La presencia tangible de los NFTs

El 2021 fue el año de los NFTs, encontrando su lugar en casi todos los rincones del internet, desarrollando aún más el metaverso y permitiendo la exploración de nuevas o diferentes expresiones culturales y artísticas, alcanzando los $10 mil millones de dólares durante el último cuarto del año. ¿Qué sigue? Ahora los NFTs se están convirtiendo en algo tangible.

Los problemas comienzan en cuanto un activo físico se encuentra –obviamente– fuera del alcance de la blockchain, dificultando el rastreo de transacciones y pruebas de propiedad. A menos que se mantenga bajo custodia, será muy difícil rastrear tanto la obra de arte física como el NFT digital como una entidad única.

Surgen dos posibilidades a partir de lo anterior

  1. Asegurar la pieza física con un custodio, quien se encargará de vigilar que no suceda nada en cuanto a movimientos de compraventa, así como cualquier tipo de alteración real. Por otra parte, tendría que encargarse de la entrega y el cuidado durante el traslado al nuevo propietario, una especie de comisario de arte para NFTs físicos. 
  2. Separar al NFT digital y al físico, permitiendo que aunque funcionen como una unidad, se comporten como entidades independientes; por lo tanto, ambos activos podrán comercializarse sin tomar en cuenta lo que le suceda a cualquiera de las partes por separado. 

Existen algunos ejemplos sobre cómo se ha tratado la complicación de lo tangible.

Real Nifty es una compañía que se ha encargado de cerrar el abismo entre elementos digitales y sus contrapartes físicas. Las posibilidades parecen ser infinitas, tanto como es posible tokenizar virtualmente lo que sea dentro de toda disciplina o área, artística o no. Es decir, desde moda, pasando por coleccionables, y hasta piezas de arte, incluso se puede manifestar como bienes raíces. 

El proyecto Mosaic NFT nace de la colaboración entre el artista Matt Vegh y Real Nifty, al realizar un mosaico de 1,250 piezas únicas a lo largo de diez largos meses; de igual manera se crearon sus contrapartes digitales que, al igual que cualquier NFT, puede venderse e intercambiarse. Sin embargo, al conseguir nueve piezas, es posible unirlas en un proceso llamado “cristalización”, permitiendo y alentando a los compradores a continuar participando en la colección para que inmediatamente después de la creación del mini mosaico de nueve piezas, Vegh utilice las piezas “reales” para crear el mismo resultado, numerarlo, firmarlo y enviarlo al dueño. Una vez que se vendan todos los NFTs que conforman el mosaico, se liberarán los pequeños mosaicos generados por usuarios, dando nueva vida al proyecto al dar la posibilidad de exhibir cada obra final en un metaverso diseñado por el mismo Vegh.

Quiero que las personas tengan en sus manos el objeto que creé, pero que también tengan una versión digital en la blockchain que puedan mostrar para siempre en alguna esquina de un metaverso experiencial masivo.

MATT VEGH

Otro gran ejemplo es The Currency, proyecto de Damien Hirst dividido en tangible y digital –naturalmente–. Se trata de una colección de 10,000 NFTs únicos que representan 10,000 obras físicas realizadas por el mismo Hirst y que se encuentran resguardadas en una bóveda en algún lugar del Reino Unido. Las piezas tangibles se crearon en 2016 en hojas tamaño A4 y se encuentran numeradas, tituladas, estampadas y firmadas. Además, cual elemento de seguridad de billete se tratase, también cuentan con marca de agua, holograma –con el rostro de Hirst–, así como un micropunto. No existen elementos iguales, todos los colores, accesorios y personas mostradas son ligeramente distintos. Lo curioso es que no será posible tener ambas obras (tangible y digital), ya que 27 de julio del 2022 es la fecha límite para tomar una decisión: Quedarse con el NFT o con la obra tamaño A4. En caso de optar por cambiar el NFT por el activo físico, se destruirá el NFT, y viceversa.

Razones para crear versiones tokenizadas de activos “reales” 

Operaciones sencillas

El lugar principal para comprar o vender una obra de arte física es una casa de subastas donde se evalúa la condición y el valor de la obra y luego se vende en una subasta al mejor postor. Si el comprador del activo desea venderlo por sí mismo, normalmente pasará por el mismo proceso. Otras alternativas pueden ser las ventas directas o las ventas a través de marchantes de arte. En todos los casos, el artículo físico debe ser empaquetado y transportado para que la venta se complete. Por el contrario, un NFT se puede vender instantáneamente en numerosos mercados en línea. Como la condición y custodia está avalada por un tercero, se requiere revalorización o transporte del bien físico.

Disponibilidad

Un NFT se puede vender en cualquier momento y comprar en cualquier momento. Mientras que una obra de arte tradicional puede cambiar de manos cada pocos años o décadas debido a la necesidad de inspeccionar y transportar el elemento físico, un NFT que representa la propiedad de la obra de arte física puede cambiar de manos instantáneamente varias veces en un día u hora con diferentes propietarios en todo el mundo.

Liquidez

Cuando la venta de una obra de arte tradicional se limita a los clientes de la casa de subastas, cualquier persona con una wallet puede comprar o vender un NFT. Esto abre piezas para ser comercializadas por un grupo global mucho más amplio de compradores y vendedores.

Logística (O falta de logística)

La transferencia de activos físicos de alto valor es complicada, el proceso generalmente involucra algunos o todos los siguientes: envío, seguro, depósito en garantía de los fondos, un proceso de resolución de disputas. La transferencia de un NFT es instantánea y los fondos se pueden transferir como parte de un intercambio atómico, lo que garantiza que ambas partes obtengan lo que compraron o vendieron.

Protección contra el fraude

Las copias fraudulentas de las obras que se venden son un problema importante con las obras físicas, incluso con la National Gallery de Londres bajo sospecha de mostrar inadvertidamente piezas fraudulentas. Una vez que se establece la propiedad de la clave privada del artista (por ejemplo, el artista ha publicado su clave pública al público a través de una fuente confiable), será muy difícil socavar la procedencia de la cadena de bloques del NFT de la obra de arte.

Por otra parte, hemos visto ventas importantes en elementos de este tipo, como es el caso de Human One de Mike Winkelmann, también conocido como Beeple, el cual alcanzó un precio de $28,985 millones de dólares. El NFT físico se trata de una escultura de arte generativo que muestra el caminar de un astronauta. Si la barrera aparentemente limitante de lo real y lo digital continúa desvaneciéndose, ¿qué futuro le espera al metaverso y al mundo del arte? ¿Cómo afecta esto a futuras expresiones culturales y artísticas? ¿En algún momento podremos tener un CryptoPunk tamaño real?


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