Hay tantas cosas de las que podríamos hablar con respecto a Bojack Horseman, que es difícil concentrarse en solo una de ellas. El show animado para adultos, creado por Raphael Matthew Bob-Waksberg y puesta al aire en Netflix en 2014, se ha convertido en uno de los programas animados más importantes en la historia, pues, además de la gran historia y el destacado guión, así como el estilo de animación, ha puesto sobre la mesa una inteligente sátira sobre el frívolo y maquiavélico mundo de Hollywood que no sabíamos que necesitábamos ver.

Puede ser que el estilo antropomorfizado y el desconocido mundo de la fama y el exceso hedonista que late en el corazón de California nos permita, en un principio, hacernos sentir como espectadores  lejanos; sin embargo, el tino de este programa está en que la espina dorsal de la historia es la filosofía nihilista a la que, como a BoJack, a nosotros también nos orilla a la sociedad como individuos.

La genialidad de bojack

Una caricatura aparentemente superficial, una comedia llena de ese humor gringo tan formulaico que ya se ha vuelto cansado. BoJack nos toma desprevenidos para, siguiendo esa línea de comedia insípida, llevarnos a una oscuridad profunda que, generalmente, cuando queremos consumir contenido en Netflix, no buscamos afrontar o siquiera asimilar su existencia.

BoJack, entre los elementos que menciono, se caracteriza por el hecho de contar, como cualquier sitcom famoso, con invitados especiales en sus episodios, a quienes caricaturizan y después invitan como voces. Esto era casi indispensable al ser un programa cuyo clímax es precisamente la vida en Hollywood; sus percances y ventajas. Además de las invitaciones, de manera menos directa, se hacen múltiples referencias al mundo del arte, sólo que requieren una mirada mucho más aguda al aparecer piezas ligeramente cambiadas o al estar no necesariamente en los lugares más obvios. 

Es así que podemos afirmar algo: Los creadores de BoJack son aficionados a prestarle atención a los detalles.

Detengámonos, pues, en esos detalles específicamente enfocados en las piezas de arte que los creadores de este triste, reflexivo y potente show, nos dejan en algunos capítulos. Y antes de desplegarlos, quisiera agregar otro dato que a mí me sorprende con respecto a las piezas que aparecen en el programa, y es que los cuadros, esculturas o piezas en general no suelen aparecer sin un simbolismo detrás, ya sea que este se encuentre en el contenido mismo del cuadro y en la interpretación mundial que se le ha atribuido a los autores y a las piezas, o en la manera en la que esas piezas se relacionan con los personajes y los episodios.

Keith Haring

Es claro que BoJack, en sus años de Horsing Around era un completo fanático del famoso pintor, pues vemos varias de sus pinturas alrededor del departamento del caballo antropomorfizado. El pintor de la década de los ochentas, era conocido por el lenguaje visual que creó a través de su muy específica manera de ilustrar. Es interesante que, en casos como estos, es obvio que se busca integrar a ciertos artistas y sus piezas para remarcar un periodo específico en el tiempo, pues únicamente cuando vemos recuerdos de BoJack en sus primeros años como actor multimillonario, en las décadas de los ochentas y noventas, es que vemos estos cuadros colgados en su sala. 

jean-michel Basquiat

Tomando en cuenta que acabo de hablar de Haring, me pareció que sería buena idea conectarlo con nuestro siguiente artista referenciado en el show, puesto que además de combinar con la época, nos sirve para hacer énfasis en lo que mencionaba que tanto me gusta; los detalles. Y es que los cuadros de Basquiat aparecen por primera vez en nada más y nada menos que la oficina de Herb, el ex compañero de trabajo y mejor amigo de Bojack Horseman. Es así que a través de los cuadros que estos personajes mantienen en el espacio que más frecuentaban, se vuelve una referencia fuerte a la amistad que los artistas Haring y Basquiat tenían a través de la que Bojack y Herb también compartían. Otro dato curioso es que tanto Haring como Basquiat fueron importantes en el movimiento homosexual,  antiracista, anticolonialista y contra el SIDA, enfermedad que termina por matar a Herb.

paul cezanne

El pintor posimpresionista francés, también tiene una breve aparición en la serie con uno de sus clásicos bodegones de manzans, sin embargo, los productores del show se encargan de contextualizarlo, pues al ser un cuadro colgado en la habitación de Mr. Peanutbutter, deciden agregar dos elementos importantes en su vida diaria: papel periódico y unas sandalias, cosas que a los perros les gusta mordisquear.

gustave klimt

Por supuesto que al menos una de las icónicas pinturas de este artista tenía que aparecer en algún momento del show. El momento en el que vemos la famosísima pintura del beso es uno simbólico, pues es visto por Diane cuando ese beso, ese momento de intimidad y seguridad con tu pareja, es aquello que no alcanza a tener con Mr. Peanutbutter.

John Everett Millais

Otro del los símbolos importantes durante la serie es cuando aparece la pintura de Ofelia, pues está colgada en la mansión de Sarah Lynn, personaje que, como la mujer de la pintura, se ahoga poco a poco en una vida de fama que ella nunca quiso hasta terminar muerta.

David Hockney

Esta es una de las pinturas más destacadas dentro de la serie animada, pues es una de las más explícitas, además de que en un capítulo en el que BoJack tiene un viaje de múltiples drogas, se imagina a sí mismo viéndose nadar sin poder salir de la piscina.

Visited 1 times, 1 visit(s) today

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Close Search Window