Machete Galería: La contemplación y la metáfora al servicio de la naturaleza

Imagen destacada: Volcán, Marcos Castro (2022)


Acercándose a sus 10 años en México, Machete Galería abre sus puertas a Kolapse, de la mano de Edo Costantini; el proyecto se enfoca en la lucha contra el cambio climático desde las artes, desde la imaginación.


Siguiendo la misma línea de Kolapse, la curaduría presentada en Machete se constituye de un espacio que parte de una conciencia; una reflexión sobre la naturaleza desde miradas y expresiones distintas. En palabras de la directora y fundadora de la galería, Domitila Bedel, al finalizar la apertura de la muestra: “la naturaleza siempre cuenta una historia”.

El movimiento que recorre Kolapse: imaginar desde el colapso se construye desde el diálogo -ético-, ya que no pretende encontrar ni lanzar respuestas -morales-; en cambio, el eco producido entre las voces de los artistas que se encuentran en cada una de las piezas exhibidas expresan el cambio climático desde su vitalidad -y mortalidad- en América Latina. La explotación de los recursos naturales es un tema recurrente, desde lo contemplativo que inmortaliza, lucra, desestima y enaltece; pasando por la crítica cruda, los rastros de violencia que deja la manipulación humana; y hasta la metáfora, la abstracción de ideas que superponen denuncias y representaciones.

Dieciséis miradas

La exposición colectiva reúne obras de 16 artistas: 

Abraham González Pacheco (México), Antonia Alarcón (Chile), Arantxa Solís (México), Diego Berruecos (México), Edo Costantini (Argentina), Ernesto Solana (México), Fernando Brizuela (Argentina), Livia Corona Benjamín (México), Marcos Castro (México), María Sosa (México), Mariana Paniagua (México), Miguel Fernández de Castro (México), Nicolás Bedel (Argentina), Paula Cortazar (México), Romeo Gómez López (México), Wendy Cabrera Rubio (México).

Díptico realizado por Arantxa Solis

El díptico de Arantxa Solis ofrece una visión distinta a la naturaleza. Una visión continua, pero opaca; destellos de formas entre una neblina que no permite concretar imágenes. Sin embargo, están ahí. El trabajo de la artista mexicana atraviesa senderos de luz e imaginarios que se construyen a partir de distintas miradas, tal como sucede con el fenómeno físico: onda cuando se observa; partícula cuando no. Esta abstracción del paisaje posibilita encuentros entre manifestaciones artísticas.

Bonsai #3 de Diego Berruecos reflexiona sobre la manipulación respetuosa de la naturaleza. Contemplativo. Comprensivo. Equilibrado. Por otra parte, el mismo Costantini tiene presencia en la sala de Machete con Amanecer, estableciéndose como un puente entre lo contemplativo y lo metafórico; el paisaje desde el afuera.

El arte y sus narrativas no sería posible sin la naturaleza y su diversidad. Ante una extracción desmedida, pareciese que los hilos de la diversidad se vuelven más delgados, se rompen hasta dejar pocos caminos. Naturalmente, la producción artística se vale de los recursos naturales y Livia Corona Benjamin es completamente consciente de ello. La obra que presenta se realizó con conchas de erizo de mar y mortero de cemento sobre un panel de madera, resultado directo de la recolección excesiva de la especie, generando un paisaje pictórico de los restos que quedan atrás. 

Continuando con la evidencia de las heridas en la naturaleza, Miguel Fernández de Castro irrumpe en el espacio y roba la mirada con Grammar of Gates / Gramática de las puertas. La imagen es una captura de un video realizado en 2019, en el que elabora sobre la quema de sahuaros por parte del narcotráfico.  Esta especie de flora marca la frontera desértica entre México y Estados Unidos que ocupa las tierras ancestrales de la Nación Tohono O’odham. La violencia encontrada en la frontera se refleja en la violencia ejercida hacia los sahuaros. Sahuaros que, a su vez, se convierten en reflejos de hombres con los brazos arriba.

Grammar of Gates / Gramática de las puertas, Miguel Fernández de Castro (2019)

Tres nombres resaltan en cuanto a escultura e instalación: Wendy Cabrera, Ernesto Solana y Paula Cortazar. En la obra de Cabrera, Darwin se encuentra hablando con un pingüino que le habla del terrible impacto de los colonizadores; Solana refiere al capitalismo y su inutilidad al presentar patas de tortuga sosteniendo una botella vacía de Coca-Cola, resulta imposible producir sin apoyarse en -explotar- la naturaleza; finalmente, Cortazar trabaja con los procesos físicos sobre la materia, como es el tiempo y la erosión para crear esculturas intervenidas a partir de distintos materiales.

Natural persception, Ernesto Solana (2021)

La ruptura con la crítica y el camino hacia la producción teórica/artística pasa por la obra de Abrahám González Pacheco y su serie de ilustraciones realizadas a partir de mucílago de nopal y distintos pigmentos encontrados en la tierra. Por otra parte, Antonia Alarcón parte del movimiento encontrado en esporas y semillas para construir mapas con bordados hechos con fibras naturales, rompiendo con la equívoca noción de lo estático.

La tendencia antropocentrista de reducir los fenómenos naturales a meros sucesos intrascendentes también constribuye a su rápida desaparición. Los volcanes de Marcos Castro resaltan las estructuras -mitológicas y geológicas- que se encuentran en la República Méxicana, desde la tradición, desde la lucha contra esa reducción.

Castro entiende a la naturaleza desde su capacidad creativa, su maternalidad explosiva, orgásmica. Relaciona narrativas que parten de la destrucción, llega a la esperanza y eventualmente a la creación.

Todas las explosiones que nos precedieron y no deben ser olvidadas como se han intentado borrar de la historia. Los nombres son importantes. La naturaleza no olvida y no perdona. Es punk.



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