Tras el robo, el ladrón permaneció prófugo durante casi una década.


Este viernes, un hombre de 50 años acusado de robar tres obras de arte de la Galería Nacional de Grecia en Atenas en enero de 2012 fue condenado a seis años de prisión con suspensión de la pena. Al acusado se le ha identificado como Giorgos Sarmantzopoulos.

Entre las obras robadas se encontraban: Molino de viento con casa de verano (1905), de Piet Mondrian, Cabeza de mujer (1934), de Pablo Picasso, y el boceto de Guglielmo Caccia San Diego de Alcalá en éxtasis con la Santísima Trinidad y los símbolos de la Pasión.

“El daño irreversible se vio durante la inspección. La consistencia del color estaba dañada. Estas obras deben conservarse en condiciones especiales para que no sufran daños”. 

Declara ante el tribunal Eftychia Agathonikou, directora de las colecciones del museo.

Sarmantzopoulos, fue declarado culpable de robo con agravantes, pero el tribunal suspendió su condena mientras apelaba a cambio de que llevara un monitor y se mantuviera a menos de tres kilómetros del lugar del delito.

Molino de viento con casa de verano (1905), de Piet Mondrian, Cabeza de mujer (1934), de Pablo Picasso, expuesto por la policía de Grecia.

“El robo del siglo”

El caso se dio acabo de esta manera, el culpable irrumpió en la National Gallery el 9 de enero de 2012, utilizando una entrada de balcón sin llave, cometiendo lo que se ha denominado el “robo del siglo”. Activando numerosas falsas alarmas, engañó a los guardias. Luego, con una navaja, cortó los cuadros de sus marcos y escapó por una escalera que conducía al sótano. Aunque él insiste en que lo hizo todo solo, otra historia describe a una segunda persona que supuestamente vigilaba.

Tras el robo, el ladrón permaneció prófugo durante casi una década.

Sarmantzopoulos fue finalmente detenido en junio de 2021. El culpable dijo entonces a las autoridades que había estado trabajando en la construcción como pintor y que robó los cuadros por una autodenominada “pasión por el arte”.

“Se rumoreaba que el cuadro [de Caccia], que supuestamente había sido destruido, había aparecido en una subasta en Florencia. Me puse en contacto con la National Gallery para ver qué medidas habían tomado. Lo más sencillo habría sido enviar documentos [a la casa de subastas] y ver quién recibió el cuadro. Porque no se vendió. Ellos [la National Gallery] no hicieron nada”.

Comenta, abogado y coleccionista de arte Stelios Garipis, en su testimonio para el caso. 

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