Columna por: Celeste Espinosa

“Desde el comienzo de su carrera, Cristina ha buscado dentro de sí formas de manifestar el deseo, de mostrar quién es y qué siente […]”


De entre la gran cantidad de poetas que navegan en el mundo, sin duda las latinoamericanas tienen una forma de escribir que retumba en quien se aproxima por primera vez, ya sea que aborden temas sociales, personales o filosóficos, la poesía en las manos de mujeres siempre logra, al menos en mí, generar una gran cantidad de emociones. Cristina Peri Rossi no es la excepción, y aprovecho esta ocasión para escribir sobre ella, no sólo por la gran admiración que le tengo, sino también porque estamos en medio del Mes del Orgullo LGBTTTIQ+.

La insumisa (2020). Novela autobiográfica de Cristina Peri Rossi

Como contexto muy general, Cristina Peri Rossi nació en Uruguay en 1941, sin embargo se vio obligada a irse de su país natal en 1972, a lo largo de su extensa carrera literaria, Peri Rossi ha pasado por casi todos los géneros literarios y en cada uno ha mostrado una soltura natural, propia de una escritora consagrada como lo es ella, como alguna vez evocando a Alejandra Pizarnik, mencionó: “hablo con muchas voces” porque ha encontrado la forma de mostrar diversas maneras de mostrarse y cambiar de registros a lo largo de sus libros.

Sin embargo y porque sería imposible abarcar todas sus obras en un solo texto, en esta ocasión me concentraré en su poesía, porque es ahí justamente en la que Peri Rossi encontró la forma de expresar su forma de ver y vivir el amor. En su momento, Cristina tuvo una adolescencia y adultez polémica debido a que en su poesía manifestó abiertamente un erotismo cargado hacía lo lésbico, con lo que logró evocar sensaciones y formas de erotizar a la otra de maneras no exploradas:

Distancia justa

En el amor, y en el boxeo

todo es cuestión de distancia

Si te acercas demasiado me excito

me asusto

me obnubilo

               digo tonterías

me echo a temblar

pero si estás lejos

sufro entristezco

me desvelo

y escribo poemas.

Otra vez eros (1994)

Desde el comienzo de su carrera, Cristina ha buscado dentro de sí formas de manifestar el deseo, de mostrar quién es y qué siente y lo ha logrado con palabras que van desde la más dulce evocación del ser amado hasta la exploración de un erotismo que permite ver la naturaleza pasional de la escritora, sin embargo, en esos tiempos también puede verse una forma muy delicada pero sin ningún empacho de mostrar quién es: 

Escorado

Mirándola dormir

dejé que el barco se inclinara

lentamente hacia un costado

precisamente el costado

sobre el que ella dormía

apoyando apenas la mejilla izquierda

el ojo azul

la pena negra de los sueños

y por verla dormir

me olvidé de maniobrar

pensando en las palabras de un poema

que todavía no se ha escrito

y por ello

era el mejor de todos los poemas

tan sereno

tan sutil como su piel de mujer casi dormida

casi despierta,

tan perfecto como su presencia inaccesible

sobre la cama,

proximidad engañosa de contemplarla

como si realmente pudiera poseerla

allá en una zona transparente

donde no llegan las sílabas orando

ni el clamor de las miradas

que quieren acercarse

en la falsa hipócrita intimidad de los sueños.

Descripción de un naufragio (1974)

Una de las cualidades que más me gustan de la poesía de Peri Rossi es, sin duda, como filtra entre las declaraciones de amor más intensas, reflexiones sobre lo real, sobre el amor mismo, sobre el mundo y sobre la identidad, lo cual enriquece la lectura de sus textos que dan la impresión de invitar a sentir con todo el cuerpo, pero también con la mente. Peri Rossi pronto se deja de sutilezas y muestra de pronto poemas tan potentes como estos: 

Bitácora

No conoce el arte de la navegación

quien no ha bogado en el vientre

de una mujer, remado en ella,

naufragado

y sobrevivido en una de sus playas.

Lingüística general (1979)

Conforme Peri Rossi continúo con su vida en París y mas tarde en Madrid encontramos en sus textos las penas que aquejan a alguien que ama tan intensamente como lo hace ella, con todos los matices de un amor lastimado, incluso abandonado, podemos leer el anhelo entre sus letras y sentirnos como ella se siente:

Reminiscencia

No podía dejar de amarla porque el olvido no existe

y la memoria es modificación, de manera que sin querer

amaba las distintas formas bajo las cuales ella aparecía

en sucesivas transformaciones y tenía nostalgia de todos los lugares

en los cuales jamás habíamos estado, y la deseaba en los parques

donde nunca la deseé y moría de reminiscencias por las cosas

que ya no conoceríamos y eran tan violentas e inolvidables

como las pocas cosas que habíamos conocido.

Diáspora (1976)

También podemos identificarnos en el amor menos carnal, una forma de amar a otra mujer como una igual y permitirnos verla y sentirla como si en el camino nos buscáramos a nosotras mismas, porque Peri Rossi justamente explora dentro de sí y la muestra está en el uso de la primera persona que tanto se ve en su poesía: 

Condición de mujer

Soy la advenediza

la que llegó al banquete

cuando los invitados comían los postres

Se preguntaron

quién osaba interrumpirlos

de dónde era

cómo me atrevía a emplear su lengua

Si era hombre o mujer

qué atributos poseía

se preguntaron por mi estirpe

«Vengo de un pasado ignoto —dije-

de un futuro lejano todavía

pero en mis profecías hay verdad

elocuencia en mis palabras

¿Iba a ser la elocuencia

atributo de los hombres?

Hablo la lengua de los conquistadores,

es verdad,

aunque digo lo opuesto de lo que ellos dicen».

Soy la advenediza

la perturbadora

la desordenadora de los sexos

la transgresora

Hablo la lengua de los conquistadores

pero digo lo opuesto de lo que ellos dicen.

Condición de mujer (2005)

De esta forma Peri Rossi muestra una forma de amar que invita a equipararse, a verse como iguales, explora el acercamiento con la otra casi como un reconocimiento de sí misma que da para para conocerse, explorarse y hasta amarse.

Ca Foscari 

Te amo como mi semejante

mi igual mi parecida

de esclava a esclava

parejas en la subversión

al orden domesticado.

Te amo esta y otras noches

con las señas de identidad

cambiadas

como alegremente cambiamos nuestras ropas

y tu vestido es el mío

y mis sandalias son las tuyas

como mi seno

es tu seno

y tus antepasadas son las mías.

Hacemos el amor incestuosamente

escandalizando a los peces

y a los buenos ciudadanos de este

y de todos los partidos.

A la mañana, en el desayuno,

cuando las cosas lentamente vayan despertando

llamaré por mi nombre

y tú contestarás

alegre,

mi igual, mi hermana, mi semejante.

La barca de eros (2019)
Cristina Peri Rossi en 2017. Cortesía de La Vanguardia.
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