Se inaugura la 31ª edición del festival dedicado al cine latinoamericano, que pretende mostrar las paradojas del país que, el domingo, vivirá la primera vuelta de unas históricas elecciones presidenciales.


Los cineastas brasileños, presentes esta semana en el 31º Festival de América Latina de Biarritz, esperan que la primera vuelta de las elecciones presidenciales del próximo domingo “ponga por fin” la era Bolsonaro.

Para el bicentenario del gigante sudamericano, que se independizó de Portugal en 1822, el festival ha optado por dar carta blanca a Kléber Mendonça Filho (53 años), que ha ganado varios premios en Cannes.

El oriundo de Recife, en el noreste del país, que ganó el Premio del Jurado en 2019 por su película Bacurau, presenta en Biarritz “toda la asimetría de Brasil”, “su belleza, su fealdad, su confusión” a través de 10 largometrajes y 14 cortometrajes.

Sin olvidar “su violencia política”, traducida por la “intolerancia normalizada” desde la llegada al poder, en 2018, del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, considera. “Se han legalizado un millón de armas de fuego y cada ciudadano puede tener hasta siete armas en su casa”, se atraganta el cineasta.

En julio, un representante local del Partido de los Trabajadores (PT) del ex presidente y candidato Luiz Inacio Lula da Silva fue asesinado a tiros por un policía pro-Bolsonaro. A principios de septiembre, un partidario del presidente brasileño mató a un simpatizante de Lula con 15 golpes de hacha durante una disputa política.

Mientras tanto, hay miedo de usar símbolos o mostrar efigies”, dice Mendonça Filho, muy crítico con Bolsonaro, “cuya gran obra ha sido normalizar la estupidez”. Su victoria es “imposible”, se niega a creer el director.

“País de un futuro no deseado”

Los últimos sondeos brasileños atribuyen a Luiz Inácio Lula da Silva el 47% de las intenciones de voto, frente al 33% de Jair Bolsonaro. “Los partidarios del actual presidente están en una dimensión paralela y espero que con su derrota vuelva algún sentido de la realidad”, continúa el director del Aquarius. “¿Despertará esta gente o entrará en una cueva aún más profunda?” Filipe Galvon, invitado a Biarritz por su último cortometraje, Next Year in Tulle, teme “una nueva desilusión”.

Incluso si Lula ganara, “no ve cómo vamos a salir del bolsonarismo”, marcado por el advenimiento de una “verdad alternativa” y una “conspiración industrializada”. Para él, su país, lejos de ser un lugar “exótico”, “sigue siendo una muestra saturada de lo que puede ocurrir en una democracia occidental”.

En su cortometraje, el brasileño que vive en Francia desde 2013, ilustra una “sensación de déjà vu” experimentada en 2018, cuando se encontraba en los Campos Elíseos de París durante una movilización de los Chalecos Amarillos. “Fue muy similar a las protestas de 2013 en Brasil, que comenzaron por el aumento del coste del transporte”, antes de extenderse al alto coste de la vida.

Expatriado, Filipe Galvon no prevé volver a su país natal, un Brasil que “sería el país de un futuro indeseable”, por el que “hay que hacer un poco de luto”.

Espero una victoria de Lula, me lleva a votar sin ninguna duda, pero me temo que será sólo un soplo de aire fresco para preparar la lucha de los próximos años, continúa. Y, concluye Kléber Mendonça Filho: Tendremos que reconstruir lo que es la moral y la ciudadanía brasileñas.

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