Caso Prince/Andy Warhol: El Tribunal Supremo de EE.UU. se enfrenta a un problema irresoluble de derechos de autor


Steven Spielberg, Piet Mondrian, Stephen King o Darth Vader… Los jueces del Tribunal Supremo de EE.UU. deben considerar las posibles repercusiones de su decisión para el mundo del arte.


El miércoles 12 de octubre, los jueces del Tribunal Supremo de EE.UU. interpretaron con humor a los críticos de arte en un intento de desentrañar un complejo caso de derechos de autor relacionado con los retratos de Prince realizados por Andy Warhol.

Prince, Lynn Goldsmith (1981)

Steven Spielberg, Piet Mondrian, Stephen King o Darth Vader… Lejos de sus áridos libros de derecho, los nueve expertos tuvieron que recurrir a su cultura general para calibrar las posibles repercusiones de su decisión en el mundo del arte.

En el centro de la disputa: dieciséis retratos serigrafiados realizados en 1984 por el “Papá del Pop art” a partir de una foto del legendario músico tomada tres años antes por Lynn Goldsmith, que tiene fama de haber inmortalizado a muchas estrellas del rock.

El fotógrafo, que se encontraba entre el público, reclama los derechos de autor a la Fundación Andy Warhol, que se niega a pagar. Tras decisiones judiciales contradictorias, el Tribunal Supremo debe decidir ahora entre ellas.

Al mismo tiempo, debe aclarar la ley de propiedad intelectual en relación con las denominadas obras “transformadoras”, es decir, aquellas que toman prestada una primera obra para crear una obra original.

A pesar de la seriedad de los temas en juego, hubo muchas risas en la audiencia, especialmente cuando el juez Clarence Thomas, muy conservador, confesó ser “fan de Prince”.

El presidente del tribunal, John Roberts, desconcertó a un abogado con su dominio del arte abstracto, mientras que la magistrada Amy Coney Barrett parecía dispuesta a debatir el significado de El Señor de los Anillos.

De Purple Rain a Purple Fame

El caso que está en el centro de sus debates se originó en 1981. Lynn Goldsmith pidió a Newsweek que hiciera un retrato de un músico que estaba empezando a abrirse camino. Hizo varias fotos en blanco y negro del joven de rasgos finos.

En 1984, el álbum Purple Rain propulsó a Prince al estatus de estrella. La revista Vanity Fair quería hacer un artículo sobre él y pidió a Andy Warhol que le hiciera un retrato al estilo de sus famosos grabados en color de Marilyn Monroe o Mao.

Por 400 dólares, Lynn Goldsmith dio permiso a la revista para utilizar una de sus fotos en exclusiva para el artículo. Titulado Purple Fame (1984), el texto va acompañado del rostro de Prince, de piel morada y pelo azabache, sobre un fondo naranja brillante.

La historia habría terminado ahí si Andy Warhol no hubiera utilizado la foto de diversas maneras para crear una serie de 16 retratos del músico, al que admiraba por su talento y su estilo andrógino. Lynn Goldsmith descubrió su existencia en 2016, tras la muerte de Prince, cuando Vanity Fair publicó en portada una imagen del “chico de Minneapolis” tomada de su foto, pero esta vez de color naranja.

Entonces se puso en contacto con la Fundación Andy Warhol, que gestiona la colección del artista desde su muerte en 1987, para reclamar sus derechos, lo que abrió la puerta a una intensa batalla legal.

Warhol gana en primera instancia, Goldsmith en segunda

En 2019, un juez de primera instancia falló a favor de la fundación al considerar que Andy Warhol había transformado el mensaje de la obra. Dijo que Lynn Goldsmith se había centrado en mostrar a Prince como una persona “vulnerable e incómoda”, mientras que los retratos de Andy Warhol enfatizaban su condición de “icono, más grande que la vida”.

Sin embargo, un tribunal de apelación anuló su razonamiento, diciendo que los jueces no podían actuar como “críticos de arte y analizar las intenciones y mensajes de las obras”. Este debate se reprodujo el miércoles en el Tribunal Supremo, donde John Roberts, entre otros, insistieron en que el retrato de Andy Warhol no pretendía “mostrar el aspecto de Prince, sino dar una perspectiva de su estatus de celebridad”.

La abogada de Lynn Goldsmith, Lisa Blatt, trató de señalar la “insensatez” de este criterio: “Le aseguro que una foto mía retocada no lleva el mismo mensaje que una auténtica”.

“Eso no es cierto”, replicó el magistrado, provocando las risas del público. “Serán dos fotos de la misma mujer, que tal vez se vea un poco mejor en una…”

Sin embargo, los jueces parecen querer ir más allá de la cuestión del “significado” preguntando también por el “uso” de las dos obras. La jueza Sonia Sotomayor señaló que Orange Prince (1984) estaba destinado a ilustrar un artículo, como lo hubiera hecho una foto de Lynn Goldsmith, y por tanto tenía un “uso comercial”. “Si se hubiera utilizado en un museo podría ser diferente”, añadió su colega Brett Kavanaugh.

El veredicto final debe alcanzarse antes del 30 de junio de 2023.

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