En Egipto, la estatuilla de una esfinge sonriente es descubierta en una tumba


Desenterrada cerca del templo de Hathor en Denderah, se cree que la escultura representa al emperador romano Claudio y que data de mediados del siglo I.


El rostro que emergió de las arenas de Egipto, cerca de Denderah, tenía un aspecto sorprendente. Una media sonrisa flanqueada por hoyuelos recortaba la plácida cabeza ataviada con el Nemes, el tocado de los faraones, que había sido desenterrado en los últimos días de una excavación arqueológica. Era un llamativo contraste con el habitual estilo hierático y frío de la estatuaria egipcia. Bajo la cabeza, los investigadores descubrieron los restos de una estatua de esfinge, esculpida en un bloque de piedra caliza. La estatua podría representar al emperador romano Claudio, que estuvo en el poder entre los años 41 y 54, según informó el lunes el Ministerio egipcio de Turismo y Antigüedades.

Según las autoridades, la esfinge sonriente fue hallada cerca del templo de Hathor en Denderah, a unos 50 kilómetros al norte de Luxor, donde se descubrió el Zodiaco del mismo nombre, uno de los tesoros más importantes de las colecciones egipcias del Museo del Louvre. La estatuilla se encontró en “una pila bizantina dentro de una tumba de dos pisos” junto a una “estela romana grabada en demótico y jeroglífico”. El estudio epigráfico de las inscripciones podría confirmar la identidad exacta del emperador representado por la esfinge, que el equipo egipcio encargado de las excavaciones identifica por el momento como Claudio, debido a algunos detalles estilísticos.

Estrategia turística

El Zodíaco de Denderah llegó a París cuando, en 1820, el prefecto francés Sébastien Louis Saulnier envió un equipo para dinamitar el bajorrelieve. La representación del cielo, de 2.5 metros de altura y anchura, cuelga de un techo del Louvre desde 1922, mientras que una copia de yeso la sustituye en Denderah. Su devolución ha sido reclamada por Egipto desde hace varios años.

En los últimos meses, las autoridades arqueológicas egipcias han presentado varios descubrimientos importantes, principalmente en la necrópolis de Saqqara, cerca de El Cairo -donde se encuentra la Pirámide Escalonada del rey Djoser-, pero también en la meseta de Guiza, donde se encuentra la Gran Pirámide de Keops, la última de las siete maravillas del mundo antiguo que sigue en pie. El pasado jueves, El Cairo anunció que había explorado un corredor de nueve metros de largo que había permanecido oculto durante más de cuatro milenios en el interior del monumento.

Más al sur, en Luxor, la Tebas de los faraones, se desenterraron recientemente los restos de “toda una ciudad romana” de los primeros siglos de nuestra era. Para algunos expertos, estos anuncios son más políticos y económicos que científicos. Sumido en una grave crisis económica, este país de casi 105 millones de habitantes cuenta con el turismo para sanear sus finanzas. El gobierno egipcio espera superar la barrera de los 30 millones de turistas anuales en 2028. Antes de la crisis de Covid-19, una media de 13 millones de visitantes acudían cada año al país de los faraones.

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