La recesión económica y la austeridad en la moda

Columna por: Rossebanks

“Hablando de la moda, resultaría obvio que las empresas hayan tomado las mismas precauciones que cualquier otra […], y sí, más allá de las personas a las que emplean, también se puede ver en las telas y fábricas que utilizan, no sólo porque es más caro de producir, sino porque el mercado no lo pagaría […]”


Hay personas que a través de los años han creído que la moda es solamente ropa y colores en tendencia; lo que muchos no saben es que si queremos ver en qué momento de la historia estamos situados como seres humanos, es pertinente también adentrarse en lo que las personas están vistiendo. Pudimos ver un ejemplo claro hace unos días, se llevaron a cabo las primeras premiaciones del año, los Golden Globes; para esto personas no tan cercanas a la moda pudieron percatarse que muchas de las celebridades carecían de ciertos accesorios estratégicos e inclusive que algunas vestimentas no eran tan ostentosas como en otras premiaciones de años anteriores, pero, ¿qué está sucediendo en el mundo que incluso las personas de la élite y sus outfits están padeciendo de este efecto colateral?

La predicción de una crisis económica y la definición del término

Desde mitades del año pasado (2022), alrededor de agosto, corría el rumor de que el mundo empezaría a entrar en una cierta austeridad por algo llamado “recesión económica”; es decir, el decrecimiento de la economía en el mundo y aunque ciertamente no es en todos los países, sí lo es en las principales potencias que rigen el ámbito financiero mundial: Estados Unidos, China y la Unión Europea.

Esta crisis se confirmó cuando un artículo del Banco Mundial (organización especializada en finanzas y conformada por 189 países) vio la luz en septiembre del mismo año con un estudio que demostraba el efecto colateral de la inflación que se vivía en el mundo, aumentando las tasas de interés de los bancos y logrando desestabilizar de cierta forma el capital de varios países que dependían o negociaban con estos líderes mundiales.

A partir de aquí, es necesario definir el término recesión. Éste también puede comentarse como una ralentización o declive; se usa más en los ámbitos financieros o relacionados al capital y la industria; es importante destacar sus causas, ya que son cosas que podríamos pensar insignificantes, pero al ser una misma sociedad ahora con la globalización, el que suceda en una parte del país muy seguramente haría que sucediera en otra. 

Dichas causas generalmente empiezan con la sobreproducción de los bienes (fabricar más productos de los que en realidad se podrían vender), lo que lleva a las personas a buscar desesperadamente créditos para comprar dichos bienes (y/o servicios). Recordemos que el dinero que yace en los bancos, normalmente no existe en físico como tal, sólo es una cifra con el que no se cuenta de verdad, es por ello que al todas las personas retirar o precisar de estos servicios a la institución de su preferencia, esta no puede cubrir dicha necesidad de todas las personas usuarias y por lo tanto, genera otra etapa: la desestabilización o incertidumbre tanto de los altos mandos de las empresas como de las personas especializadas en el ámbito.

Los efectos de esta sobreproducción terminan en una duda grave, ciertas especulaciones con respecto a lo financiero y por consiguiente, en el retiro de las inversiones y activos no sólo en empresas, sino en países enteros, bajando el presupuesto para el desarrollo de los mismos.

A nivel macro, esto parece insignificante para cualquier persona que no esté involucrada en un negocio o empresa de forma directa o en un formato de inversionista, pero en realidad afecta a todas las personas que dependan de un sistema económico, es decir, toda la población. Sus consecuencias incluyen el desempleo de masas, ya que no hay capital ni recursos para poder solventar a más empleados y empleadas de los que en realidad se requieren, inclusive llega a ser tan fuerte esta austeridad que las empresas despiden a más personas de las que deberían, haciendo trabajar en actividades que antes no tenían a las personas que quedan empleadas.

Aunado a esto, los bancos deciden que para proteger tanto su dinero como a las personas que invierten ellos, es pertinente subir las tasas de interés en préstamos y en pagos, disminuyendo la posibilidad de las personas usuarias de acceder o liquidar uno de ellos de forma más sencilla o accesible; por consecuente, las personas al no poder pagar ciertos servicios o prescindir de los necesarios, dejan de consumir las cosas que no se consideran indispensables, al contrario de la canasta básica y los servicios de los que no se pueden prescindir, estos aumentan en demanda pero no hay suficiente producción, debido a que las empresas para protegerse, buscan reducir la producción y los costos aumentan de forma muy elevada.

Se puede decir que se entra en una recesión cuando este tipo de economía y características son constantes por al menos, dos trimestres; en nuestro caso, se vieron indicios desde hace más de un año, sin embargo, se tomaron precauciones hasta hace poco. 

Tampoco debemos confundir una recesión con una depresión, ya que esta última dura más de 3 años y tiene otras características técnicas más específicas.

La moda como factor económico y social

Ahora hablando de la moda, resultaría obvio que las empresas hayan tomado las mismas precauciones que cualquier otra de la industria que quisiéramos pensar, y sí, aunque más allá de las personas a las que emplean (que son demasiadas y con un sueldo muy bajo e incluyendo las horas que sobrepasan la norma), también se puede ver en las telas y fábricas que utilizan, no sólo porque es más caro de producir, sino porque el mercado no lo pagaría, a la par de que la ostentosidad no sería asequible para el sector clave al que se dirigen, no tanto a las celebridades que sirven como medio para llegar a esa población.

En este momento es muy notoria esa división de bandos, en el que no hay uno que tenga la razón en su totalidad, es decir, estarán las personas que en este momento puedan destacar su estatus; un ejemplo claro de ello serían las que deciden llevar su cabello de un tinte claro o fantasía por completo en él, no tanto porque lo puedan pagar o no, sino que al ser una acción que necesita un retoque continuo, nos hace llegar a la conclusión de que dicha persona puede pagar los cuidados de mantener la tonalidad y la calidad de una buena cabellera.

Por el contrario, si la persona lleva el cabello en una forma más natural y acorde a su tono de nacimiento, nos deja ver que, con este contexto, no decide tomar esa decisión o el cabello y la imagen no es una prioridad.

Es así como llegamos a las premiaciones que tuvieron lugar en California el pasado 10 de enero, con muchas celebridades careciendo principalmente de collares, anillos o cualquier tipo de joyería, en donde también pudimos ver las dos posturas. En una de ellas, ejemplificando la ostentosidad estuvo la cantante y empresaria: Rihanna, quien llevó un vestido negro y largo diseñado especialmente para el evento por Schiaparelli, además de un peinado extravagante muy a la Katy Perry en su vídeo E.T., acompañado de un collar brillante de la marca Sixième Sens y joyería complementaria de Cartier. 

De otra forma, Salma Hayek, considerada recurrentemente como una de las mejores y más extravagantes de las premiaciones a las que asiste, en esta ocasión com ya es común, vistió un Gucci largo con escote, sin embargo, ella al contrario de la cantante, no llevó accesorios, más que su peinado recogido.

Por reglas de vestuario, cuando se lleva un vestido escotado y el cabello alto, es muy común y obvio para las personas expertas en imagen, que este es un momento ideal para usar un collar que resalte y combine con el outfit. Al no llevar un collar, no significa que la actriz no pueda pagarlo o que no tenga acceso a ello, recordemos que su net worth (patrimonio) ronda los 200 millones de dólares, además de que su esposo es fundador y director de Kering, una corporación que tiene a varias marcas como Balenciaga, Bottega Veneta, Gucci, Alexander McQueen e Yves Saint Laurent.

Con esta decisión tomada, no sólo por la actriz, sino por su equipo de imagen, es obvio que se decidió esto, no sólo ella; varias celebridades optaron por el camino de la “austeridad”, tal como Jessica Chastain. Las mujeres que no quisieron entrar en esta dicotomía, parecieron mostrar neutralidad con sus atuendos al llevar cuellos altos que no permitieran el uso de un collar; también con accesorios discretos o looks más sobrios para una premiación de esta magnitud.

Es aquí donde podemos reflexionar acerca de los mensajes en la moda, con esto es definitivo que el año vendrá lleno de una moda más austera, más económica, seguramente muchos accesorios DIY al igual que prendas hechas a mano por las mismas personas que las usan; looks más naturales o un auge del punk que pudimos observar el año pasado, incluyendo algún otro estilo que muestre esta revolución y supuesta anarquía.

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