Usar patrones de superhéroes es normal, que les digas qué usar, no

Columna por: Rossebanks

“En este Día del Niño, recordemos la importancia de escuchar y respetar las voces de los niños y niñas en todas las áreas de la vida, incluyendo su elección de ropa […]”


Las personas que tienen infancias, suelen vestirlas de una forma muy “estética” desde nuestros ojos con búsqueda de inspiración o perfección en el mundo. La forma de ver los outfits de las personas en general, se ha vuelto algo muy entrenado, en cuanto vemos a alguien con colores vibrantes y usados de forma estratégica, nos llama la atención, el verse pulcros y arreglados, pero a la vez con estilo y personalidad se ha vuelto una norma no hablada en el mundo de la globalización, sin embargo, ¿qué pasa cuando no estamos en búsqueda de trabajo, de dar una buena impresión o no tenemos alguien a quien impresionar con nuestra imagen?

Esto mismo les sucede a las infancias, en donde dependen de los y las tutoras para poder vestirse o comprar prendas, pero, ¿por qué seguimos viendo infancias de 5 años con camisas de botones al cuello y pantalones que no les permiten moverse o jugar en la tierra?

El término

El adultocentrismo es la tendencia a ver el mundo desde la perspectiva de los adultos y considerarlos como el grupo social dominante. Se refiere a la creencia de que las necesidades, deseos y experiencias de los adultos son más importantes y relevantes que las de los jóvenes o niños. 

Este puede manifestarse en diversos ámbitos, como en la educación, la política, la cultura y las relaciones interpersonales. Por ejemplo, en la educación, puede manifestarse en la creencia de que los adultos tienen un conocimiento superior y que los jóvenes deben aceptar y seguir las normas establecidas por ellos sin cuestionarlas.

Podemos verlo de forma abrupta en la película de “Matilda”, cuando el padre, interpretado por Danny DeVito, usa esta icónica frase “Yo soy grande, tú pequeña. Yo estoy bien, tú estás mal. Yo soy listo, tú tonta… y no hay nada que puedas hacer para cambiarlo” que nos parece tan normal y divertida, cuando en realidad es una crítica al trato de las infancias por parte de los adultos.

Esta conducta puede tener efectos negativos en las personas jóvenes y en la sociedad en general, ya que puede llevar a la exclusión y discriminación de grupos máspequeños en edad, así como a la falta de reconocimiento y valoración de sus perspectivas y experiencias únicas.

A menudo se espera que la juventud y nuevas generaciones se vistan de manera conservadora en ciertos entornos, como en la escuela o en el trabajo, siguiendo las reglas establecidas por los mismos adultos, en lugares que incluso no necesitan de tal formalidad. Inclusive, se les priva de ciertas prendas o colores, o cortes por el mero hecho de no considerar la opinión o gustos propios de la persona.

Las personas adultas esperan que en un futuro no se arrepientan de los gustos que poseen o que se vean de forma elegante. Esto sucede en todas las edades de la etapa de desarrollo, en donde a la infancia no se le permite, como un o una infancia usar outfits o conjuntos coloridos, incluso si los mismos tonos no “combinan”. Posteriormente, los estampados a veces les son privados, para eventos formales e informales; infancias con pequeñas corbatas que les estorban o pueden molestar e impedir su libre movimiento.

No sólo es la incomodidad física…

Es importante evitar esta conducta y perpetuación de costumbre en la ropa de las infancias y elegir el consumo de prendas adecuadas a la edad y, obviamente, a los gustos de cada ser, porque los niños y niñas tienen necesidades y preferencias únicas que deben ser respetadas y consideradas al momento de elegir un guardarropa. Al asumir que los adultos saben lo que es mejor para ellos y elegir su ropa en consecuencia, se les está negando a los niños y niñas la oportunidad de expresarse y desarrollar su propia identidad.

Además, el adultocentrismo en la ropa de las infancias puede llevar a la sexualización prematura de los niños y niñas, al forzarlos a vestir de una manera que refleje la estética y los valores de los adultos. Esto puede ser particularmente problemático en la sociedad actual, donde la sexualización de los niños y niñas es un problema creciente.

Un claro ejemplo es en donde se ven a pequeñas con faldas muy cortas y medias transparentes, teniendo en consideración que siguen siendo pequeñas personas que están en constante movimiento, es lógico que se pueda incomodar al momento de querer hacer movimientos, además de la gran posibilidad que representa el poder romper las telas o maltratarlas. 

Aunado a esto, se puede saber que para ellos y ellas, esta ropa no sugiere ni hay conciencia de que hay personas que no cuentan con las mejores intenciones; poniendo en riesgo la integridad de los y las menores.

La praxis de la intergeneracionalidad

Entender que una infancia es una persona dependiente a su tutor o tutora es importante, pero reconocer que también es un ser humano en desarrollo mental y físicamente es lo realmente trascendente al dirigirnos al campo de la moda y las prendas.

Como personas a cargo de otras, lo que compete en lugar de buscar esa ropa formal, rígida, neutral y sin una personalidad definida, se puede optar por los gustos del o de la menor y, contrario a observar la estética de las prendas, y fomentar este mismo patrón que ha venido de una generación a otra de forma aprendida, es más viable buscar la durabilidad de las telas, la rigidez que tenga, los tipos de costuras que emplean, que los botones sean adecuados a su motricidad y al tamaño de su cuerpo. Al igual que el agarre sea adecuado para que permita la libre movilidad, desarrollo y diversión.

Negar a los niños el derecho a participar en la toma de decisiones que afectan sus vidas es negarles su humanidad.

-Jane Addams

Sabemos que el adultocentrismo se puede presentar en muchos ámbitos que no podemos controlar, como en los sistemas educativos o en el sistema que conforma nuestra sociedad; sin embargo, hay ámbitos en donde podemos regularlo un poco más debido a la demanda en el mercado; en la moda nos corresponde con la elección de la ropa de las infancia, ya que decidir de forma subjetiva puede ser perjudicial para el desarrollo y la identidad de los niños y niñas. 

Al permitir que los niños y niñas participen en la elección de su propia ropa y respetar sus preferencias, se fomenta la autonomía y autoexpresión de cada quien. Además, al considerar la comodidad y la seguridad, se asegura que los niños y niñas puedan moverse libremente y participar en actividades sin restricciones.

En este Día del Niño, recordemos la importancia de escuchar y respetar las voces de los niños y niñas en todas las áreas de la vida, incluyendo su elección de ropa, porque usar un estampado de super héroes o de dibujos animados puede hacerle más feliz que una corbata que seguramente tendrá que usar por mucho tiempo en su vida adulta.

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