El director y músico de 70 años hace una crítica mordaz del cine de acción de Hollywood, al que acusa de abandonar toda ambición. Y aprovecha la ocasión para exponer su visión del séptimo arte.


“Hay una cosa que odio…”. Jim Jarmusch no tiene pelos en la lengua cuando se le pregunta por el futuro del cine. La última prueba es la entrevista –tan divagante como apasionada– que el director concedió a la revista estadounidense The Believer. El director, premiado en Cannes por Stranger Than Paradise en 1984 y Broken Flowers en 2005, habla no sólo de su pasión por los castores y la música, sino también de su profunda indiferencia ante algunas de las películas más aclamadas en taquilla.

Haz la prueba tú mismo, elige cualquier película de acción. Busca una sola toma que dure más de tres segundos. En mi opinión, es casi insultante. Es el punto cero del cine. La cámara tiene que moverse cada tres segundos. E incluso entonces, ¡tres segundos es el máximo! Después de eso, ¡corten! ¡Un segundo, corten! Dos segundos, ¡corten! Tres segundos, ¡corten! Ya me duele la cabeza. Así que no es tanto el guión o la interpretación como el montaje lo que está provocando la ira del cineasta.

El director, guionista y productor cree que las últimas superproducciones de Hollywood adolecen de falta de trabajo y creatividad. “¡Me rindo! Sinceramente, ¡ve a la escuela de cine, mira películas! ¡Vayan a leer un libro, miren algunos cuadros! Al menos admira algo. Son tonterías. No me acostumbro”, afirma.

La crítica es un tema recurrente entre los grandes cineastas estadounidenses. En 2019, Martin Scorsese provocó la ira de la franquicia Marvel, tras manifestarse en contra de la producción masiva de películas del universo MCU. “Todo en estas películas está oficialmente acorsetado… todo está estudiado para el mercado, probado para ganarse al público, revisado, modificado, vuelto a revisar y remodelado hasta que están listas para ser consumidas”, había lamentado.

“Me siento obligado a hacerlo”

Para Jarmusch, como para Scorsese, la conclusión es indiscutible: el cine estadounidense se ha desviado hacia una producción puramente comercial, calibrada para el público, sin ningún propósito artístico. Jim Jarmusch se detiene en la presión mediática que rodea a estas producciones, señalando las películas “de culto” del cine.

“Hay cosas concretas que nunca veré”, explica. “Nunca veré ninguna de las películas de Star Wars, porque me arrepiento de saber tanto sobre ellas, sobre los personajes. ¿Por qué está todo en mi cabeza, cuando nunca he visto ninguna de verdad, por qué conozco a R2-D2 y a Darth Vader? finge preguntarse el cineasta. Nunca he visto Lo que el viento se llevó, ni ahora ni nunca. Simplemente porque siento que debo hacerlo, y es una tontería.

Pero ¿hay que fiarse de la palabra de Jarmusch? Él mismo no es ajeno a las contradicciones. “Todo es muy subjetivo”, admite. “No me gusta todo lo que la gente me empuja a ver, pero lo hago. Como Terminator, una obra maestra del cine. Una gran película de acción, en definitiva. Así que realmente no veo la diferencia”. A los ojos del cineasta, todas las películas son iguales, sin jerarquía alguna.

Tengo mis preferencias, pero amo enorme y profundamente el arte de hacer cine. Y, por supuesto, el trabajo de directores con talento; pero, en realidad, veo todo tipo de cosas. Hace poco, en el avión, vi “Cruella”. Me encantó la serie de películas “The Naked Gun” ¡porque es tan ridícula! Y me asombran las películas de “John Wick”, ¡sólo por la cantidad de gente que consigue matar! Pero aún no he visto las de “Crepúsculo”.

La música ante todo

El director de 70 años es también músico a tiempo completo con su banda de rock Sqürl, formada con su amigo y productor Carter Logan. Su último álbum, Silver Haze, publicado en mayo, incluye colaboraciones con la cantante y poetisa Anika, así como con Charlotte Gainsbourg, en el tema John Ashbery Takes a Walk.

La música primero y el cine después: así resume Jim Jarmusch sus actividades. Es inagotable cuando se trata de bandas sonoras de películas, y a menudo compone las suyas propias. El cineasta también analiza la cuestión de la inspiración y el homenaje en el proceso creativo. “En mi caso, no es realmente un problema: si alguien me robara el guión, no haría lo mismo que yo, ¿sabes? Al mismo tiempo, no es muy agradable tomar algo de alguien que aún no lo ha hecho”, admite.

Suponiendo que no haya nada en el mundo que no se haya hecho ya, no veo por qué no deberíamos poder imitar o tomar prestado. Es raro querer impedirlo. Si le robas un acorde a alguien y lo conviertes en las primeras notas de “Stairway to Heaven”… bueno, eso es lo que hizo Led Zeppelin. Es un fenómeno que el cineasta compara con el trabajo del director Quentin Tarantino, que utiliza varias referencias cinematográficas en sus propias películas. Me apasiona la reapropiación, es decir, coger algo de algún sitio y convertirlo en otra cosa. Ésa es la base de todo arte.

Una nueva película en proyecto

A pesar de sus reticencias, Jarmusch no ha perdido la esperanza en el cine. En abril, el director declaró a The Playlist que está preparando un nuevo largometraje “tranquilo, divertido y triste”, cuyo rodaje está previsto para otoño. Es posible que la película no incluya música. “Es una película muy sutil, muy fina”, explica. “Y creo que la música podría inclinarla más hacia un lado que hacia otro, porque al fin y al cabo es una película divertida y triste a la vez, ¿no? De hecho, ambas están entrelazadas. No sé si quiero que la música le añada algo por encima”.

Cuatro meses después de este anuncio, la pregunta se ha convertido en obsesión. “El mundo tiene tantas posibilidades que explorar en la música… entonces, ¿por qué coño todas estas películas comerciales suenan igual?”, se lamenta en su entrevista con The Believer.

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