Cuando la literatura y el arte visual se amalgaman: Conjunto Vacío


“Conjunto vacío puede ser una novela sobre un corazón roto, o un ensayo político sobre los exiliados, también puede ser un ensayo sobre los vínculos familiares, pero para mí, es un libro sobre los espacios vacíos”.


¿Alguna vez has estado en una situación emocional en la que las palabras no parecen ser suficientes? Como si de pronto no hubiera manera de manifestar lo que uno siente de forma entendible para el otrx. Pienso en esas ocasiones en que me han roto el corazón y en cómo he intentado comunicar la forma en que siento que mis huesos están quebrados, que cada centímetro de mi cuerpo se siente agredido hasta por el más pequeño contacto, cómo pareciera que mi piel está en llamas y arde ante la ausencia impuesta, como si mis apegos salieran por mis poros en una desintoxicación dolorosa, pero liberadora.

Las ocasiones en las que me he encontrado en esa situación no soy capaz de articular palabras, no encuentro sinónimos suficientes, ni estructuras sintácticas que abarquen en su totalidad lo que siento, sin embargo, puedo encontrar en las artes visuales el refugio necesario, más de una vez me he encontrado llorando ante la obra de, por ejemplo, Ana Mendieta y me he sentido abrazada por la desolación que sus piezas me transmiten. 

En esta búsqueda de comprensión en momentos que ni yo misma puedo comprender, me encontré con el libro de Conjunto Vacío de Verónica Gerber y encontré la amalgama ideal entre sentimiento, literatura y arte. Para contextualizar, Verónica Gerber es una artista visual nacida en la Ciudad de México que posteriormente se vio inmersa en la literatura, ha publicado libros de diferentes géneros como los ensayos Mudanza (2010), Palabras migrantes (2018), los ensayos visuales Los hablantes (2014), El vacío amplificado (2016),  las novelas La compañía (2019) y Conjunto Vacío (2018), además de un libro de cuentos y uno de poesía. Verónica se autodenomina “artista visual que escribe” y pienso que no hay mejor descripción para sus obras.

En Conjunto Vacío, Verónica experimenta con una narración en la que aparecen distintas formas literarias, hay momentos en los que parece ser una biografía, otros una novela, en otros un poema en prosa o un hasta un diario, todas con la enorme cualidad de estar intervenidas con obras gráficas que por si mismas ya conforman una narración aparte. La novela inicia con una ruptura amorosa, con la confirmación de que una relación que se creía construida desaparece, Verónica detalla con precisión el proceso de duelo comenzando y nos guía en lo que en ocasiones parece un manual para sobrevivir a los vacíos:

Cuando te conviertes en coleccionista de inicios también puedes corroborar, con precisión casi científica, la poca variabilidad que tienen los finales. Estoy condenada, particularmente, a la renuncia. Aunque, en realidad, no hay mucha diferencia, todas las historias terminan bastante parecido. Los conjuntos se intersectan más o menos igual y lo único que cambia es el punto de vista desde el que te toca ver: la renuncia es voluntaria, el consenso es la menos común de las opciones, y el abandono es más bien una imposición.

Conjunto vacío puede ser una novela sobre un corazón roto, o un ensayo político sobre los exiliados, también puede ser un ensayo sobre los vínculos familiares, pero para mí, es un libro sobre los espacios vacíos. Verónica no sólo narra la historia con palabras y con diagramas, sino también con los espacios vacíos que no sólo hacen su aparición de forma metafórica en el abandono de la pareja o la desaparición de la figura materna, sino también gráficamente, por lo tanto me parece necesario compartir este fragmento de su texto:

Érase una vez una intersección YT.

De pronto, en la intersección YT aparece un vacío.
En realidad, el vacío es síntoma de una intersección TE que Y no puede ver.
Entonces t se aleja con E y Y se queda con el hueco:
Yo soy Y, Tordo es T y Ella es E.

Conclusión: Yo(Y) era la única que se había roto, y no sé si todavía cargo con el hueco o si me falta un pedazo:

De esta forma, Verónica no sólo muestra de forma muy gráfica la forma en la que vive un duelo que al mismo tiempo se amalgama a muchos otros, como el de ser parte de una familia exiliada de Argentina y de una madre que desaparece en sí misma, si bien, no sabremos pronto el motivo de su desaparición, podemos inferir de qué se trata, por ello es que a mi parecer, Conjunto Vacío es una obra sobre los huecos, los espacios que existen y las formas que buscamos para llenarlos. Es un libro en el que cada quién encontrará lo que busca debido a que su flexibilidad literaria y artística también repercute en el lector, es un texto con lenguaje propio que comunicará con naturalidad los conceptos más complejos.

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