Hermann Nitsch, representante del accionismo vienés, fallece a los 83 años

Su obra figura en las colecciones del Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Walker Art Center de Minneapolis, la Tate de Londres y el Stedelijk Museum de Ámsterdam, entre otras instituciones.

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Los movimientos artísticos del periodo posguerra abordaron todo el dolor, la pena, la vergüenza, el enojo y el hartazgo de múltiples maneras, diversificándose al grado de encontrar desde expresiones muy sutiles, hasta altas demostraciones de violencia en las que la censura y el escándalo se plasmaron ante el tabú. Uno de estos movimientos fue el accionismo vienés, considerado uno de los más radicales del siglo XX, contribuyendo al desarrollo artístico de las décadas de los 50 y 60 que luchó para devolver la realidad a las obras realizadas, alejándose de la abstracción y la representación introspectiva. 

A pesar de entenderse como un grupo, los miembros del accionismo vienés no se consideraban como tal, sino artistas independientes que compartían líneas de pensamiento y entendidos estéticos, siendo cuatro los protagonistas: Günter Brus, Otto Mühl, Hermann Nitsch, y Rudolf Schwarzkogler. En lugar de pintura, utilizaban materiales orgánicos como sangre, orina, leche y vísceras; en lugar de lienzos, utilizaban cuerpos desnudos.

Los recuerdos de la vida bajo el régimen nazi tuvieron un gran impacto psicológico en cada artista. Pensaban que los austriacos -especialmente los vieneses- trataban de suprimir el papel que habían desempeñado en los crímenes cometidos bajo el régimen, y querían utilizar sus prácticas para obligar a la sociedad a enfrentarse a sí misma. 

Ahora, casi sesenta años después de las crudas presentaciones del movimiento, se anunció la muerte de Hermann Nitsch, mejor conocido por su impactante obra, en la que usaba con sangre animal y realizaba diversas acciones, en las que combinó texto, música, pintura y performance. Su esposa, Rita Nitsch, fue quien anunció el fallecimiento del artista el pasado 19 de abril, a sus 83 años, debido a una “grave enfermedad”, sin proporcionar más información al respecto.

Su autoproclamada falta de esfuerzo le llevó a ser expulsado de la escuela primaria, aunque su capacidad para el dibujo le permitió estudiar pintura y diseño en la Institución Federal Superior de Educación e Investigación Gráfica de Viena. También le interesaban mucho la literatura, el teatro y la música clásica.

En 1958 aceptó un trabajo como artista comercial en el museo técnico de Viena, y fue en un estudio que le cedieron para esta función donde empezó a concebir partituras para lo que se convertiría en el “Teatro de Orgías y Misterios”, una serie de producciones teatrales que continúan en la actualidad. Llegó a ser detenido y encarcelado en numerosas ocasiones por infringir las leyes austriacas sobre indecencia al masturbarse y representar escenas sexuales violentas en sus actos performáticos. Estas producciones, fundamentales en la obra de Nitsch, eran conocidas por contener elementos como la matanza de animales y la reutilización de sangre, vísceras y cadáveres, así como una cargada iconografía cristiana, y otros motivos rituales que pretendían llevar los sentidos a sus estados más elevados.

En un comunicado, la Fundación Hermann Nitsch lamentó la muerte del artista:

El artista ya no pudo experimentar uno de sus grandes éxitos en persona: la exposición de la 20ª acción de pintura, que se inauguró durante la 59ª Bienal de Venecia el lunes de Pascua […] Lloramos a Hermann Nitsch. Con él no sólo nos ha dejado un accionista, pintor, grafista y compositor, sino también un esposo, padre, amigo, mentor y compañero.