Activistas antipetróleo intentan aferrarse a “El Grito” de Munch


La icónica obra maestra del pintor noruego fue atacada por activistas. Sin embargo, esta acción fue detenida por los guardias del museo de Oslo.


Este viernes en Oslo, activistas medioambientales intentaron, sin éxito, pegar sus manos en El Grito, la icónica obra maestra del pintor noruego Edvard Munch, para protestar contra la industria petrolera de Noruega, según informó la policía.

Los guardias del Museo Nacional de Oslo intervinieron y el cuadro, protegido por un cristal, no sufrió daños, dijo la policía de la capital noruega en Twitter.

El grito (1893)

“¡Grito cuando la gente muere!”, gritó una de las dos personas detenidas durante la acción, de acuerdo con los medios de comunicación noruegos. “Grito cuando los políticos ignoran la ciencia”, gritó el otro.

El incidente, que tuvo lugar en torno a las 10:30 GMT, es el último de una ya larga serie de acciones de activistas climáticos en varios grandes museos del mundo para denunciar la falta de atención que, según ellos, está sufriendo la causa climática.

“Estamos en el museo nacional tras una llamada de los guardias. Han sometido a tres personas, dos de las cuales intentaron pegarse al cuadro”, dijo la policía de Oslo. No lo consiguieron, pero hay restos de pegamento en el cristal. No se ha informado de daños en el tablero.

Una organización llamada Stop Oil Exploration reivindicó la acción a la revista cultural noruega Tidens ånd, diciendo que su objetivo era “despertar a la gente de su apatía” para “llegar al debate que queremos tener”.

La ministra noruega de Cultura, Anette Trettebergstuen, calificó la acción de “inaceptable”. Noruega es, con diferencia, el mayor productor de petróleo de Europa Occidental, y se enfrenta a crecientes críticas por la explotación del petróleo.

Continúan las protestas alrededor del mundo

La obra de Munch, que data de 1893, se ha convertido en un símbolo de la angustia existencial. Muestra un rostro de aspecto humano que sostiene su cabeza entre las manos, expresando horror con el telón de fondo de un cielo arremolinado.

Cerca de 100 grandes museos de todo el mundo emitieron el jueves una declaración conjunta en la que afirmaban que los activistas que se dirigen a las obras “subestiman seriamente” el daño que pueden causar. En las últimas semanas, los activistas pro clima se han adherido en un cuadro de Goya en Madrid o en las famosas serigrafías de sopa Campbell de Andy Warhol expuesta en Australia; han rociado con sopa de tomate los Girasoles de Van Gogh en Londres y han untado con puré de papa una obra maestra de Claude Monet en Potsdam, cerca de Berlín. La acción en Oslo coincide con la cumbre anual de la ONU sobre el clima, COP27, en Egipto.

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