El Museo Británico pide disculpas a traductora tras polémica sobre derechos de autor


La institución dice que se omitió el crédito de la traducción de la poesía de Yilin Wang debido a un “error humano involuntario”.


El Museo Británico ha pedido disculpas a la escritora chino-canadiense Yilin Wang por haber utilizado sus traducciones en su exposición temporal, China’s Hidden Century (El siglo oculto de China), sin citar su autoría.

En un comunicado emitido esta semana, el museo afirma que los permisos y el reconocimiento de las traducciones se omitieron inadvertidamente debido a un “error humano involuntario”.

Los paneles en los que aparecía un poema traducido de la feminista china del siglo XIX Qiu Jin fueron retirados de la exposición esta semana después de que Wang criticara al museo en Twitter por no haberse puesto en contacto con ella para pedirle permiso o citar su obra.

Wang, escritora, traductora y editora afincada en Vancouver, explicó que una sola traducción de la poesía de Jin puede llevar entre una semana y dos meses, además de una investigación de fondo adicional.

Cuando roban mis traducciones, me están robando todo ese conocimiento y experiencia, afirmó Wang.

El Museo Británico ha pedido disculpas a Wang y le ha ofrecido una compensación económica por el periodo en que las traducciones aparecieron en la exposición, así como por el uso continuado de las citas en el catálogo de la muestra.

Desde entonces, la institución se ha puesto en contacto con los propietarios de los derechos y, en su comunicado del jueves, afirma que “se toma muy en serio los permisos de copyright”.

Hacemos todo lo posible por ponernos en contacto con los propietarios de los derechos sobre textos, imágenes, medios impresos y digitales. Este fue un proyecto particularmente complicado y reconocemos que cometimos un error involuntario y no cumplimos con nuestros estándares habituales, dijo.

Para Wang y sus colegas del mundo de la traducción y la edición, este incidente pone de relieve el problema más general y antiguo de que el trabajo de los traductores quede oculto o sin acreditar.

En los últimos años ha cobrado fuerza una campaña en las redes sociales conocida como #NameTheTranslator, que anima a editores, educadores y críticos a nombrar a los traductores junto a los autores originales de las obras literarias.

“Sin traductores, este tipo de obras no serían accesibles”, afirma Wang, quien añade que las obras traducidas sólo representan una pequeña minoría de los libros publicados en Estados Unidos. “Esto es especialmente malo para las traductoras y las poetisas”.

La falta de crédito también socava el trabajo y la experiencia necesarios para una traducción eficaz, dicen muchos traductores. No es tan sencillo como pasar un texto por Google Translate, sino que una buena traducción depende de habilidades, pericia y oficio que pueden tardar años en formarse.

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