Diálogo en tiempos de guerra: el dilema de los escritores ucranianos y rusos


Las organizaciones literarias internacionales se enfrentan a la dificultad de mostrar su apoyo a Ucrania y, al mismo tiempo, colaborar con los autores disidentes rusos.


¿Es posible el diálogo entre escritores de ambos lados de un conflicto? Esta fue la pregunta que sacudió el último festival Pen America, después de que la organización por la libertad de expresión invitara a participar al mismo tiempo a escritores disidentes ucranianos y rusos.

Tres escritores ucranianos, dos de ellos soldados, iban a asistir en mayo al World Voices festival, organizado por la asociación en Nueva York, pero protestaron contra la presencia de escritores rusos. Uno de ellos, Artem Chapeye, soldado de la policía militar, dijo que aparecer junto a escritores rusos podría ser percibido como desleal por sus superiores y compañeros. “Me doy cuenta de que estas personas no apoyan al gobierno de (Vladimir) Putin, pero tengo obligaciones como soldado”, declaró.

Volodymyr Yermolenko, Presidente de la rama ucraniana de la asociación internacional, afirma que no cree en la posibilidad del diálogo en tiempos de guerra. Es difícil “sentarse junto a representantes rusos cuando nuestros amigos pueden estar muriendo bajo sus balas”, afirma.

Ante la imposibilidad de encontrar un compromiso, dos escritores rusos y la periodista del New Yorker Masha Gessen cancelaron su participación en el acto.

La novelista rusa Anna Nemzer –que huyó de Rusia tras la invasión de Ucrania– habla de una solución dolorosa, pero dice aceptar la negativa de los ucranianos a hablar con los rusos. “Tengo este maldito pasaporte, y con mi idioma, con el hecho de que he vivido allí toda mi vida, soy parte de todo esto, no puedo escapar”, se lamenta. Y añade: “Es una trampa, es injusto, pero cómo puedo siquiera utilizar la palabra ‘injusto’ cuando sabemos lo que es la injusticia: bombas lloviendo”.

Sergiy Tomilenko y Suzanne Nossel

Libertad de expresión

Masha Gessen, que emigró de Moscú cuando era niña, dimitió de la junta directiva de Pen America en señal de protesta. “Para mí, una organización que defiende la libertad de expresión no puede boicotear el discurso de alguien”, explicó Masha Gessen a la cadena de televisión rusa en el exilio, Dojd. La directora de Pen America, Suzanne Nossel, lamentó el incidente: “Deberíamos haber actuado mejor”.

A principios de mes, estalló una polémica similar en Tartu (Estonia) después de que dos poetas ucranianas se negaran a participar en un festival literario porque Linor Goralik, un famoso autor ruso, había sido invitado.

“Los crímenes de guerra en Ucrania se perpetran en nombre de la cultura rusa”, dijo la poeta ucraniana Olena Huseinova para explicar su negativa a intervenir en el festival. “Si yo fuera una representante de la cultura rusa, no encontraría fuerzas para hablar, estaría demasiado avergonzada”, añade la artista, que huyó de Kiev en febrero de 2022 sin nada más que la ropa que llevaba puesta.

¿Boicot?

Estos desacuerdos ilustran lo difícil que es para las organizaciones internacionales mostrar su apoyo a Ucrania y al mismo tiempo colaborar con los disidentes rusos. Mientras muchos artistas han huido de Rusia, otros se han quedado, siguen expresando su oposición y se enfrentan a acoso, amenazas y detenciones.

Tras la invasión de Ucrania en febrero de 2022, Suzanne Nossel hizo un llamamiento al boicot indiscriminado de la cultura rusa. En el Wall Street Journal, escribió:

Los diálogos culturales con rusos de mentalidad independiente son esenciales para iluminar la crisis actual y encontrar formas de superarla.

Para Georgy Urushadze, ex director del principal premio literario ruso y ahora fugitivo de Rusia, también es su deber “publicar libros que capten la tristeza de la realidad rusa”. Insiste: “Esto es importante ahora y lo será para los historiadores en el futuro”.

En este contexto, ¿cómo puede plantearse un diálogo entre artistas ucranianos y rusos, incluso después del final de la guerra? Para Volodymyr Yermolenko, Presidente de Pen Ukraine, esto dependerá de que “haya un proceso de arrepentimiento, de verdadero arrepentimiento”.

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