La odisea de las Madres Buscadoras: Fosa de Agua

Columna por: Celeste Espinosa

“Carrión desentraña la historia de cada una de estas chicas de forma tan dinámica que permite dilucidar cada una de las situaciones y lo hace siempre desde la experiencia de los padres a la hora de buscarlas […]”


Hablar de maternidad resulta tan amplio como hablar de la vida misma, tal vez sea porque en la maternidad es que comienza la existencia entera, tal vez en parte porque en tiempo recientes se comienza a hablar de la multitud de experiencias que existen dentro de la maternidad o tal vez sea porque no hay forma simple de describir la experiencia de maternar.

Si bien es cierto que en tiempos pasados se hablaba de una maternidad “única” y “correcta” y se enaltecía la figura materna como algo similar a superheroínas que descubrían recíen sus poderes superhumanos en la sala de parto, pues descubrían que los desvelos propios de cuidar a unx recien nacidx no eran agobiantes y que eran capaces de lidiar con las labores del hogar y de la crianza sin ninguna ayuda si siquiera terminar fatigadas, sin embargo, en la actualidad, finalmente se comienza a desmitifica aquella imagen, pues resguarda detrás del superpoder que llaman “amor materno” un cúmulo de situaciones injustas que perpetúan la explotación de las mujeres en los ámbitos más íntimos.

Finalmente se comienza a hablar y reflexionar sobre las imposiciones que existen sobre las madres y su imagen de perfección, se comienza a dialogar sobre las experiencias únicas de maternar y la forma individual de experimentarla. 

Cada vez son más las mujeres que se posicionan frente a la sociedad y hablan abiertamente de las dificultades de ser madre en un entorno tan cambiante como el actual. E incluso dentro de esas maternidades, poco se habla de las que llevan en las manos hijos e hijas que ya no están y que vuelcan su valentía no sólo en continuar siendo madres, sino en exigir justicia a las autoridades a la par que intentan con sus propias manos encontrar a sus hijxs. 

Al respecto trata el libro del que les quiero hablar hoy: La Fosa de Agua de Lydiette Carrión. La autora es egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y es periodista independiente, entre los intereses que han destacado en sus artículos se encuentran el género, las desapariciones y los feminicidios, por ello documentó durante seis años historias al respecto ocurridas en el Estado de México, resultado de aquella investigación surgió La Fosa de Agua. Debo confesar que cuando comencé a leer este libro de crónicas tenía muchas ganas de terminarlo enseguida, sin embargo, conforme avanza la lectura me fue necesario detenerme, darle tiempo, leerlo con calma y principalmente, con contención. 

Adolescentes y niñas que se encuentran descubriendo el mundo, sus límites, sus propias capacidades para decidir y experimentar, niñas que aún tienen juegos infantiles y que dibujan estrellas en sus cuadernos y sueñan con un futuro que no esté tan gris como a veces parece la vida en el Estado de México, un futuro en que puedan ser libres, niñas que ven truncados todos sus planes cuando les arrancan la vida, y ahí comienza La Fosa de Agua.

Lydiette Carrión narra de forma milimétrica los casos de al menos 10 desapariciones de niñas y adolescentes ocurridas entre 2012 y 2014, pero se centra en el caso de cuatro de ellas: Bianca, Diana Angélica, Mariana Elizabeth y Luz del Carmen, cada una tiene una historia propia que, sin embargo, se relaciona debido a las similitudes y cercanías, no sólo en cuánto a las zonas en las que ocurrieron, sino también en el modus operandi elegido por los perpetradores.

Carrión desentraña la historia de cada una de estas chicas de forma tan dinámica que permite dilucidar cada una de las situaciones y lo hace siempre desde la experiencia de los padres a la hora de buscarlas, principalmente desde la experiencia de las madres que son las que ponen la cara a la hora de exigir atención a los casos de sus hijas cuando ven que se acumulan con muchos otros en los escritorios de los investigadores del Ministerio Público.

Los ministeriales abrieron la carpeta de investigación 312150360033012 en la que quedó consignada la siguiente información: 

Nombre:    Bianca Edith Barrón Cedillo

Edad:         14 años

Señas particulares: una cicatriz en el brazo izquierdo, de vacuna

Las autoridades levantaron la denuncia, pero desdeñaron el caso: “Uy, señora, déjela, a lo mejor luego regresa”.

Con las crónicas de Carrión podemos leer y casi sentir la desesperación de las madres que se encuentran siempre con las mismas cantaletas de que se está haciendo todo lo posible, con la inminente revictimización a la que las autoridades exponen a las víctimas, con discursos misóginos que sólo demuestran su ineficacia.

La autora relata todas las inconsistencias cometidas en cada uno de los casos y deja abiertas preguntas que a la fecha aún nos hacemos: ¿Qué pasó con todas las desaparecidas? ¿Existe un crimen organizado oculto que permite y orquesta la enorme cantidad de feminicidios? 

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