Piezas tenebrosas en subasta

Piezas tenebrosas en subasta 

Recuerdo cuando mi madre me contó que antes, los tableros de ouijas se vendían en los centros comerciales como walmart. Me sorprendió, sobre todo porque yo nunca he visto un tablero real, solamente aquellos que amigas o personas cercanas a mí deciden dibujar en momentos de ebriedad o que rescatan de las cosas viejas de sus familiares.

Es interesante cómo, el tipo de sociedad que tenemos actualmente, ha, según ella, terminado con el miedo. Por lo menos con el miedo en mayúsculas, ese que era muy fácil de ilustrar antes. Lo embrujado, los fantasmas, los mal llamados “locos”. Como si la información a la que tenemos acceso, fuera, verdaderamente, la clave para desarmar el factor de paralizarnos cuando escuchamos ruidos y crujidos que no reconocemos del todo en las madrugadas.

Ahora, aunque no hemos vencido el miedo, hemos establecido un tipo de relación hollywoodense con el temor. El “boo factor”, ese sustito rápido en el que un espectro nos aparece en pantalla y nos hace gritar, espantarnos con el espasmo de la sorpresa repentina. Al mutar el formato de nuestros temores, tiene todo que ver el hecho de que también muten las maneras en las que lo consumimos. Por ejemplo, no hay cosas que me asusten más que los videojuegos de terror, ni las películas en las que están basados logran crear ambientes de total y genuino espanto. 

Con el capitalismo voraz, es lógico que las estrategias comerciales se hayan acoplado incluso con algo tan capitalizable como asustar a las masas. E-bay es suficiente como para comprar piezas que aunque se consideraban invaluables, ahora tienen un precio para que puedas adquirir no solo la parte material de la obra, sino la experiencia completa.

Eric Oglander, artista de 31 años fue una de las víctimas de tragarse la narrativa de lo embrujado enlazado al capitalismo y escupirla digerida haciendo algo al respecto. Incluso si ese hacer algo significaba únicamente a través de capturas de pantalla precisas y misteriosas. El registro del artista, de hecho nos ahorra, como consumidores del terror, la tarea guiada por el morbo de investigar, pues nos pone en bandeja de plata una gloriosa recopilación de ventas terroríficas en ebay.  Es interesante que para el artista, no es importante en sí el objeto en venta, sino la capacidad de registrar, en un artículo como este, la narrativa que existe alrededor del objeto en venta, el cambio de perspectiva que necesariamente existe al cambiar la plataforma en la que se expone el objeto terrorífico. Es el hecho de que podemos capturar y morbosear en línea, viajando entre las piezas en venta que antes del internet hubiéramos considerado una maldición que se nos aparecieran frente a los ojos y no habríamos pensado en la posibilidad de comprarlas en un catálogo tan rápido e insípido como aquellos en los que compramos cualquier cosa a través de la red.

Una de las muñecas que Oglander encontró en subasta

Ahora, además de tener una recopilación en tumblr de fotos de espejos en venta, Eric Oglander se dedica a ser espectador de cómo se venden experiencias macabras por internet. Un espectador quizá más agudo que nosotros, aunque al final la conclusión final sea la misma. El miedo muta según lo hace el entorno de aquellos capaces de sentirlo, en este caso, los seres humanos, y pocas cosas son tan interesantes como la capacidad que tenemos de irnos volviendo fríos y escépticos, es como si estuviéramos constantemente retando al miedo y diciéndole: a ver, qué tienes para darme, esfuérzate o me voy a aburrir y mejor abro instagram.                                                                                                                                                                                                                           


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