La influencia de la literatura clásica en la literatura y el cine

Columna por: Celeste Espinosa

“Si bien el viaje de Ulises pasa por muchos momentos verdaderamente épicos, la estructura narrativa de inicio, aventuras y desenlace se ha imitado infinidad de veces.”


La literatura como materia escolar fue uno de los grandes conflictos que tuve durante mi educación básica, siempre me provocó mucho tedio tener que leer por obligación obras que en ese momento me parecían aburridisimas, un ejemplo de ello era que por algún motivo les parecía sensato ponernos a leer los clásicos, recuerdo que cuando comencé a leer la edición más corta de la Ilíada que encontré y no entender absolutamente nada, no sólo porque no despertaba mi interés, sino porque, además, la forma en que hablaban de la obra mis maestrxs, con tanta vehemencia, admiración, como si se tratara de algo imprescindible que al mismo tiempo era imposible de entender en su totalidad me parecía absurda. 

Don Quijote y Sancho Panza, Cesare Detti (c. 1914)

Con esa experiencia me distancié por completo de todo lo que fuera llamado clásico, tal vez un poco por el instinto joven de desdeñar todo lo que consideramos antigüo y no fue hasta la universidad que volví a encontrarme con esas obras. En esa ocasión el acercamiento fue diferente, mi interés en la literatura me había llevado a estudiarla como profesión y la lectura de los clásicos pasaba a ser una parte fundamental de mi preparación, así que, definitivamente tenía la mente más abierta y quedé sorprendida. 

El motivo principal por el que me impactó leer de primera mano textos que iban desde la Ilíada, la Odisea, Las Metamorfosis, sin dejar de lado los clásicos españoles de los que no se escapa El Mio Cid y el Quijote fue que encontré muchas similitudes con todo tipo de cosas, desde otros textos y su estructura narrativa o los temas que abordaban, hasta el cine y la música, ni qué decir con las artes plásticas. Leer estos textos fue como encontrarme con las referencias de un montón de obras que me gustaban o intrigaban, en mi caso, se asemejó con leer la obra después de ver la película. Es por ello que por este inminente regreso a clases, me parece adecuado compartir los textos más referenciados en la literatura, el cine y la música actual

En primer lugar, no puedo dejar de lado una de las obras que más impacto me generó, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, y de esta obra podemos identificar uno de los recursos que más se van a ver a lo largo de la historia de la literatura: Sancho Panza. Si bien no será precisamente esta obra la que origina la figura del compinche, sí marcó una pauta para lo que en el futuro serán los acompañantes de los protagonistas y basta con su presentación para entender por qué se convertirá la fórmula:

Quince días estuvo don Quijote en casa muy sosegado, sin dar muestra de querer

segundar sus primeros devaneos. Entonces solicitó a un labrador vecino suyo, hombre

de bien —si es que este título se puede dar al que es pobre—, pero de muy poca sal

en la mollera. Y tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió una isla de la que ser

gobernador, que con estas promesas y otras tales, Sancho Panza, que así se llamaba el

labrador, dejó a su mujer e hijos y pasó a ser escudero de su vecino. 

Sancho Panza se consagró como el compinche bonachón, con carácter un tanto tempestuoso que no sabe manejar muy bien las aventuras a las que se enfrenta, sin embargo demuestra lealtad a la hora de seguir al protagonista a lo largo de sus travesías, lo que llama Vladimir Propp como el auxiliar. ¿Suena familiar? Es un personaje que podemos empatar fácilmente con figuras como Ron Weasley de la saga de Harry Potter, Sam Gamyi del Señor de Los Anillos, vaya, será incluso en series animadas será cotidiana. 

Otra de las obras más referenciada por las tramas actuales será la Odisea, que desde la poesía épica, dónde Ulises emprende un viaje para participar en la guerra de Troya, sin embargo, un conjunto de eventos le impiden volver a Ítaca, dónde su esposa Penélope lo espera, de esta forma un viaje que debía tomar unos meses, se convierte en un viaje de 20 años dónde el protagonista emprende aventuras siempre con el objetivo muy claro: volver a su hogar con su familia. Es una premisa familiar, ¿cierto? 

No way down, Ted Nasmith (Frodo y Sam no encuentran el camino para descender, en Emyn Muil)

Si bien el viaje de Ulises pasa por muchos momentos verdaderamente épicos, la estructura narrativa de inicio, aventuras y desenlace se ha imitado infinidad de veces. En la Odisea, el protagonista se enfrenta con vicisitudes tales como las sirenas, los cíclopes, los gigantes Lestrigones y muchas adversidades más provocadas en gran medida por la furia de los dioses a quienes iba enojando en su camino. Sin embargo, al final, Ulises vuelve a casa a reclamar el trono con la fortaleza que le ha dejado su viaje.

Esta forma de contar una historia se volverá de alguna manera un canón, no sólo en las grandes novelas de aventuras, sino también los dramas más personales, dónde se cuenta el inicio de un viaje (físico o emocional) que se prevé corto y sencillo, pero que llevará al personaje principal por una serie de eventos que le implicarán un reconocimiento de sí mismo para finalmente volver a casa. Un ejemplo de esto lo podemos ver con mucha claridad en la película mexicana “Ya no estoy aquí” (2019), dónde el personaje principal se ve obligado a emprender una huida a Estados Unidos y se verá inmerso en una serie de conflictos en los que claramente podemos ver que su único objetivo siempre volver a casa. 

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