Dentro del mundo del arte, el mercado se revitaliza cada dos años, culminando con cada edición de la Bienal de Arte de Venecia, principalmente, dando pie a nuevas tendencias, elevando precios y presentando a nuevos artistas. Cuando se trata de inversión y compraventa de obras de arte, el interés de coleccionistas, galerías e incluso museos se mantiene presente ante cada nueva pieza o autor controversial que decidirá el futuro estético y probablemente temático del mercado.

Mientras cada pieza de arte contemporáneo sigue siendo un impulso cada vez más fuerte para el mercado, el arte clásico o de vanguardias aparece ligeramente menos, pero cada vez que lo hacen, sacuden violentamente sus precios, alcanzando cifras exorbitantes que se convierten en nuevos estándares para lo contemporáneo en las grandes casas de subastas.

Dentro de la historia de las subastas se han encontrado algunas piezas que parecieran un tanto fuera de lugar debido a su contexto histórico o incluso extrañas debido a su naturaleza o formato; también existen otras que sorprendentemente no lograron alcanzar lo que pretendían a pesar de ser elementos que resaltan estéticamente o son de gran relevancia histórica. A continuación algunos casos sorprendentes de venta y de terribles tropiezos:

Hamlet del siglo XVII

Parte de la colección de la Vizcondesa Mary Eccles consistía en libros de los siglos XVII y XVIII hasta su fallecimiento en 2003. Fue entonces que su gran conjunto de libros y textos pasó a algunas instituciones, mientras que el resto fueron puestas en lotes para subastarse, de los cuales se vendió el 98%; el porcentaje restante no logró salir de la casa de subastas.

En abril del 2004, la Christie’s presentó una edición de Hamlet de 1611, impresa cuando Shakespeare aún vivía. Se pretendía que el tercer quarto –copia de una sola obra–, última edición publicada durante la vida del dramaturgo alcanzara un estimado entre los 1.5 y los 2M de dólares, sin embargo, comenzó en los $900,000 y se estancó en los $1.2M, negando la venta al no alcanzar el estimado mínimo.

Tragicall Historie of  Hamlet, Prince of Denmarke Q3

Everydays- The First 5000 Days

El pasado 11 de marzo, Christie’s vendió Everydays — The First 5000 Days de Mike Winkelmann, mejor conocido como Beeple, creador digital, en $69,346,250 quien se logró colocar en el tercer puesto de precios de subasta más altos para artistas vivos, siguiendo a Portrait of an Artist (Pool With Two Figures) de David Hockney con un precio de $90.3M y a Rabbit de Jeff Koons, el cual alcanzó los $91M. Minteada en febrero con un formato JPG, es el primer NFT vendido por la casa de subastas e incluso aceptaba ethers como pago.

La obra de Beeple está compuesta por 5,000 ilustraciones digitales que realizó diariamente desde mayo de 2007 y es la pieza digital con el valor más alto hasta la fecha.

Van Dyck perdido

Corría el año de 1992 cuando el Padre Jamie MacLeod compró una pintura de una tienda de antigüedades por £400 y la colgó en su casa de Derbyshire, Inglaterra. Tuvieron que pasar 21 años para que fuese descubierta por la conductora del reality de televisión británica Antiques Roadshow, Fiona Bruce, mientras se filmaba un episodio sobre Anton Van Dyck. Después de algunos estudios y de un proceso arduo de restauración, fue confirmada como una obra legítima del pintor por parte del Dr. Christopher Brown, experto en la obra del artista flamenco y el boceto al óleo fue finalmente valuado en  £500,000. La obra es un estudio preparatorio para el retrato grupal de cuerpo entero de Van Dyck de Los concejales de Bruselas alrededor de la estatua de la justicia, que fue pintado en Bruselas en 1634-35.

Un año después, en 2014, se anunció que estaría a la venta por su valor estimado en la subasta de Christie’s –sí, otra vez– Old Master and British Paintings junto a Santa Práxedes de Vermeer, la cual se vendió por £6,242,500; sin embargo, el Van Dyck no consiguió la cantidad y no se realizó la venta. Eventualmente se vendió a un coleccionista privado y el Padre MacLeod logró conseguir campanas nuevas para su iglesia; además, el boceto se encuentra exhibido en el museo Rubens House. Un final feliz para todos.

Banksy en pedazos

Banksy es conocido internacionalmente por sus graffitis que tienden a aparecer alrededor del mundo como si de generación espontánea se tratase mientras se mantiene en anonimato, dejando una estela de misterio en cada nuevo espacio público intervenido. En el año 2018, la casa de subasta Sotheby’s puso en venta la obra de 2006 Girl with Balloon después de haber sido votada como la obra favorita de la población británica. Según Kenny Schachter de Artnet, una persona del equipo de Banksy contactó a Sotheby’s para vender la obra mientras se siguieran una serie de estipulaciones:

1. La pieza tenía que ser mostrada en la sala de subasta durante el evento.

2. Tenía que ser ofrecida durante el final de la subasta.

3. No se tenía que examinar fuera del marco. Tras la negativa de Sotheby’s, el consignador propuso agregar una tarifa del 5% y, después de ser negado una segunda vez, subió la tarifa al 10%.

Fue entonces que se cerró el trato.Tras recibir un nuevo nombre –Love is in the Bin– y de recibir un certificado de autenticidad por parte de Pest Control –oficina que maneja el papeleo de Banksy–, la obra fue puesta en venta, alcanzando la cantidad de £1,042,000. Cuando el martillo cerró las pujas, se escuchó un ruido extraño en la sala y, cuando los presentes se dieron cuenta, Love is in the Bin estaba siendo triturada por su propio marco, aunque se atascó a la mitad, dejando incompleto su cometido y creando una nueva obra, dando un nuevo y mayor valor.

Por supuesto cabe destacar otros casos de fraude, controversia de legitimidad y cifras irreales, como el NFT de Basquiat del dibujo Free Comb with Pagoda que pretendía venderse sin tener los derechos para hacerlo; o la viola Stradivarius que no alcanzó el precio que pretendía a pesar de su rareza ($45M); o la partitura de Allegretto en B menor de Beethoven, ofrecida por Sotheby’s y esperaba llegar al mínimo de £200,000, pero Barry Cooper, musicólogo y experto en el compositor alemán alegó que fue realizada por un copista, no por Beethoven. Finalmente no se concretó la subasta de la pieza.

Free Comb with Pagoda

Las subastas se han convertido en todo un espectáculo, incluso podría decirse que es un deporte navegar por las tendencias para invertir en obras de arte que no harán más que aumentar su valor. A pesar de encontrar sucesos llenos de errores, de precios imposibles o casos de fraude, también es posible encontrar casos increíbles de obras que superan por mucho su estimado. Por tanto es posible comprender cómo es que las subastas son un punto clave para el desarrollo y el futuro del mercado del arte. Si bien ya existen subastas completamente digitales, parece que sólo se ha tocado la superficie de las posibilidades.

¿Cuál será la siguiente gran historia? ¿Qué tanto cambiará la dinámica a partir de las nuevas tecnologías?

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