Entrevista: Abraham Jiménez

“he estado en esta relación de abrir más mis caminos de exploración, pero siempre teniendo muy claro lo que quiero decir específicamente en cada pieza y que esa técnica está ligada con lo que quiero decir”


Abraham Jiménez es un artista plástico nacido en la Ciudad de México en 1977, es egresado de la licenciatura en Diseño Gráfico por la Universidad Iberoamericana y se especializó en Arte Contemporáneo en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Actualmente es colaborador en TACO (Taller de Arte Contemporáneo), espacio dedicado a la formación, reflexión y práctica artística. Ha participado en innumerables exposiciones colectivas en México, Estados Unidos, Canadá, España y Sudáfrica. Su trabajo se ha presentado en diversas ferias de arte internacionales de alto prestigio como Art Miami o Zona Maco. En mayo de 2018, expuso por primera vez en Portugal participando en la primera edición de JustLX Contemporary Art Fair, hoy frente al confinamiento social, fue invitado a participar en la exposición colectiva B-Local, en el Centre d’Art Urba, en Barcelona España. Su obra forma parte de Acervos como lo es el Museo de Arte Contemporáneo Morelia, Michoacán, México, la Galería de Arte Contemporáneo Libertad, Ciudad de Querétaro, y la Colección Grupo Milenio.

Abraham nos abrió las puertas de su estudio para hablar sobre su proceso creativo y la forma en la
que su trabajo se ha transformado a partir de la experimentación temática y técnica.


Natalia Contreras:

¿Podrías hablarnos un poco de cómo funciona tu proceso creativo?


Abraham Jiménez:

Básicamente trabajo por series y cada serie por lo regular está definida como un personaje ficticio, y a partir de ese personaje ficticio es que voy desarrollando la serie. Las series son narrativas no lineales, no hay un principio ni un fin, cada cuadro te puede contar una historia o te puede decir algo. La serie en su conjunto tiene una lectura. Como pinto muy lento, muchas veces me aburro de una serie, entonces voy saltando de una serie a otra. Muchas veces las nuevas series tienen cambios en el color o en las escalas…entonces las retomo con ligeras variaciones con relación a mis inquietudes momentáneas. Por ejemplo, en esta (fig.1), los colores son mucho más vibrantes, antes la paleta estaba más cerrada, era un poco más solemne. Ha sido como de alguna manera ir complementando todo lo que estoy haciendo.

En la pintura regresé al origen y de repente me puse a hacer ciertos dibujos, no tan pretenciosos como mis pinturas, porque las pinturas ya son como una pretensión mayor. Pero estos son dibujos, a mi forma de ver, son más honestos, con un proceso más inmediato y es interesante el pasar de la pintura a gran escala al dibujo, y a su vez, del dibujo he pasado al monotipo. Las series me han dotado para sacar elementos de los cuadros y llevarlos a otras técnicas como el dibujo o la cerámica. Básicamente ahora estoy en eso y también empecé a hacer video y videos como muy cortitos, en un inicio eran para anunciar las series y después se convirtieron ya en videos que ya son un elemento propio. Yo creo que ahorita he estado en esta relación de abrir más mis caminos de exploración, pero siempre teniendo muy claro lo que quiero decir específicamente en cada pieza y que esa técnica está ligada con lo que quiero decir.

NC:

En la pintura empezaste a explorar el tema de los personajes y veo que hay elementos constantes, por ejemplo, el zapato del payaso ¿Por qué ese objeto?


AJ:

Fíjate que era bien interesante porque, así como decía que muchas veces iniciaba la serie con un personaje, a veces también partían de un objeto. Me acuerdo de que había una serie que se llamaba “el postre” y el elemento principal era ese postrecito, me acuerdo de que fui a la panadería y vi esta parte estética del postre y me llamó mucho la atención, el chocolate que se derretía, la fresa… y fue como ¡Ah! Y de ahí partí para hacer la serie y con el tenis de payaso fue lo mismo, cuando vi el tenis dije, está increíble. Fui y lo compré, lo tuve guardado y dije en algún momento lo va a usar uno de mis personajes. Y cuando me lo replantee y dije qué quiero hacer pensé en esta idea de objeto ornamental con la cerámica y sentí que estaría bien hacer el tenis del payaso. Que hubo una cuestión interesante en cuanto a la técnica ya que cuando se horneó, se redujo, lo que fue una cosa que me llamó la atención porque el tenis es muy grande y yo realmente no contemplaba que se iba a reducir.

De una cosa he brincado a la otra, hasta de repente meterme en la morfología del tenis, que de repente el tenis era como estable y yo lo he ido como doblando y modificando hasta que pierda su propia forma. Hay elementos que me gustan mucho, por ejemplo, las pantuflas del Bugs Bunny (señala otro cuadro) que no sé si en algún momento las vaya a llevar a la tridimensión.

NC:

En esta pieza está el tema político, el cual no había visto en otras piezas tuyas…

AJ:

Pasó algo muy interesante ahí, yo para un proyecto de una feria en Londres, que básicamente en esa feria lo que se quería presentar era una pieza política que tuviera que ver con el país. Al final no fui a la feria, pero sí hice el cuadro y dije “tiene que tener mi estilo característico” y habían dos cosas que me interesaban mucho, la caricatura política, que desde niño me gustaba ver en los periódicos y la otra cosa que me interesaban eran las máscaras. Entonces al final compré unas máscaras de unos políticos e hice ese primer cuadro, y ese cuadro me lo compró un coleccionista y después ese mismo coleccionista me pidió toda la serie. La idea es completar a todos los presidentes que hemos tenido en México y hacer un cuadro de cada presidente con esta cuestión más juguetona y lúdica, a veces hasta irrespetuosa, como con la caricatura política con la que tienes ese chance, y sobre todo con esa apertura de no tener un límite, de trabajarlo desde mi percepción de ese presidente.

NC:

En tu obra veo el hilo conductor de lo lúdico, que por un lado está este tema de que no nos das el significado digerido, hay mucho espacio a la interpretación…

AJ:

Yo creo que algo que me gusta mucho es el humor, de repente creo que le rompes esa solemnidad a la pieza que a veces todo el mundo cree que el arte tiene que ser muy solemne y no creo que deba ser así. Creo que a veces el meterle humor hace que la obra conecte con el otro. Entonces cuando alguien ve y reconoce por ejemplo esa iconografía infantil o de repente le causa
una sonrisa, o se ofende, me gusta causar eso en el espectador. Hay algo interesante, ves un tipo de técnica muy obsesiva en la pintura y hasta con cierta seriedad que contrasta con el tema que ya no es serio y se genera una contradicción y un cruce de significados que a mí me gusta mucho, porque hasta un niño lo puede ver y decir “¡Ah mira! Ahí está el Bugs Bunny” pero está en otra situación, y ahí es cuando encuentran relaciones y tú ya escarbas en tu propia psique qué es lo que estás interpretando con la pieza.

NC:

Utilizas muchos elementos de la cultura pop que tienen esta parte que juega con lo perturbador, sin necesidad de que sean imágenes violentas, se crea un juego narrativo con el espectador.

AJ:

A mí me gusta del arte ese misterio, esa duda… Lo reconoces y dices “en el fondo hay algo más…”. Me acuerdo mucho de la serie del postre, en la que el postre está intacto y los niños están muertos o están dormidos, no sabes, pero te preguntas por qué se derrumbaron si el postre está intacto. Mi trabajo viene mucho del teatro infantil, el circo, el cine de ficción y el cine de misterio, entonces yo todo eso lo quería llevar a mis pinturas y muchas veces me han dicho que mi trabajo se vuelve muy cinematográfico.

NC:

Justamente es lo que te iba a decir, que tiene una carga muy cinematográfica, hasta por el tratamiento de la luz la pintura te invita a imaginar una escena

AJ:

Exactamente, parece un still ahí detenido en la pintura, hecho con pintura. También tiene que ver cuando cambias de escala, me gusta mucho hacer esos juegos, como cuando el cuadro es muy grande y te abraza y también cuando el cuadro es muy pequeñito. Sobre todo, en la pintura de escena a mí es algo que me gusta, que viene mucho de la Historia del arte cuando todos estos pintores clásicos pintaban escenas, y eso es algo que a mí hasta la fecha todavía me sigue pulsando. Hacer una escena, crear una escena, ya sea muy teatral, muy cinematográfica, pero al final es el género de la escena de ficción llevado a la pintura hasta el mismo retrato del propio personaje.

NC:

Otro personaje recurrente en tu obra es el simio ¿Cómo llegó ese personaje?

AJ:

Fíjate que mi hermano me regaló el traje, porque él veía que voy comprando muchas cosas, las veo, las compro y las guardo y no sé cuándo las voy a utilizar, no sé en qué momento me va a botar la idea. Entonces yo tenía el traje, lo tenía ahí guardado y en algún momento pasé por una situación de pareja difícil y me acordaba mucho de estas películas como King Kong, El planeta de los Simios, toda esta cuestión muy de ficción mientras yo pensaba en la relación de pareja donde este hombre era un ser poco evolucionado junto a una mujer muy sofisticada, entonces tenía esta relación de pugna y poder donde el hombre es un simio, poco evolucionado y muy animal y esta mujer con sus lentes. Es padre porque en ese juego a veces es la mujer la que está tirada y a veces el simio la está contemplando y en otros momentos se invierten los papeles.

Era algo que me gustaba porque el que tenía el poder sobre lo que pasaba era yo, y creo que es este juego de cambios de roles, esta cuestión de la evolución del hombre que me parece también pertinente en este contexto de conceptos de feminismo y de machismo, se me hacía muy importante ponerlo, el cómo observas al otro. En esta cuestión evolutiva ponerlo en un grabado, el simio que quedó ahí grabado en un espacio donde se detiene la evolución de alguien, lo interesante es que hay una cosa que yo me planteaba, había dos artistas que me estaba planteando, uno era Joseph Beuys con el traje de fieltro y yo colgué mi traje de peluche y el otro era Yves Klein con estas mujeres desnudas impresas en la tela y ahora yo con mi traje de chango y es chistoso porque el chango está desnudo pero no lo está porque es un traje y me encantaba este giro de ideas sobre este mismo concepto, y se hizo un grabado de gran escala que es como si fueras al museo de historia natural y te topas con esto que en realidad tiene esta cuestión de humor porque es un traje.


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