Muere el antiguo chófer de Pablo Neruda, que apoyó la teoría del asesinato


Manuel Araya, cuyo testimonio fue importante para apoyar la teoría de que el Premio Nobel de Literatura fue asesinado en 1973, ha muerto a los 77 años, según ha anunciado el Partido Comunista chileno.


El antiguo chófer de Pablo Neruda, cuyo testimonio fue decisivo para sostener la teoría de que el ganador del Premio Nobel fue asesinado en 1973, ha muerto en Chile a la edad de 77 años, anunció el miércoles el Partido Comunista chileno.

“El testimonio de Manuel Araya, su gestión y su valentía fueron determinantes en la existencia de los elementos que dieron origen a la querella por la muerte del poeta que el Partido presentó junto a su familia”, señaló el Partido Comunista en un comunicado, agregando que el ex chofer falleció el martes en la localidad de San Antonio, al oeste de Santiago.

La hipótesis de que el Premio Nobel de Literatura de 1971 fue asesinado en 1973 surgió en 2011 a raíz de las revelaciones de Manuel Araya, entonces un joven militante al que el Partido Comunista chileno había nombrado ayudante y chófer del escritor, él mismo miembro del Partido.

Hasta entonces, la versión oficial era que el poeta había muerto de cáncer de próstata el 23 de septiembre de 1973. Según esta teoría, que no ha sido esclarecida científicamente, Pablo Neruda sucumbió a una misteriosa inyección administrada la víspera de su partida a México, donde planeaba exiliarse para liderar la oposición al régimen de Pinochet (1973-1990). “Neruda era un peligro para Pinochet […] A Pinochet no le interesaba que [Neruda] saliera del país por ningún motivo”, dijo Manuel Araya en febrero pasado, insistiendo en la versión del asesinato.

Aunque había mantenido la teoría del asesinato durante casi cuarenta años, no fue hasta junio de 2011 cuando el PC exigió una investigación judicial, lo que permitió exhumar el cadáver y realizar pruebas toxicológicas. Sin embargo, el grupo de expertos que investigó la misteriosa muerte del poeta fue incapaz de determinar si su fallecimiento se debió o no a un envenenamiento.

La bacteria clostridium botulinum “estaba presente en el momento de su muerte, pero aún no sabemos por qué. Sólo sabemos que no debería estar ahí”, declararon Hendrik y Debi Poinar, de la Universidad McMaster de Canadá, ambos miembros del panel que presentó sus conclusiones al juez chileno encargado del caso en febrero.

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