Make It Circular: La moda y vida sostenible para este 2023

Columna por: Ellie Rossebanks

La economía circular es una forma, de generar y consumir, que pretende ser más sostenible con el principio de regresar todo lo que se produce a la tierra; ya no en forma de desecho, sino realizar una simbiosis y utilizar esta materia prima las veces que sean necesarias para alargar la vida de los productos.


Make It Circular es un reto que propuso la organización internacional What Design Can Do con el fin de incentivar a las personas que se dedican al diseño de productos en cualquiera de sus fases para tener una producción más sustentable sin que el artículo pierda su calidad.

Este reto nace por la preocupación con respecto al cambio climático y las emisiones de carbono que genera producir cualquier cosa que consumimos o usamos en el transcurso del día a día. Si bien estos cambios deberían comenzar desde los altos mandos de las industrias, el reto se propone más hacia la parte del diseño justamente porque son las personas que más pueden innovar con respecto a un cambio y hacer una transformación desde dentro de una industria para llegar a ser algo masivo, todo esto, sin perder la calidad y durabilidad del producto.

Sobre la idea del proyecto

Desde el 13 de octubre hasta el 13 de noviembre del año pasado (2022) la organización What Design Can Do México con el patrocinio de GNP y la colaboración del Museo Franz Mayer (ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México) se llevó a cabo la exposición “Make It Circular” o “Hazlo Circular”, claramente con el nombre haciendo referencia a la incentivación de fabricar productos que generen una economía circular.

La economía circular es una forma de generar y consumir que pretende ser más sostenible, esto con el principio de regresar todo lo que se produce a la tierra, ya no en forma de desecho, sino realizar una simbiosis (una forma de convivir y regresar a la naturaleza) y utilizar esta materia prima las veces que sean necesarias para alargar la vida de los productos; es contraria (y de cierta manera, una forma de protesta) a la economía lineal, una economía que produce, consume y es desechada sin pensar en los efectos colaterales causados, reduciendo su diseño y existencia a generar capital.

Este nuevo modelo es consciente de que no se puede lograr una producción con cero residuos, tal y como se exponía en las paredes de la muestra, no siendo este el objetivo principal sino el generar los menos residuos posibles desde la educación de la propia materia prima y el uso de materiales ya existentes, no generando nuevos (y mucho menos que sean difíciles de reciclar).

Sobre la exposición

La exposición se montó en una sala propia del museo durante el mes que estuvo abierta al público, y de forma congruente, la muestra que ya había estado en diversas localidades fue transportada de forma exacta para evitar la creación, diseño e impresión de nuevas herramientas que terminarían en desechos, además de difundir el mismo mensaje en todas los lugares en los que se presentó.

En esta ocasión, The Net Curator fue invitado para asistir a la clausura el 14 de noviembre, en la noche se presentaron diversas personas dedicadas al diseño e industria, presentando diversas iniciativas. Entre los y las ponentes estuvo Karen Poulain (arquitecta y fundadora de Raíz Arquitectura), Gabriel Calvillo (diseñador industrial enfocado en el medio medio ambiente, específicamente en las especies), Bertín López (arquitecto y artista digital), así como Edith Medina (bioartista, investigadora, bióloga y creadora de Biology Studio) y Taina Campos (diseñadora industrial enfocada en creaciones sustentables, docente e investigadora).

La idea de la exposición es concientizar a la población que se dedica al diseño de productos del gran cambio que se puede hacer desde su profesión, ya que el 80% del impacto ambiental de un servicio, infraestructura o servicio se determina en la fase de diseño, por lo cual se puede prevenir en gran medida toda la contaminación y crisis que podría provocar un diseño pensado únicamente para generar, para esto, What Design Can Do en colaboración con IKEA ofrece un incentivo económico de 10,000€ (diez mil euros), apoyo con la difusión del proyecto y por supuesto con la aceleración del mismo para las personas ganadoras del reto; este consiste en presentar una iniciativa que demuestren reducir las emisiones de carbono al no tener tantos desechos y busquen una solución a la división que se realiza entre humanidad y naturaleza con el fin de lograr una armonía entre las personas y las especies que conviven en el planeta.

La exposición y su cierre

Al dar la presentación del cierre, se reunieron las y los ponentes para agradecer por la asistencia de la audiencia en general y sobre todo del embajador de los Países Bajos por el apoyo y haciendo una breve introducción de la muestra, para después permitir a las personas invitadas disfrutar de  la exposición que más tarde fue desmontada.

En el inicio de la exposición había una dinámica en la que se mostraba una pared con una línea del tiempo en la que se veían reflejados los materiales de producción mientras que las personas que habían asistido, podían dejar sus acontecimientos importantes, como guerras, crímenes e incluso debuts de los grupos de K-Pop favoritos de los y las asistentes.

Dentro de la misma introducción había un par de ejemplificaciones con respecto a la economía lineal contrastada con la economía circular en donde una termina su ciclo de vida cuando la tela sale a la venta mientras que la otra tiene la oportunidad de regresar a la tierra o ser reciclada varias veces antes de terminar su ciclo, dejando a su paso pocos o escasos residuos durante su producción y tiempo de vida.

Ya en la exposición se podían conocer las iniciativas, investigaciones y proyectos tanto de las personas que darían el cierre como de otras personas que habían colaborado; entre ellas hubo diversas formas de innovación como biocuero, ladrillos de adobe para casas sostenibles, refugios para abejas y nuevos envases con base en hojas de maíz. 

Entrevista con la co-dirección de What Design Can Do México

Tuvimos la oportunidad de entrevistar al co-director de WDCDMX, Ricardo Lozano, diseñador gráfico, docente en reconocidas universidades de la Ciudad de México y fundador de Cítrico Gráfico, un estudio dedicado a diversas formas de comunicación gráfica; esto con la compañía de Johanna Ruiz Galindo, también co-directora de WDCDMX, mercadóloga, gestora y promotora del diseño y la cultura mexicana, además de ser la fundadora de Nuup (nuup.shop), un proyecto que busca comercializar el diseño responsable sin sacrificar la calidad del producto. 

Al iniciar la entrevista, se comenzó únicamente con la presencia del co-director, quien amablemente accedió a responder algunas preguntas con respecto a la ponencia que dieron, posteriormente pudimos contar con la presencia también de la co-directora.

¿Cómo nace la  idea del ciclo en donde se regresa lo que es de la tierra a la misma?

El tema de la circularidad es un tema complejo con el que llevamos muchos años, la verdad es que a veces pensamos que es el reciclaje, a veces pensamos que es el reúso, pero no, son muchas cosas porque no nada más tiene que ver con regresar a la tierra, sino que los productos que sacamos de la tierra, sí los ocupemos en un ciclo mucho mayor. El ciclo tiene que ser cerrado, porque la idea es que esos productos o esas materias primas siempre estén funcionando y se pueden reparar y luego usar en otra cosa y luego cambiarlas.

Después volverlas a usar y seguir diseñando alrededor de eso. Es muy importante para nosotros el diseñar desde el principio un buen producto, un buen servicio para lograr que la producción sea mejor, que un producto llegue a su fin último, es súper importante en ese sentido.

Lo más importante de las circularidades, es entender también la sociedad, entender en términos económicos, en términos sociales, en términos políticos, ¿cómo vamos haciendo las cosas para que no utilicemos tanto la materia prima? No tanto los materiales porque se tienen que usar, pero no primos. No siempre que se use [un material] por primera vez, que deje de ser el petróleo y se comience a utilizar otro tipo de cosas.

Con respecto a la difusión de este proyecto, ¿cómo se llega a toda la población o a la mayor cantidad de gente?, ya que a pesar de ser una exposición pública no hay mucha diversidad en este proyecto, desde el nombre y la forma de hacerle promoción.

Sí, definitivamente, estos son proyectos un poco de nicho, son proyectos que poco a poco se van desarrollando alrededor de donde se puede. Son proyectos resilientes, que van creciendo; tenemos un fondeo de marcas grandes, de fundaciones importantes y de gobiernos, pero no siempre se puede.

Ya nos hemos ido acostumbrando poco a poco a ver cosas mucho más comerciales, aunque yo no entiendo, lo más importante es el planeta, ¿no? Entonces me gustaría llegar a más gente. Esa es la idea de hacer estos eventos, ir creciendo, ir generando conciencia y en ese sentido, seguiremos trabajando para que pase, eso es un poco la idea, irse a adecuando a las cosas, a los mercados, a las modas, pero nosotros siempre poniendo en la agenda el tema ecológico, ecología en general, Como un globo en donde vivimos y no nada más donde estamos aquí adentro, sino todo lo que hay alrededor; el cómo entendemos el universo tiene que cambiar, creo que es poco a poco y debemos tener mucha paciencia. Espero que sea más rápido que nada porque tampoco tenemos tanto tiempo.

Justamente hablando del tiempo, existe el famoso reloj del cambio climático que nos marca 7 años para hacer un cambio, ¿qué necesitaríamos hacer para reducir nuestro impacto?

En este momento estamos viviendo un parteaguas, tenemos la COP donde al día de hoy hay 800 vuelos todos los días. Ochocientos líderes mundiales van a irse a Egipto pero hay que hablar de qué tenemos que hacer los ciudadanos para cambiar el impacto climático.

Me parece un poco incongruente, estamos hablando de eso y dejando una huella de carbono brutal, estamos esperando que la gente deje de consumir popotes o que deje de usar bolsas para llevar sus cosas del súper, cuando realmente quien tiene que generar estas políticas públicas son los gobiernos junto con las empresas y junto con nosotros. Todos tenemos que participar. Nosotros tenemos que exigir, tenemos que ser parte, tenemos que cambiar nuestra forma de consumir, ser mucho más conscientes, yo creo que es lo único que nos toca ahora, ser conscientes y ser congruentes. ¿En qué momento dejamos de consumir como se consumía antiguamente? Ya no se puede, porque el planeta ya no nos da para eso, somos ocho mil millones de personas en un par de meses y no vamos a lograr tener suficiente planeta para que todos sigamos con este ritmo de consumo, entonces, como lo vimos en la mesa redonda, es cómo dejamos de consumir de esa manera y cómo empezamos a producir mucho más conscientemente y mucho más localmente y entre nosotros haciendo una economía circular realmente.

Hay una teoría en internet, es acerca de que el zero waste en realidad no funciona porque nunca va a ser posible dejar de consumir, pero ¿qué tan posible es reducir el impacto individual y qué tan fuerte sería el cambio si fuera un movimiento masivo?

El sistema económico es el que nos permite ser zero waste, por ejemplo, yo puedo no usar botellas de plástico, [señala un termo de agua] este es un termo que se puede ser muchas veces, desgraciadamente lo vas usar mil veces, ochocientas veces, cien veces o en la cuarta vez que lo usaste lo perdiste y entonces ya hicimos algo de plástico que se supone que era para siempre, al final no pasa. 

Yo creo que el zero waste no existe pero sí podemos ser más conscientes de cómo producimos y cómo diseñamos las cosas. El 80% de los productos que tú ves en anaqueles se definieron en una etapa de diseño, eso quiere decir que el diseño puede cambiar muchas cosas, si tú tomas una decisión de en vez de usar un material, usar otro, o en vez de hacer un empaque de papas que mide 40 centímetros pero en producto te están dando 5 centímetros, todo eso es desperdicio, y eso es porque queremos verlo bonito en un anaquel. 

Entonces, si tú diseñas de otra manera puedes tener un mismo impacto comercial pero tienes mucho menor impacto ambiental, estás hablando de la producción de un millón de papas al día aquí en México. De este millón de papas, ¿cuánta basura, cuánto plástico te puedes ahorrar si reduces todo a la mitad? El problema es que los sistemas de producción, los sistemas de impresión y todos esos sistemas ya existen para esas marcas; esas marcas ya produjeron, ya tienen esas máquinas, ya hicieron toda una inversión, ahora ¿cómo haces para cambiar eso? Ahí es donde viene todo el cambio que tiene que ver y es ese impacto que vas a tener como marca. 

Nosotros tenemos que decirles: “Oye, yo ya no quiero que me des aire, no tanto porque me estés estafando por dinero sino porque estás usando mucho material que no es necesario”. Mientras empecemos a cambiar esos sistemas de producciones y de consumo, lograremos una mejor circularidad. 

[En este momento se unió Johanna Ruiz, la co-directora de WDCDMX]

¿Qué puede hacer una persona en su vida diaria para que pueda reducir su impacto para ser consciente de lo que está haciendo para generar un cambio y compartirlo con otras personas?

Johanna contesta: Yo creo que tienen que ser cambios radicales en el consumo; uno: que tenemos que preguntarnos de qué están hechas las cosas, nosotros como consumidores preguntarnos de dónde vienen, como decía Edith [en su ponencia durante la mesa redonda], no importa si es de ZARA, o de H&M, hay ciertas cosas que se maquilan en México y exigir a las marcas que no los digan también porque muchas no lo hacen, entonces podemos exigir porque ese poder sí lo tenemos, es un granito de arena que podemos pensar para no sentirnos tan abrumados y no caer en esa negatividad de “no podemos hacer nada”, seguir haciendo y poner de nuestra parte. 

Nosotros [WDCD] hacemos composta, es un proyecto increíble que ganó el challenge el año pasado que recoge tu basura compostable y la regresa a la tierra; esas poquitas cosas que debemos exigir, también pedirle a los diputados y senadores que creen y aprueben leyes que hablen de esto, exigirle a las marcas, eso nos toca a nosotros. A los gobiernos les corresponde hacer que eso sea más fácil porque obvio nosotros no podemos impactar de esa manera, por ejemplo, está a punto de impactar una ley de circularidad en México y nos toca a nosotros ver que pase, porque los que hacen y escriben la ley sí tienen que ir presionando también. 

Lo dijo Edith también, no podemos dejar de comprar moda rápida en un país como México donde se va totalmente por el precio porque evidentemente tenemos que ver eso. Tenemos que educarnos a nosotros, no tanto a las personas que van en la universidad, sino a los niños a no consumir de la manera en la que hoy consumimos. Si dejamos de consumir así, no va a cambiar porque el greenwashing es la peor cosa, el decir “esto está hecho de plástico reciclable” y entonces ya está, porque producimos el tamaño de la Torre Eiffel de botellas de plástico cada día, si seguimos produciendo eso cada día y la gente lo sigue comprando no hay manera, ni aunque lo recicles, no hay forma de que vaya a cambiar. 

Entonces, con esto en mente, si nosotros como consumidores decidiéramos tener esto en cuenta, ¿eventualmente podríamos tener menos impacto ambiental? Por ejemplo, se dice que China reciclaba la basura pero en el 2014 decidieron ya no reciclar, ¿qué va a pasar con todo ese impacto que creamos? 

Johanna: Yo no sé qué va a pasar, yo creo que nadie sabe, creo que también estamos llenos de información y desinformación, pero a mí me gusta estar del lado un poco más optimista aunque a veces sí ves países que siempre son los más grandes, que más contaminan y no están haciendo algo por cambiarlo, que únicamente se van por el lado económico. En algún momento se supone que nos tiene que pegar en la cara porque ya es inevitable pero sí creo que aún podemos hacer algo desde las nuevas generaciones.

Ricardo: Yo creo que sí podemos hacer algo, es importantísimo hacerlo, ya nos estamos enfrentando a temas muy complejos pero creo que vamos a salir de ello siempre y cuando exista voluntad política, voluntad de la sociedad y que el poder económico se dé cuenta de que no va por ahí, pero nosotros somos What Design Can Do, lo que el diseño puede hacer y desde el diseño tenemos mucho poder de hacer ciertos cambios, diseñar las cosas mejor y hacer que la gente se cuestione. Hay que cuestionarnos más la vida, hay que cuestionarnos más nuestras acciones: ¿cuánto tiempo te bañas?, ¿cuánta agua usas para cocinar?, ¿cómo lavas los platos?, ¿qué tipo de jabón usas?, ¿cómo te vistes?, ¿qué tanto necesitas para estar en el día a día; no necesitas un guardarropa lleno de cosas, eso es lo que hay que empezarse a cuestionar, ¿qué tanto necesitamos y qué tanto estamos dispuestos a sacrificar? Porque también va a haber un sacrificio y esa es la cosa más importante, estar dispuestos a sacrificar cinco días de Uber Eats.

Johanna: Al final no debería terminar siendo un sacrificio, esa inmediatez y ese consumo fue el que Edith dijo en la plática en San Ildefonso, nos hicieron ese deseo, la publicidad y toda esta nueva manera de consumir nos creó una necesidad: necesito tener un coche, necesito tener esa bolsa, necesito tener este teléfono para ser quien soy, esas ganas de identificarte con un grupo, de mostrar ciertas cosas, se volvió más importante que todo, tenemos que regresar. 

Yo pensé que la pandemia nos iba a ayudar un poquito más a regresar a eso, pero no, ya tienen que ser más radicales los cambios, los diseñadores tienen un papel muy importante.

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