La instalación East-West/West-East del artista contemporáneo estadounidense, un conjunto de cuatro piezas de acero oxidado de más de 14 metros de altura, situada a 70 km de Doha, se encuentra aislada y sólo es accesible en vehículos 4×4.


Arena hasta donde alcanza la vista y, repentinamente… torres oscuras que parecen emerger del suelo. Para ver la obra del artista estadounidense Richard Serra en el desierto de Qatar, el visitante debe ser tan curioso como endiabladamente motivado.

Situada a 70 km de la capital, Doha, la instalación se denomina East-West/West-East, y consta de cuatro torres de acero oxidadas, de más de 14 metros de altura cada una, que se extienden a lo largo de un kilómetro.

Esta parte del desierto de la reserva natural de Brouq, conocida por sus impresionantes paisajes, se encuentra aislada y sólo es accesible en 4×4. “Hay pocas señales que indiquen el lugar y no es raro quedarse atascado en la arena”, dice Firas, un sirio que trabaja como guía turístico en Qatar desde 2006. Por no hablar de la temperatura, que puede alcanzar los 50 grados centígrados, y que puede desanimar incluso al más ardiente amante del arte contemporáneo.

Abdulrahman Al Ishaq, director de arte público de los Museos de Qatar, institución pública encargada de gestionar los museos, admite que no es fácil ir a ver la instalación del famoso artista estadounidense. Pero compara el viaje para llegar hasta allí con “una peregrinación”. “El descubrimiento de la obra de arte comienza con el viaje”, dice.

La obra de Richard Serra es un ejemplo de la enorme inversión de Qatar en arte, una tendencia que se acelera en el período previo a la Copa del Mundo, cuando los aficionados al futbol pueden buscar actividades entre los partidos. El país se prepara para acoger a más de un millón de personas para el evento, que comienza el 20 de noviembre.

Una instalación vandalizada

Mientras tanto, la obra del artista estadounidense recibe poca publicidad, y en el lugar, los guardias de seguridad encargados de vigilar la obra las 24 horas del día se encuentran a menudo solos. “En los días de mayor afluencia, podemos tener un centenar de personas”, dice uno de ellos.

Richard Serra, de 83 años, es uno de los escultores estadounidenses vivos más conocidos. Sus creaciones pesan toneladas y se exponen en todo el mundo. El escultor recibió el encargo de instalar sus bloques en el desierto por parte de Sheikha Al-Mayassa Al-Thani, hermana del Emir de Qatar y presidenta de los Museos de Qatar.

Su trabajo ha sido vigilado de cerca por los guardias de seguridad desde los actos de vandalismo de 2020 y 2021, que se saldaron con la detención de al menos seis personas. Abdulrahman Al Ishaq lamenta que la limpieza haya sido “costosa”. “Lo ideal es no tocar una obra de arte de este tipo porque se oxidará de forma natural con el paso del tiempo”, afirma.

Más de 40 obras de arte se exponen actualmente en Qatar, al aire libre, en parques o en hoteles, incluida una escultura de 4.25 metros de un gallo azul de la escultora alemana Katharina Fritsch.

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