El lujo silencioso como… ¿forma de estatus? ¿O como forma de represión?

Columna por Rossebanks

“El «lujo silencioso» hace referencia a esas prendas de alta calidad y firmas de lujo pero que no cuentan con ningún logo o detalle característico que haga evidente la firma a la que pertenecen”.


Hace un par de artículos dentro de esta columna se habló de la logomania, en donde se habla acerca de la tendencia a usar logos de forma grande o repetitiva para lograr un estatus: al igual que su contraparte usa diseños discretos para denotar el lujo, pero únicamente entre las personas que saben este concepto. Algo que se ha debatido en varias ocasiones con fashion people dedicadas al rubro es si esta deja espacio para un estilo personal o en sí mismo es un estilo propio, ya que se caracteriza por ciertas cuestiones estéticas y parece ser un poco complicado expresar en la actualidad una identidad dentro de las prendas.

Descifrando la finalidad de la moda

Aunque se crea que la moda llegó a nuestras vidas para implementar un sistema capitalista y que su único uso en receptores y receptoras es ser consumida y aparentar, la realidad es que la moda ha podido actuar en ciertas situaciones como una forma de hablar y representar las diferentes realidades de las personas. Y aunque esto sea una definición o tenga un fin concreto de forma propia e individual, no se puede a ciencia cierta delimitar la misma acción de vestirse o calzarse: este tema ha sido bastante debatido porque en su sentido más amplio, es un fenómeno cultural que va más allá de simplemente una vestimenta visual. Tiene la característica de ser propio: el estilo individual se conforma junto con las tendencias implementadas dentro del contexto donde nace la manera en que las personas se visten y se presentan en un momento y lugar específicos. 

Una prenda va más allá de ser una prenda, como se ha hablado anteriormente, es una forma de autoexpresión y a la vez de colectividad, es una forma de jugar con la personalidad propia y con la percepción ajena hacia uno mismo, es identidad. No es que el arte haya comenzado una guerra y la moda mucho menos, pero claro que refleja la situación que vive una persona, brinda a la sociedad prejuicios con base en la información recabada visualmente y conecta con más personas.

Bajo este ángulo, es donde entra la reflexión sobre el estilo del lujo silencioso, que, primero debe tener sentido para todas las personas entrando en contexto, lo que es explicar las características propias de esta tendencia tan atemporal. Un ejemplo es la definición de Harper’s Bazaar en un artículo escrito en enero de este año: 

El «lujo silencioso» hace referencia a esas prendas de alta calidad y firmas de lujo pero que no cuentan con ningún logo o detalle característico que haga evidente la firma a la que pertenecen. En definitiva, se trata de prendas que no tienen pretensiones de ser ostentosas, sino que pasan más bien desapercibidas salvo para los expertos en moda.

Contemplando esto, podemos entender que es un estilo de categoría “minimalista”, en donde entre más sobrio es un atuendo, mejor se considera que fue ejecutado, entonces, entre menos accesorios (si se usan son pocos y normalmente en tonos plata y oro), colores llamativos y prendas que salgan de los básicos, es un estilo más apegado a la idea. Pero entonces, si ya se definió que un atuendo puede llegar a ser un reflejo de la persona, su cultura y las ideologías que muestra dentro de los accesorios, los distintivos que puede llevar un outfit y las diversas combinaciones dentro y fuera de un círculo cromático, jugando con la forma de la silueta y las prendas, ¿cómo se logra conectar a través de este tipo de atuendos con otra persona y con sí?

No es que sea imposible que estas personas puedan identificar y conectarse con más seres humanos, sin embargo la premisa de este dilema, va más allá de cómo este estilo puede frenar eso de lo que presuntamente carecen estos estilos: creatividad. Es algo obviado el decir que es un estilo a leguas muy profesional, sustentable y que no necesariamente tiene que ser costoso, pero ¿cómo se aborda en un día a día sin la necesidad de la formalidad? 

Entonces, siguiendo este hilo, podemos compararlos sin entender que ni un estilo tan sobrio ni un estilo tan customizable es mejor que el otro, porque “de la moda, lo que te acomoda” y lo que a cada persona le haga sentir identificada, sin embargo, ¿cómo se encuentra el punto medio entre el estilo de alguien más y el propio?

Sobre el estilo personal y la inspiración de otros

El estilo personal, como en su nombre se refleja, es eso, algo totalmente personal e intransferible; toma información de la vida cotidiana, el contexto, los gustos y una combinación de todo lo que es esa persona, y todo esto en conjunto integra lo que viste, escucha y consume en todos los aspectos. Este estilo es una manera tan única en que una persona elige presentarse a través de su vestimenta y apariencia, a esto se le considera una expresión auténtica de la identidad y la personalidad de cada individuo, reflejando sus preferencias en colores, patrones, siluetas y detalles (hablando de la moda). 

A través de esto, el estilo personal se convierte en una forma de comunicar quién es cada individuo y cómo se siente, mientras se equilibra la originalidad con la comodidad y la confianza en las elecciones del día a día. Cada persona (en especial las celebridades) tienen un estilo característico, y además de que eso forma parte de una marca personal que sirve en marketing, al desarrollarla, se es fiel a lo que cada persona representa. 

Un caso de lujo silencioso del que se habla mucho en hombres es Steve Jobs. Él tuvo muy definido su estilo bajo camisetas de algodón negras y jeans de mezclilla, es así como se le nota controlado con la situación, esto por poner un ejemplo; y aunque muchas personas lo usen de referencia, la verdad es que no todos y todas tienen los ideales de desarrollar productos y dedicarse a los negocios.

Se puede usar o replicar las vestimentas que usa este creador, sin embargo, una persona dedicada al marketing o a las artes pierde cierta credibilidad por los juicios mencionados, además que las personas buscan o esperan creatividad y excentricidad de estos oficios y quienes los practican. Entonces, si hay un artista que desea tener este estilo por verse elegante en vez de usarlo para reflejar su creatividad, es una forma de auto represión y autocensura.

Es aquí donde cada persona puede cuestionarse qué es lo que le gusta y disgusta, consumir creadores de contenido y celebridades acorde a los gustos personales (más allá de la admiración por alguien), porque mutilar esa parte del gusto personal por aparentar o querer tener un feed aesthetic en Instagram o en cualquier red social puede ser contraproducente, bien se dice que no hay peor censura que la autocensura… 

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