana.

Entonces el vender a Frida como la única pintora y mexicana relevante sólo nos vende un estereotipo más, cuando podemos explorar más allá sobre el mismo concepto y género.

La tragedia en sí

Aunado al tema de esta artista, que se ha usado hasta el cansancio tanto en editoriales como colecciones, incluso en la incitación al turismo mexicano, reduciendo la cultura a una sola persona y a un solo estado de la república; la colección es una reinterpretación de la vestimenta de Frida y una protesta por los derechos de las personas indígenas que se dedican a los textiles. 

Creo que sería una excusable que una persona italiana viniera a exponer una colección estereotipada sobre su concepción sobre el país en búsqueda de derechos humanos y laborales con las personas indígenas que se dedican a la fabricación de telas y vestimentas originarias, únicamente si en realidad luchara por algo y no tuviera previas acusaciones de apropiación.

Además de esto, la colección busca hacer un statement feminista, cosa que es mal lograda desde un feminismo que no incluye a todas las mujeres, esto por sus controversiales comentarios en donde habla de que las modelos plus size no tiene cabida en sus colecciones por dos razones: “no todas pueden ser modelos” y “hacer una colección plus size hace lenta la producción”. 

Esto sin mencionar que las mujeres negras o indígenas no son personas ni mujeres que la diseñadora tenga en cuenta por los escándalos sobre un blanqueamiento de modelos constante y su forma de hacer casting, en donde inclusive en esta colección que se supone representa a México, las modelos en su mayoría no provenían de México y no eran latinas, no tenían la tez del color ni la complexión de muchas de las mujeres indígenas y mexicanas, obviamente.

La colección está inspirada no sólo en la cultura sino que “usa elementos de la cultura” (como si sólo existiera una en México), estimándose mínimo unas 68 etnias indígenas, cada cual con sus costumbres, lenguas y textiles. Pero al parecer, para Dior y el mundo sólo existe Oaxaca, Puebla y Chiapas, curiosamente todos pueblos gentrificados, exotizados y explotados por sus artesanías.

La colección usa principalmente textiles de la cultura nahua (Puebla), mazateca, chinanteca, zapoteca, mixteca (ubicadas en Oaxaca) y tzotzil (Chiapas), llamando a este trabajo un “intercambio colaborativo”, pero objetivamente, ¿qué es considerado un intercambio colaborativo cuando todas las piezas están hechas con técnicas de estas culturas y colores característicos de la misma? En donde hay bordados mexicanos y estampados muy clásicos de Dior, emulando el mismo trabajo indígena, e incluyendo también estos mismos bordados en huipiles y prendas quechquemitl, que pueden no sonar conocidos pero es la artesanía por default que se comercializa en el mundo. 

La diferencia de esta colección con otras, es que Maria Grazia acudió con la Secretaría de Cultura (quien también rige el Instituto de los Derechos de Autor), específicamente con la directora, Alejandra Frausto, quien excusó este hecho como una colaboración, no como plagio y usando el término “apreciación cultural” (término que es lo mismo que una apropiación, sólo que dignificando a las personas que contribuyen: La apreciación cultural se manifiesta cuando se disfruta o respeta la cultura de origen; cuando se está dispuesto a aprender con humildad, retribuirla y honrarla, en lugar de dañarla o apropiarse de ella.).

Sin duda alguna, la desgracia más grande fue el momento en el que salieron modelos portando vestidos blancos con diferentes cortes que estaban únicamente diseñados para destacar el bordado con diferentes leyendas: unos usaron insultos que recibimos las mujeres a diario, otros muy desacertados como el polémico “Run For You”, que en México se puede interpretar de diversas formas, todos los bordados están realizados con frases irónicas sobre lo que representa ser mujer, claro, explicado por una mujer italiana en México.

Los bordados son los objetos más criticados del desfile, la cuestión de esta pasarela también radica en que el evento fue en el Colegio San Ildefonso, museo de la Ciudad de México dirigido por la Secretaría de Cultura y siendo Patrimonio Universitario (de la Universidad Nacional de México, institución que ha tenido muchas controversias últimamente por el cuestionable uso de recursos), en donde se critica la curaduría, sobre qué y quién puede hacer exposiciones o presentaciones en el recinto, ya que desde la página de internet es posible rentar el espacio para cualquier evento que no sea político o religioso y que cumpla las características de “presentar exposiciones que familiaricen al público mexicano con la riqueza y diversidad de su patrimonio artístico, así como con colecciones provenientes de museos extranjeros que no se han presentado en México; y realizar actividades complementarias a las exposiciones que propicien una experiencia de aprendizaje tanto para el público infantil y juvenil como para el público adulto”.

Entonces, ¿qué está permitido y qué no? Ya sabemos quién hace la curaduría, pero se cuestiona el qué y quién entra en estos espacios y con qué fines, que sabemos es sólo el dinero.

Porque si hablamos sobre todo el dinero que se mueve en la marca y que se conglomeró en dicho evento, tendríamos que hablar sobre los 2.4 miles de millones que vale Dior y en los asistentes, porque podemos pensar que sólo fueron influencers o celebridades, sin embargo como asistentes también estuvieron Delphine Arnault (CEO de la marca), Carlos Slim, Alicia Keys, entre otras, y siendo Yalitza Aparicio la única de las personas mestizas y originaria de México que el mundo conoce.

Cabe mencionar que otra de las decepciones y cuestionamientos que se hacen tienen que ver con la música que se usó, ya que al final, en forma de protesta, se usó la canción de Vivir Quintana, que fue escrita para mujeres indígenas, obreras, desaparecidas, víctimas de feminicidio y para sus madres, hermanas y amigas que siguen en la búsqueda de las mujeres que aman; al final de la presentación con las modelos estáticas, siendo usada esta canción en forma de purple washing (marcas sin conciencia apelando al feminismo). Además de que en el after party se presentó la misma artista en un performance de la misma canción: Canción Sin Miedo, mientras las y los asistentes tomaban y se divertían al son de un himno feminista de México.

Esta colección tiene polémica por donde se vea y para mí es lo mismo que ir a una tienda de artesanías en otro país que no tiene contexto de las culturas y que busca apropiarlas. Esta colección ya existía en los lugares que se mencionaron sólo que ahora el derecho de estas prendas está bajo el nombre de una casa reconocida de moda y tiene precios exorbitantes.

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