También se escribe en lenguas originarias

Imagen destacada: Cuento del conejo y el coyote, Francisco Toledo

Columna por: Celeste Espinosa

“Centrarnos en una sola cultura prehispánica sería reducir la magnitud de las expresiones artísticas que tuvieron lugar en México, sin embargo […] quisiera recomendarles 3 obras de la época prehispánica que me parecen imperdibles”.


La literatura es comúnmente pensada en términos relativamente contemporáneos, normalmente cuando hablamos de literatura mexicana inmediatamente pensamos en los exponentes más reconocidos como José Emilio Pacheco, Rosario Castellanos, Juan Rulfo, quienes impulsaron la literatura nacional en muchos aspectos y sin duda merecen ser referentes, sin embargo, no solemos mencionar y, a veces, ni siquiera recordar, que la literatura en México va mucho más allá, pues ya antes de que los españoles invadieran América Latina, en el territorio mexicano ya se relataban historias en forma de cuentos o poemas.

Centrarnos en una sola cultura prehispánica sería reducir la magnitud de las expresiones artísticas que tuvieron lugar en México, sin embargo, para fines de este texto, quisiera recomendarles 3 obras de la época prehispánica que me parecen imperdibles.

El primer cuento es maya, una lengua hablada en gran parte de la península y que es originaria de la cultura del mismo nombre que tuvo su auge entre el 1000 a.C. y el 500 a.C, sin embargo, a pesar de los esfuerzos coloniales por borrar todo vestigio de las culturas prehispánicas, la cultura maya vive y respira, como muestra de ello la literatura escrita desde la antigüedad hasta el presente.

El pájaro real / Tsikbal tuuso’ob

Cuentan los antiguos señores, que no había pasado mucho tiempo después de la creación de los animales, cuando Dios recordó que no le había dado nombre a ninguno. Por esta razón, anunció que haría una fiesta en la cual habría una carrera. Todos los animales correrían y conforme fueran llegando les iría dando su nombre. Correrían juntos aves y animales de la tierra.

Ku tsikbalta’al tumen úuchben máako’obe’, ma’ úuch beeta’ak ba’alche’obe’, k’a’aj ti’ Yuum K’uj ma’ u ts’aamaj u k’aaba’ mix juntúul ba’alche’i’.

Le beetik tu ts’aj u t’aanile yaan u beetik jump’éel cha’an tu’ux kun anchajak jump’el áalkab. Tuláakal ba’alche’ kun áalka’nako’ob, je’el bix kun k’uchulo’obe’ bey kun ts’abak u k’aaba’ob, paklan kun áalkanak ch’íich’o’ob yéetel ba’alche’ob.

Mi siguiente recomendación es una antología de Cuentos Ñähñu de varios municipios como Tlaxcoapan, Cardonal, San Agustín Tlaxiaca, Tlahuelilpan, en Hidalgo. Esta antología llamada El susurro del Mezquite está disponible en línea y tiene una edición ilustrada bellísima, ideal para compartir con las infancias.

El Rastrojito / Ra zi rastrojo

Cuentan por ahí las malas lenguas, que en la plaza de Tlahue, al Pulquito le ponen caca de coyote, según pa’ hacerlo rendir…, esto nos cuenta entre risas la viejecita Tere, la verdá ya no se me antoja, por eso yo nomás pura agüita cuando me voy al campo a pastorear. Llevo a las vacas y borregas, por eso hay que levantarse temprano pa’ ordeñar y salir a vender la leche.

T’ena rí gehni, ha ra ntai ra hnini ‘Wäthe, bí ents’a ra poho gä ‘min’yo ha ra sei pa dä xu, nu’ä di xikagihê (di nthedetho) ra zi dätsu Tere: “Nu’ä ra majwäni, ya hindí né gä tsapi, hange’ä nge’ä nse dí tsithe nu’bu drí ma fadí ha ra batha. Drí tsits’i ma bâga ‘ne ma ‘yo, hange’ä nge’ä mahyoni dä nangi ‘nitho pa dä te’mi ‘ne dä pa’ba”.

El último texto que quiero recomendar es un cuento zapoteco que está ilustrado por Francisco Toledo, también se encuentra disponible en línea y muy fácil encontrarlo, como los otros dos textos que recomiendo, es una obra ideal para que los niños y niñas lean.

Cuento del conejo y el coyote / Didxaguca’sti’ Lexu ne Gueu’

Éste es un cuento que me contó mi abuelo: es el cuento del conejo y el coyote. En una noche de luna llena, entró el conejo en un huerto de chiles. Le dio tanto gusto que hasta brincó entre ellos y escogió los más grandes para comer.

Cuando amaneció, el dueño del huerto fue a ver sus chiles. Se sorprendió de verlos regados en el suelo. Entre las plantas reconoció las huellas del conejo. Con cera de abeja hizo un muñeco para ponerle una trampa al conejo.

Ndi’ nga ti didxaguca’  ni biui’ ne bixhozebiida’ naa, chigüenia’ni laatu, stiidxá’ Lexu ne Gueu’.

Ti gueela’ cuzaani beeu zicape’ ti ridxí’, biuu Lexu ndaani’ ti ñaa nuu stale guiiña’. Bieche’ guchesa lade guirá’ guiiña’ ne gulí ni jma namboolo’ gudó.

Birá si gueela’ guyé xpixuaana’ ñaa ziguuya ca guiiña’ sti’, málasi biiya’ laacani rechendase cani layú. Casi bi’ yabe lade ca yaga que binibia’ be stuuba’ Lexu. Gucuaabe xcuaana’ bizu biza’ be ti binni, nabe zusiguiibe Lexu.

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