Definitivamente no están apuntando al público más joven, sino a una generación que aún cree en el rock y desprecia al reggaetón.
Mañana se celebra la 23 edición del Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive latino. Un año más del festival del que siempre se quejan por traer a las mismas bandas, pero cuando intentan meter cosas nuevas también se quejan porque ningún chile les embona.
No quiero ser esa persona que se queja de que siempre traen a los mismos artistas y aun así ahí está cada año porque le es fiel a una marca. Yo genuinamente creo que el Vive es de los mejores festivales del país, por algo tiene un éxito tan rotundo todos los años. Pero definitivamente este no ha sido su mejor cartel.
El acto internacional más fuerte en esta ocasión son los Red Hot Chili Peppers, con su alineación original, que incluye a mi carnal John Frusciante después de 10 años de no tocar con la banda. Pero aparte de ellos no hay mucho que ver en cuestión de bandas grandes que llenan arenas en el extranjero. Pasar de años donde traían a Gorillaz, Morrisey, y Noel Gallagher en una misma edición a solo una banda de rock que ya está en sus últimas y cosas como Alt-J que ya no muchos recuerdan, el Vive del 2023 se está quedando corto.
Y pasando al ámbito de música en español, pues si tenemos más bandas que parece que siempre se presentan como los Caligaris (seis veces), Café Tacvba (siete veces), Carla Morrison (cinco veces), Enjambre (siete veces) , Plastilina Mosh (cuatro veces), Lost Acapulco (siete veces) y hasta los Liquits (nueve veces). Pero no todo es repetición, los organizadores ya llevan unos años queriendo meter más diversidad de géneros al Vive, actos como Pesado y Carín León representan el frente del norteño y ranchero, aún con el disgusto de muchos rockeritos.
Pero lo que más nos ha emocionado a muchos es el esperado regreso de Austin TV, que después de 10 años regresan al evento a presentarse por novena vez. Está loco pensar que su última presentación fue en la decimoquinta edición en el 2014 y para ese entonces ya se habían presentado ocho veces en el festival, más de la mitad de las ediciones. Se espera que tengan un regreso triunfante para ser uno de los actos que cierren el sábado, su primera gran presentación desde que anunciaron su reunión el año pasado.
El Vive siempre ha sido un festival diverso, bandas de todo tipo, desde las más famosas hasta las que van despegando, y año nuevas atracciones se van sumando como conferencias, proyecciones de cine, venta de merch, lucha libre y hasta stand ups. No puedo imaginar quien va por esas atracciones, pero supongo que si hay entretenimiento para todos los tipos de público.
Definitivamente es una edición mid. No hay nombres muy grandes y llamativos, pero sobre todo los precios están más caros que nunca. El abono más barato estaba en $2,388 pesos (más los infames cargos de Ticketmaster), y actualmente los puedes encontrar en más de $3,800 pesos. Es normal que mucha gente se la haya pensado para comprarlos considerando que no es su mejor cartel y que la inflación nos está pegando a todos.
Pero en general este año no se ve muy prometedor para los festivales. El cartel del Ceremonia y Pal Norte igual recibieron muchas críticas negativas, tanto por sus lineups que dejan mucho que desear o sus precios exorbitantes. Y es que comparándolos con cosas como los Lollapaloozas de Sudamérica, nuestros festivales nacionales cada vez llaman menos la atención.
A pesar de esto la audiencia del Vive le sigue siendo fiel, su público está dispuesto a ver a las mismas bandas de siempre, con algunas excepciones. Definitivamente no están apuntando al público más joven, sino a una generación que aún cree en el rock y desprecia al reggaetón.
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Last modified: marzo 17, 2023
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