Perfil de artista: Ai Weiwei


“La obra de Ai Weiwei es por momentos maliciosa, destructiva y profunda. A menudo toma prestadas formas de la cultura china clásica y del entorno popular occidental […]”


Abril de 2011. El artista contemporáneo chino y opositor al gobierno, Ai Weiwei, es encarcelado y condenado a aislamiento total durante más de dos meses por las autoridades chinas. Allí, hace doce años, comenzó a escribir su autobiografía 1,000 años de alegrías y penas (2022, Debate).

“Me prometí a mí mismo que si me liberaban, escribiría lo que sabía sobre mi padre. Le diría a mi hijo honestamente quién soy, cómo es la vida, por qué la libertad es tan preciosa”, dice el artista en un vídeo publicado en su cuenta de Instagram. En este libro, repasa su propia vida y la de su padre, el famoso poeta Ai Qing, víctima de las purgas maoístas.

Los campos de trabajo del gulag chino

Ai Weiwei extrae su compromiso de su propia familia, marcada por una historia trágica. Nacido en Pekín el 28 de agosto de 1957, en la camisa de fuerza de los años de Mao Zedong, fue enviado a un campo de reeducación con su familia cuando sólo contaba con un año de vida; sucesivamente en varias provincias chinas lejanas. Permaneció allí durante la Revolución Cultural (1966-1976), con su padre, Ai Quin, un famoso poeta e intelectual, quien se convirtió en un objetivo. “Este príncipe de la poesía china encabezaba la lista de millones de intelectuales víctimas de la Revolución Cultural”, explica Ai Weiwei. En la mira del Partido Comunista Chino, Ai Quin y su familia sufrieron casi veinte años en los campos.

Ser enviado a un campo de reeducación política me mostró la realidad del poder chino, confió Ai Weiwei. Vivíamos en condiciones difíciles, literalmente en un agujero excavado en el suelo. Pero mi padre siempre estaba tranquilo y pacífico, defendiendo su sentido de la estética incluso cuando limpiaba las letrinas del campo. No me di cuenta de esto cuando crecía con él, y no me di cuenta hasta que escribí este libro. Para mí, mi padre es un santo, describe.

“Junio de 1994”, de Ai Weiwei. Él y la artista Lu Qing crearon una parodia de una fotografía turística en la plaza de Tiananmen bajo la mirada de Mao, y un recuerdo de la tragedia ocurrida cinco años antes que acabó con el movimiento estudiantil.

Su padre es sin duda su mayor inspiración. También es la razón por la que regresó de sus años en Nueva York, donde vivió de 1980 a 1993. En un contexto difícil para los artistas en China, Ai Weiwei decidió estudiar su pasión en la prestigiosa Parsons’ School of Art, donde se enamoró de la obra radical y libertaria de Marcel Duchamp, artista franco-estadounidense nacionalizado que guiaría su trabajo a lo largo de su vida. Los años fueron felices para el artista pero no se pudo hacer nada, su padre estaba enfermo y tuvo que volver.

Es cuando vuelve a sus raíces que la obra del artista contemporáneo adquiere todo su sentido. Instalación, escultura, cine, fotografía, etc. El arte de Ai Weiwei se convierte en una lucha contra el totalitarismo chino.

En la década de 1990, posó con su novia en actitud provocativa, a la vista de los soldados. Esta foto le dio a conocer en todo el mundo. Cinco años después, fotografió la plaza de Tiananmen de Pekín, lugar emblemático de lucha y protesta, mientras le “pinta el dedo”. El primero de una serie titulada Study of perspective (1995 – 2003).

Tradición y memoria

Hoy en día, Ai Weiwei es uno de los artistas conceptuales más importantes de China, fotógrafo, curador, prolífico bloguero y arquitecto, cuya reputación ha ido creciendo desde que participó, junto con los arquitectos suizos Herzog y de Meuron, en el diseño del Estadio Nacional de Pekín, “El Nido de Pájaro”, para los Juegos Olímpicos de 2008.

Ai Weiwei estudió cine en la Academia de Cine de Pekín con los famosos directores chinos Chen Kaige y Zhang Yimou. Pilar del primer movimiento vanguardista de China y a menudo llamado el “Andy Warhol” de China, se involucró en varios grupos de arte y literatura –Stars y Today– suprimidos por el gobierno a finales de la década de 1970.En 1981, Ai Weiwei abandonó China para irse a Estados Unidos, donde estudió en Pensilvania, Berkeley y en la Parsons School of Design de Nueva York.

En 1993, regresó a China. En 1994 publicó, junto con el curador independiente y crítico de arte Feng Boyi, el Black cover book, un tratado sobre arte moderno que también defiende sus ideas políticas. Ai Weiwei continuó con este tipo de trabajo publicando el White cover book en 1995 y el Grey cover book en 1997. A finales de los años 90, fundó en Pekín The China Art Archives and Warehouse, una asociación cuya misión es defender el arte chino moderno y a una nueva generación de artistas emergentes.

En 1999, Ai Weiwei abrió su propio estudio en Pekín: Fake Design. En 2000, junto con Feng Boyi, organizó la primera bienal independiente en Shanghai con el evocador título Fuck Off, que reunió sus propias obras e instalaciones, así como las de otros artistas chinos.

En 2003, Ai Weiwei comenzó su colaboración con Herzog y de Meuron y en 2007 fundó la Fundación de Arte Chino Moderno. En 2008, los Premios de Arte Contemporáneo de China le otorgaron el premio a toda una vida.

El trabajo del artista se ha presentado en los lugares más prestigiosos: el Museo de Arte Moderno de San Francisco, la Documenta de Kassel –donde invitó a 1001 chinos y creó una instalación hecha con 1001 puertas y ventanas de casas destruidas de las dinastías Ming y Qing–, la Bienal de Venecia, el Museo Hara de Arte Contemporáneo de Tokio, la Haus der Kunst de Múnich con la exposición So Sorry, y varias galerías de Nueva York y de todo el mundo.

Study of Perspective – Tiananmen Square (1995 – 2003)

Además, lidera una lucha incansable a través de su blog o de Twitter –métodos que no son del agrado de las autoridades chinas–; se expresa con compromiso sobre temas como la libertad, la mentira, la memoria. En Internet se le suele apodar “Ai Weilai”, un juego de palabras que significa literalmente “el que ama el futuro”. Informa e investiga, como un periodista, los diversos asuntos del poder chino.

La obra de Ai Weiwei es por momentos maliciosa, destructiva y profunda. A menudo toma prestadas formas de la cultura china clásica y del entorno popular occidental, imitando el vocabulario visual mediante sistemas de lógica que tanto niegan y recuerdan su contexto original como utilizan sus valores en un contexto actual. Ai está constantemente rodeado de artistas y otras personas. Su participación en la construcción del estadio olímpico y en un proyecto inmobiliario en Ordos, Mongolia Interior, asegura su lugar en la escena artística china.

El comienzo de los problemas con el gobierno chino 

Fue durante su investigación tras el terremoto de Sichuan en 2008 cuando el gobierno comenzó a interesarse por el caso del artista. La causa fue el derrumbe de una escuela que provocó la muerte de varios miles de niños. Al parecer, el edificio no se construyó siguiendo normas establecidas. Las autoridades hicieron todo lo posible para acallar las sospechas de corrupción, pero el artista contó y nombró a los niños que murieron en las escuelas derrumbadas.

Ai Weiwei pagó muy caro sus creaciones y su postura. Desde entonces y hasta su detención en 2011, fue objeto de diversas intimidaciones. Como artista, no duda en documentar estas detenciones haciendo fotos o vídeos y publicándolos en Internet. La más famosa es aquella en la que fue golpeado por un agente de policía, lo que le llevó a permanecer en el hospital. Su detención en 2011 sonó como un largo silencio de 81 días, durante los cuales Ai Weiwei no dio señales de vida. Cuando volvió, el artista ya no estaba seguro y tuvo que marcharse.

El segundo exilio de Ai Weiwei

Este es el segundo exilio del artista chino. Protegido por su fama, ahora vive en Portugal. Poco después de su partida, su estudio de Pekín fue destruido por el gobierno de la ciudad. Este es otro símbolo de la naturaleza subversiva de la obra de Ai Weiwei.

A pesar de estos intentos de intimidación, el artista no ha dicho su última palabra. Desde su tierra de exilio, sigue denunciando las acciones del gobierno chino. El último ejemplo es su participación hace dos meses en la inauguración de un nuevo local de arte contemporáneo en Hong Kong, donde Pekín lleva a cabo una drástica represión del movimiento prodemocrático desde 2019. La fotografía de la plaza de Tiananmen iba a ser exhibida allí. Sin apelación, la famosa foto fue censurada. Una nueva forma de que el artista ponga de manifiesto los métodos del gobierno chino.

La tradición y la memoria son medios de expresión para comprender nuestras resistencias y limitaciones.

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