Es verdad que nos encontramos viviendo uno de los contextos sociales, históricos y culturales más críticos para valorar el miedo, para catarlo. Ponerlo bajo un foco blanco y formar un diagrama informativo nos es, en principio, imposible. Ahora, ¿A qué me refiero cuando digo “momento crítico”? 

Pues honestamente, no sabría qué contestar; y si supiera, no sabría justificar mi respuesta. Podría empezar con un torrente de palabras que quizá nos dan una idea, por ejemplo, la más obvia por su carácter asible: pandemia. Enfermedad. Uno de los miedos humanos que creíamos que solo conoceríamos en aquellas historias lejanas en las que nos hablaban de ejércitos de ronchas apoderándose de la vida de muchachos, de pestes traídas por roedores que ahora alimentamos en cajas y les ponemos corbatitas, películas de enfermedad asociada a la falta de “evolución” y “progreso”, los términos favoritos de todo pensamiento científico, meritocrático y capitalista. 

Entre otros de esos miedos: lo monstruoso. Pero el dilema comienza de nuevo. El concepto de lo monstruoso también se ha transformado, y al menos cuando dejamos la asibilidad de la niñez, dejamos de tenerle miedo a un ser lleno de tentáculos y bocas que se aparecerá en nuestra cocina, otro mérito atribuido a la ciencia, puesto que “está científicamente comprobado que no existen los monstruos”

O eso nos decimos para dormir tranquilos. Y nunca es mal momento para recordar que el ser humano apenas y ha descubierto un porcentaje chiquitito del océano. 

El miedo, y eso lo sabe bien la autora argentina Mariana Enríquez, está en lo cotidiano. Al miedo no le importa el escepticismo humano, nunca le perdemos del todo el miedo a estar solos en la oscuridad, o más atinado, no estar solos en la oscuridad. 

¿quién es mariana enríquez?

Mariana Enríquez nació en 1973 en Buenos Aires, creció, como cuenta ella, rodeada de la biblioteca promedio de una familia de clase media argentina con unos padres que no restringían sus lecturas, por lo que desde una edad temprana, devoró todo lo que pudo, rápidamente estableciendo lo que serían sus lecturas predilectas: Lovecraft, Mary Shelley, Lord Byron, Shirley Jackson, Poe, Dickinson; y, por supuesto, los malditos: Baudelaire y Rimbaud

Enríquez nadaba en un lodo fangoso que salía de la boca de su abuela, lodo repleto de  creencias y prácticas que tenía ella: mágicas y oscuras. Y lo que aprendió la autora, fue que estas dos, no eran para nada intangibles; todo lo contrario, su presencia podía sentirse en el aire como esmog. Su fijación en estos temas era (es) tan grande, que comenzó a asociarlos a su entorno cotidiano: la música punk y los conciertos, las películas, la cultura pop. Incluso estudió brevemente periodismo para poder hacer reseñas de conciertos desde su fresca y cruda perspectiva de adolescente enamorada de la oscuridad.

Mariana Enríquez

Hoy en día, la autora ha sido galardonada con múltiples premios de escritura, da clases en Buenos Aires, escribe textos periodísticos, y escucha, como siempre, una inmensa cantidad de música punk, cosa que deja clarísima en cada uno de sus libros.

¿Qué es el miedo para Mariana Enríquez?

El terror, como mencionaba, es todo menos estático. 

Mariana Enríquez lo sabe muy bien y lo plasma sin dejar de lado nunca, aquellos elementos con los que, como ocasionales consumidores del mundo hollywoodense estilo Thriller de Michael Jackson estamos acostumbrados a engullir.  Sin embargo, no es eso lo que nos apantalla con cualquiera de sus textos. Lo que ella hace y demuestra a través de historias, es entender el mecanismo del miedo. Engranaje tras engranaje, Enríquez lubrica con aceite y se mete a nuestras cabezas para decirnos: oigan, nada de lo que estoy contando es ficticio, chan chan chan. 

O bien, aunque incluya elementos sobrenaturales, no son estos los que se meten al tuétano del lector. Y es que, uno no necesita vivir en una dictadura militar para saber que se compone de terror en su estado más visceral, corrosivo y maquiavélico. En Nuestra parte de noche, su novela más exitosa, sitúa a una familia de brujos y médiums en el contexto de la terrible dictadura Argentina. Pensemos un momento, qué es lo verdaderamente terrorífico, ¿el hecho de que en la historia, las brujas secuestren a gente para llevar a cabo sus sacrificios humanos? o ¿el hecho de que puedan hacerlo con total impunidad al vivir en un contexto en el que la desaparición era pan de cada día?

Es ese entendimiento, pues, el que nos lleva a encontrar en la autora Argentina una propuesta nueva, fresca y negra y viscosa de la que nadie querrá perderse.

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