Esta exposición de NFTs, que estará abierta hasta enero de 2024, es un proyecto pionero en Europa, pero no exento de dificultades, en un contexto de turbulencias en el mundo del arte digital.


El Centro Pompidou expone actualmente su primera colección de “tokens no fungibles” (NFTs), un proyecto pionero en Europa pero no exento de dificultades, en un contexto de turbulencias en el mundo del arte digital. Hasta enero de 2024, dos salas del Museo de Arte Moderno de París estarán dedicadas a 18 obras digitales recientemente adquiridas, presentadas en pantallas.

Entre ellas, un cryptopunk, personaje con cresta que es uno de los emblemas del mundo del criptoarte, o Bitchcoin, representación imaginaria de un bitcoin (criptomoneda), creada por la artista Sarah Meyohas en 2015. Es una de las primeras NFT, los archivos informáticos adjuntos a una obra de arte digital.

Tras varios años de fiebre especulativa, el mercado de estos tokens se desplomó el año pasado, cuando el ecosistema de las criptodivisas se vio sacudido por los escándalos. Las transacciones cayeron un 94%, de 232.7 millones de dólares en 2021 a 13.9 millones en 2022, según la empresa de análisis Artprice.

Cerca de la mitad de las obras expuestas en el Pompidou fueron donadas por sus autores, mientras que otras fueron adquiridas por apenas unas decenas de euros al cambio actual de la criptodivisa ethereum, según la plataforma de mercado OpenSea de NFT.

Para estos artistas, la idea es entrar en la historia del arte y también garantizar la longevidad de sus obras, porque el papel de un museo es preservar un patrimonio y, por tanto, garantizar la longevidad de las obras, explicó Marcella Lista, conservadora jefe del departamento de nuevos medios del Centro Pompidou y curadora de la exposición.

El arte digital crea sus propios iconos

El arte digital, combinación de tecnología y creatividad, no ha tardado en crear sus propios iconos y mitos ante la ausencia de regulación. El artista californiano Robness, por ejemplo, ha regalado al museo un retrato imaginario en 3D del supuesto inventor del bitcoin, Satoshi Nakamoto, cuya identidad nunca ha sido revelada.

Estoy muy agradecido al Centro Pompidou. Es una experiencia muy conmovedora, declaró Robness durante su estancia en París.

El precio de los NFTs ha caído en picado y su reputación se ha visto empañada por disputas sobre propiedad intelectual, pero el artista no tiene intención de abandonar el medio. “Esta tecnología es como el correo electrónico: no va a desaparecer”, afirma Robness. “Si empiezas a preocuparte por la dinámica del mercado, estás malgastando tu energía. (…) No te ayuda a crear”.

Para los promotores del proyecto en el Centro Pompidou, la primera institución europea en lanzar su colección de NFT, el proceso ha sido laborioso. Las transacciones suelen realizarse con criptodivisas. Sin embargo, el museo parisino no puede invertir en este arriesgado mundo y tener una “doble contabilidad”, subrayó Marcella Lista. Por ello, las compras se hicieron en euros directamente a los artistas y, para cada obra, se firmó un contrato conforme a la legislación francesa.

Como todos los coleccionistas de NFT, el Centro Pompidou tuvo que crear un monedero electrónico (wallet) en OpenSea. Esta cuenta, accesible al público, no es sin embargo más que un escaparate en Internet, explica Philippe Bertinelli, otro de los curadores de la exposición. “Tenemos un sistema de conservación en varios servidores, en varios soportes, que nos permite, en caso de pérdida, avería, incendio, (…) garantizar la durabilidad del almacenamiento”, explica.

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