El estilo de Yoshitaka Amano se ha mantenido constante, pero sin temor a cruzar los límites y las capacidades de las técnicas que comprenden las artes plásticas.
Diciembre de 1987. Un gran número de familias japonesas se reunieron frente a sus respectivos televisores y encendieron sus Family Computer (Famicom) / Nintendo Entertainment System (NES) para experimentar el lanzamiento de uno de los últimos proyectos de Square Co., Ltd (SquareSoft; Square Enix) antes de caer en bancarrota –lo cual no sucedió–: Final Fantasy. Inmediatamente después de escuchar los primeros segundos de “Prelude”, compuesto por Nobuo Uematsu, y de leer un texto introductorio al juego de rol creado por Hironobu Sakaguchi, se presentan los primeros diseños de personaje y ambientación realizados por Yoshitaka Amano, marcando así el inicio de su consolidación como artista gráfico.
Amano nació el 26 de marzo de 1952 en un pequeño poblado ubicado en Shizuoka, a los pies del Monte Fuji, mostrando un gran interés por el dibujo al utilizar los grandes rollos de papel que su hermano llevaba a casa de su trabajo en una fábrica. Al cumplir catorce años, después de haber practicado y desarrollado un estilo propio, el joven ilustrador visitó a un amigo en Tokio y aprovechó para acercarse al estudio de animación Tatsunoko Productions –hogar de Space Ace y Mach GoGoGo (Speed Racer)–, solicitando una oportunidad al mostrar su portafolio de artista. A pesar de su corta edad, su talento fue reconocido; ingresó como ilustrador interino y su familia no tuvo más opción que aceptar un dormitorio en una residencia de la compañía para su hijo.
Un año después, tuvo la oportunidad de participar en el diseño de algunas icónicas animaciones, como es el caso de Gatchaman, Hutch the Honeybee, y Cashaan: Robot Hunter. Sin embargo, tras permanecer quince años con la empresa, Amano terminó agotado, ya que “una vez que tu vida es demasiado estable, tu creatividad muere”. Fue así que entregó su renuncia y optó por una vida como freelancer, lo que le llevó a sus trabajos más fructíferos. Su trabajo comenzó a ser reconocido gracias a la revista japonesa Science Fiction Magazine hasta que comenzó a realizar comisiones para distintos escritores, creando piezas que logran resaltar la narrativa presentada por los autores. Por otra parte, ganó el Premio Seiun en la categoría de mejor artista por cuatro años consecutivos (1983 – 1986). A pesar de sus logros, no se considera un artista. Ha llegado a comentar que:
Soy bastante brusco. No sé escuchar. No escucho las ideas de los demás. En Japón, llamarse “artista” es una tontería. No quiero llamarme artista. Quiero que la gente me considere una persona normal. No creo que tenga nada tan especial.
(FFX)
FFXVI
En 1984 publicó Maten (Evil Universe), libro que compila 63 ilustraciones en color y 47 en blanco y negro en acrílico, acuarela, pluma y tinta. Durante este periodo colaboró con Hideyuki Kikuchi (Vampire Hunter D); Kaoru Kurimonto (Guin Saga); Yoshiki Tanaka (Arslan Senki); incluso con el director Mamoru Oshii para desarrollar la película animada Angel’s Egg, en la que aportó la historia y el diseño de personajes. Su gran versatilidad y calidad de trabajo le abrieron las puertas a otro proyecto en un formato que no había explorado anteriormente: los videojuegos.
La entrada de Amano al mundo de Final Fantasy le otorgó la visibilidad que necesitaba para ser mundialmente conocido. Ha participado en la gran mayoría de las entregas, desde diseñador de personaje y arte conceptual, hasta diseñador de logo e imagen. Con el paso del tiempo, ha dejado de lado la parte más activa del desarrollo y la creación de personajes, optando por un papel más pasivo aportando únicamente diseños de título. Los juegos están en fase de desarrollo cuando se le envían las peticiones de logotipos sin mucha documentación. Es entonces que interpreta la información disponible, trata de incorporarla y crea una ilustración a partir de ella. Como el diseño del logotipo se basa en un concepto central, no hay muchos aspectos importantes que se desvíen o cambien de forma significativa aunque el logotipo sea creado al principio de la producción.
Celes Chere (FFVI)
Durante su época de animador e ilustrador, llegó a interesarse por el arte y el teatro. Comenzó a crear telones de fondo a escala real y pantallas para espectáculos en vivo. El Yurakucho Mullion de Tokio (Japón) acogió su primera exposición en 1989, y su segunda muestra tuvo lugar en la Bienal de Orleans (Francia). Otros museos ofrecieron exposiciones de su obra, como el Barbican Art Centre de Londres (Inglaterra), la Superfrog Gallery de San Francisco (California) y el Museum of Contemporary Art Shanghai de Shanghai (China).
Hacia 1997, la ciudad de Nueva York fue bañada por la obra de Amano gracias al proyecto a cargo de Grey Entertainment y los redactores Jane King y Jeff Alphin, Think like Amano, en el que se realizaron una serie de carteles publicitarios en los que el ilustrador japonés plasmó algunas de sus ideas en forma de frases cortas y afirmaciones sobre fragmentos de obras realizadas por el mismo artista. La intención de este performance que ocurrió a lo largo y ancho de lo que consideraba como su “ciudad de fantasía, un lugar donde puedo soñar libremente y sin las constricciones de lo conocido”.
El proyecto de colaboración cinematográfica y musical con el compositor David Newman, encargado por la Filarmónica de Los Ángeles titulado 1001 Nights se estrenó en 1998, producido por Yukio Sonoyama; un año después se lanzó la exhibición multimedia del nuevo personaje de Amano: HERO. Ese mismo año surgió la primera colaboración con el autor británico Neil Gaiman, en una nueva entrega de The Sandman. Tal respeto mutuo llevó a que, después de la muerte de David Bowie en 2016, Amano decidiera ilustrar un cuento escrito por Gaiman, a pesar de que ninguno de los dos conoció al delgado duque blanco.
El estilo de Yoshitaka Amano se ha mantenido constante, pero sin temor a cruzar los límites y las capacidades de las técnicas que comprenden las artes plásticas. Desde la década de 1970, la intriga por las producciones culturales encontradas en occidente le llevó a estudiar las obras de arte del movimiento europeo del Art Nouveau de finales del siglo XIX y principios del XX, así como la antigua obra japonesa de impresión en madera de Ukiyo-e, lo cual es evidente en Elektra and Wolverine: The Redeemer (2002), los tres números que trabajó con Greg Rucka; así como las portadas realizadas para los álbumes de Galneryus, banda de power metal proveniente de Japón. En cuanto a su propia técnica, Amano ha comentado:
Cuando empecé a ilustrar, no sabía cuál era mi estilo, aunque tenía que expresarlo en mi trabajo. Por eso observaba las obras de artistas como Gustave Moreau, Mucha y muchos otros como Da Vinci. Al intentar imitarlos, mi estilo empezó a definirse poco a poco. Así conseguí expresarme, en cierto modo. Hoy todavía no sé cuál es mi estilo o qué define el toque “Amano”, pero sigo dibujando lo que me gusta de todas maneras. Quizá este es mi estilo.
Sus proyectos más contemporáneos radican en la apertura de su estudio cinematográfico Studio Devaloka en 2010, algunas colaboraciones con Dark Horse Comics, y, más recientemente, el anuncio de Yoshitaka Amano’s VR Museum en Kickstarter en 2022, el cual llegó a su meta ocho horas después de su inicio. Han pasado cuatro días desde su cumpleaños número 70 y parece que apenas está comenzando.
Last modified: marzo 31, 2022
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