Wassily Kandinsky (Imperio Ruso, 1866 – Francia, 1944), como todo artista, pasa por distintos proyectos y procesos antes de su rebelión a finales del siglo XIX. Terminando la década de 1890 y hasta principios de 1900 se enfoca en cuadros desbordantes de color al óleo y muy expresivos en donde pintaba, principalmente, paisajes (Puerto de Odessa; Munich. Schwabing) A partir de 1902 comienza a usar la xilografía y, a partir de esto, replantea el color y las cualidades de la figura plana (Novia. Belleza Rusa; La cantante); en este año también pinta Jinete azul y es lo que eventualmente llamará “necesidad interior” lo que le llevará a Túnez a redescubrir la luz y el color.

Puerto de Odessa  
El jinete Azul

En 1907 pinta escenas folklóricas inspiradas en leyendas rusas y  es notoria la influencia del Jugendstil (Noche de luna; Cuervos). Ya en 1908, instalado en Múnich, tiene en mente el misticismo proveniente del simbolismo y cómo se podría manifestar en el amanecer de las vanguardias como el impresionismo, el postimpresionismo, art nouveau y fauvismo, para así, llegar a la estación expresionista.

Noche de luna
Sin título (primera acuarela abstracta)

Arte realista y arte del espíritu

La transgresión pictórica de Kandinsky comienza en 1910 con la ruptura de hábitos realistas heredados, así como también se genera una ruptura con el impresionismo realista y naturalista; también un distanciamiento de las manifestaciones vanguardistas parisinas a las cuales designará como “l’art pour l’art” (arte por arte), que se podría definir como un estado de contemplación vacía en donde no hay vibración anímica, sino gozo material.

La pregunta e intención que tendrá –y que volverá a abordar en Rückblicke (Mirada retrospectiva)– es “¿qué debe sustituir al objeto?”, cuya respuesta rebasa al expresionismo al no sólo desfigurar el objeto, sino que lo elimina para que, de esta manera, se llegue a la abstracción en donde al principio puede que sólo se vean formas y colores con un –posible– tema incomprensible, pero que eventualmente lleva a la libertad del espíritu y se manifiesta a través del artista; a través de éste se revelan fuerzas que no pueden ser comprendidas o conceptualizadas por medios miméticos, a esta fuerza le llamó “sonido interior” y se debe manifestar a través de obras capaces de transmitir en manifestaciones inmateriales o no naturales.

Por lo tanto, “la pesadilla de las ideas materialistas” imposibilitan el acceso al espíritu en su estado petrificado y sugerente. El enemigo, entonces, es el la producción tecnócrata y la idea del dominio sobre la naturaleza; se menciona un desocultamiento espiritual de la obra por la obra con la ayuda del artista, es decir, el artista se manifiesta como único y creador, por lo que su obra no habría sido posible sin su existencia y a su vez, la obra realizada es un mundo que se descubre, así como Miguel Ángel hizo con los Esclavos.

Lo anterior sólo es alcanzable si es posible rebasar o lograr ponerse sobre los cánones estéticos de la época que están establecidos porque el arte vive del y en el tiempo para sobrepasarlo, de lo contrario, al igual que l’art pour l’art, todo arte estaría petrificado.

Cromestesia y sinestesia

Para Kandinsky, la música es la expresión artística a la que los pintores miran con recelo, ya que ésta es móvil, se ha emancipado de la naturaleza de tal manera que siempre está en constante cambio y sólo puede manifestarse a través del tiempo; todo lo contrario a la pintura, que sólo se manifiesta en un momento estático, entonces la abstracción se plantea un acercamiento a la música desde las matemáticas y desde su teoría. 

Hay que ver la música y hay que escuchar los colores, de aquí viene la manera de producir y los títulos de “impresión”, “improvisación” y “composición” en donde la primera manifiesta un sentimiento inmediato, el segundo es una expresión de carácter interno y el tercero presenta sentimientos y sensaciones formadas y desbordantes. Con lo anterior se pretende lograr una reconciliación entre la música y la pintura.

Composición VIII
Impresión III (Concierto)
Improvisación XIV

En 1912 Kandinsky integra al almanaque Der Blaue Reiter –también el nombre del movimiento que confunda junto a Franz Marc– “Sonoridad amarilla: Una composición escénica”, una obra que también es una oda al color amarillo. Ya aquí es observable la relación e importancia que le da a los colores y esto se desarrolla más en De lo espiritual en el arte cuando habla de las cuatro grandes antinomias del color, siendo estas: I – Amarillo y azul; II – blanco y negro; III – rojo y verde; IV – naranja y violeta. Las antinomias se rigen por su naturaleza excéntrica -física- o concéntrica -intelectual-, así como su cantidad de luz u oscuridad. Esto a su vez repercute en su teoría, ya que a cada color es posible, de cierta manera, asignarle un color.

Theodor Adorno señala que cuando Arnold Schönberg publica en Der Blaue Reiter un programa de “lo espiritual en el arte”, lo hace pensando en espiritualizar la música, no una abstracción de ésta; sobre el mismo almanaque y su naturaleza heterogénea, el mismo compositor  añade que toda obra es “tan homogénea en su composición que cada elemento particular revela su esencia más íntima y profunda”.

Eventualmente, al inicio de la década de los 20, Kandinsky comienza a dar clases en la Bauhaus, en donde la geometría se convierte en un punto clave de su obra, tomando en cuenta su carácter metafísico y formal. Después de la ocupación Nazi y la disolución de la Bauhaus, el pintor encuentra un nuevo horizonte en Francia, en donde descubre las revelaciones científicas del mundo de las bacterias y seres orgánicos microbiológicos, así como la escena artística de las vanguardias en París, lo que le llenan de vitalidad y crea sus mejores obras hasta su muerte en 1944.

Fila de signos
En torno al círculo

El levantamiento, la caída y… ¿la estabilidad del arte?

Kandinsky fue una ola que estuvo chocando contra el cambio de siglo, con la academia conservadora que no permitía cambiar contenidos o estilos y contra una sociedad en busca de algo más que el mercado, así como la contemplación no-crítica y no-sensorial.

El arte estaba cerrado y se continuaba cerrando, si bien las vanguardias llegaron a romper moldes y a tropezarse entre ellas, continuaban con una producción hegemónica -hasta cierto punto-, las manifestaciones heterogéneas presentadas en el almanaque permitieron un repensar y replantear al arte y la posibilidad en sus lenguajes.

¿Qué es el arte hoy en día? ¿De qué manera evitamos ser ahogados por el pensamiento academicista y liberamos la expresión real, no guiada por contenidos válidos o tendencias impuestas? 

Cada periodo cultural produce un arte que le es propio y que no puede repetirse.

Kandinsky, De lo espiritual en el arte
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