Su cuerpo dejarán: Una reflexión necesaria sobre el trabajo de cuidado y la vejez

“La vejez intimida, esperamos haber logrado algo que nos de la libertad de vivir como se nos de la gana, la vejez libera a quienes vivieron bajo el yugo social toda su vida, la vejez es una experiencia personal […]”


La vejez puede ser muchas cosas, puede ser romantizada por el imaginario colectivo que se ve a sí mismo viviendo sus últimos años en calma, otros eligen no pensar en cómo llegarán a ella, la vejez asusta, se dibuja como un futuro incierto en el que la mayoría no tiene nada asegurado. La vejez intimida, esperamos haber logrado algo que nos de la libertad de vivir como se nos de la gana, la vejez libera a quienes vivieron bajo el yugo social toda su vida, la vejez es una experiencia personal, sin embargo, en muchas ocasiones la vejez suele ser una cárcel más oscura, un espacio incomprendido en una mente cansada, una travesía en un campo minado en el que las fuerzas ya no alcanzan. Alejandra Eme Vázquez sabe estas condiciones y no duda en exponerlo en su ensayo Su cuerpo dejarán, en donde de una forma muy hábil entrelaza una narración muy personal con críticas precisas sobre la vejez y el trabajo de cuidado.

Para contextualizar, Alejandra Eme Vázquez es una docente, creadora y escritora mexicana que ha dedicado gran parte de su investigación a la reflexión sobre el trabajo de cuidado, lo que la llevó a crear “Pensar lo doméstico”, un espacio colectivo donde mujeres tienen la oportunidad de dialogar, leer, compartir experiencias y textos críticos o literarios en torno al trabajo de cuidado. Bajo el lema “Porque alguien tiene que hacer el trabajo sucio” se reciben las reflexiones de muchas mujeres que deciden hacer colectivos sus pensamientos y resaltan la importancia del trabajo doméstico para sostener la sociedad.

¿Su trabajo existe? Con esta frase comienza el ensayo que en principio indaga en la concepción de trabajo que tenemos en mente y la forma en que existe para el mundo. A través de una encuesta nos lleva a cuestionarnos el tipo de trabajo que tenemos, sin embargo, al final, cuando se realiza el conteo nos muestra que, mientras la puntuación más alta es la ideal, pues implica condiciones laborales dignas y, evidentemente, privilegiadas, la puntuación más baja evidencia una situación laboral precaria, en la que seguramente nos encontramos muchos. Lo interesante de este ejercicio es que los puntajes que se acercan a cero sólo reflejan el trabajo de cuidado.

Alejandra Eme Vázquez

Alejandra Eme parte de una experiencia propia para detallar los retos que implican cuidar de una persona, en su caso fue a su abuela, se cuestiona y reflexiona en torno al cuidado desde su concepción.

¿De qué hablamos cuando hablamos de cuidar? De defender. No: de vigilar. O quizá de preservar, de proteger, de resguardar, de asegurar, de observar, de verificar, de regular, de amar, sí, de amar, y de desconfiar también porque se cuida lo que está en riesgo de no permanecer. Se cuida lo frágil, lo débil o imperfecto: lo importante, lo valioso, aquello que no concebimos perder. Hay cuidadores de niños, de ancianos, de enfermos, de presos, de casas y de mascotas, porque el cuidado es una hidra de muchas cabezas y a cada cual corresponde una actitud distinta, oscilante entre la ternura y la crueldad, según el caso. El tema es cómo y desde dónde se cuida, si desde la angustia, desde la sospecha, desde el odio o desde la generosidad. Si se establece una jerarquía o una horizontalidad. Si se disfruta o se sufre. (Eme, 2019)

A partir de entonces Alejandra nos llevará a preguntarnos desde qué postura nos hemos encontrado como cuidadores o cuidados, sin dejar de lado, por supuesto, las implicaciones de género que tienen que ver en el tema. A lo largo de su texto nos cuenta como si fuéramos los lectores de un diario muy íntimo que también podría ser un manifiesto político la manera en que cuidar a su abuela de forma remunerada la hizo cuestionarse su propia realidad y la realidad de las mujeres que la rodean, como el trabajo de cuidado sostiene a la sociedad misma y que a pesar de ello sigue sin ser considerado trabajo, porque no se remunera. Incluso se cuestiona si habría manera de hacerlo de forma justa, porque si algo es cierto es que el cuidado no termina, desde el autocuidado más básico que implica alimentarnos y vestir, hasta el cuidado del otro. Alejandra aprovecha la fuerza con la que encara esta problemática para hablar de sesgo de género que rodea todo tipo de trabajo de cuidado, cuestiona el rol de la mujer en la sociedad y porqué se considera que la mujer es quien tiene las habilidades necesarias para realizar un trabajo tan menospreciado como el cuidar de otros. 

A lo largo del ensayo no escatima en mostrar lo cruda que puede llegar a ser la vejez, incluso una que no tiene complicaciones económicas, pues la vejez llega y arrasa con todas las certezas que se tienen en la juventud y la adultez, reflexiona sobre cómo su abuela tiene todos estos conocimientos sobre el cuidado que nadie valora y que con el paso de los años le son prohibidos, incluso si ella es experta, no se escatima en negarle sus conocimientos e incluso regañarle, aprovecha incluso para examinar lo que sucede con el cuerpo en la vejez, la manera en que los médicos pueden ser condescendientes y cómo todas las funciones corporales se deterioran, se agotan, como si el cuerpo reclamara descanso de años y años de servicio, de cómo también la mente está cansada y añora personas o situaciones que nadie más comprende, porque la mayoría de quienes las compartieron ya no están. 

Sin duda Su cuerpo dejarán es un ensayo que invita a la reflexión, que nos muestra pasajes con los que fácilmente nos identificamos, que podemos entender porque me atrevería a decir que todos y todas conocemos personas de la tercera edad que fueron cuidadoras y  que ahora son cuidadas, es un texto que sin afanes tendenciosos de mostrar intelectualidad es capaz de movernos fibras sensibles y mostrarnos un camino más empático, más humano, de ver la vez y el trabajo de cuidado. Reflexiones de este tipo son necesarias para dialogar desde la intimidad con las amigas, las hermanas, con las madres y abuelas, pero también para cuestionar la estructura, el sistema que nos lleva a vivir de esta manera. 

Referencia: 

Alejandra Eme Vázquez. (2019). Su cuerpo dejarán. México: Kaja Negra / El Periódico de las señoras


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