Puntos Clave:
1- La separación del dinero y el Estado. ¿Da frutos? o ¿Solo más complicaciones?
2- Libertad, seguridad y accesibilidad de transacción de bienes encriptados, sin necesidad de bancos.
3- Brindan autonomía a los servicios financieros y economías emergentes y más control de las finanzas personales. ¿Por qué seguimos contando en los bancos?
En 2008 se publicó el libro titulado Bitcoin: A peer-to-peer electronic cash systempor Satoshi Nakamoto, pseudónimo utilizado por una persona o una legión, el cual presenta los fundamentos de blockchain y bitcoin. En dicho libro blanco se menciona:
Definimos una moneda electrónica como una cadena de firmas digitales. Cada propietario transfiere la moneda al siguiente firmando digitalmente un hash de la transacción anterior y la clave pública del próximo propietario y agregandolos al final de la moneda. Un beneficiario puede verificar las firmas para verificar la cadena de propiedad.
La necesidad de escapar del ojo institucional y corporativo terminó con la creación de la primera criptomoneda. ¿Qué pasaría si no existen registros de compras? ¿Sin Intereses? ¿Sin deber nada ni tener que comprobar nada? Tan sólo era cuestión de tiempo para que esto sucediera, pero, ¿sabemos cómo se dio todo?
Si no hay necesidad de papel moneda, sino de líneas de código, ¿cuál es el límite? Dentro de las posibilidades del internet, la criptomoneda y los movimientos extra bancarios abrieron la puerta a posibilidades que aún no terminamos de imaginar. Promesas que han abierto puertas a libertad económica descentralizada, así como autonomía y confianza entre habitantes del internet; sin embargo, al mismo tiempo existen posibilidades de fraude y movimientos mercantiles peligrosos.
¿Bitcoins o blockchains, Nakamoto?
A lo largo de las extensas nueve cuartillas de texto que componen Bitcoin: A peer-to-peer electronic cash system, se encuentran dos posibilidades que si bien, convergen en algunos puntos, se distancian en otros. Por una parte se encuentra la posibilidad de una única criptomoneda. Bitcoin. Esto implica una moneda descentralizada que parte de la filosofía peer-to-peer –literalmente igual a igual–, horizontal y democrática. De esta manera se separa al dinero del Estado, eliminando intermediarios entendidos como instituciones bancarias, plataformas de comercio electrónico, tarifas y tiempos de espera; además, lo anterior llega a duplicarse si la transacción sucede de manera internacional, agregando otra capa innecesaria de intermediarios.
Gracias a la blockchain los bancos pasan a ser obsoletos, ya que al ser un único registro gigante de transacciones que superan por mucho a las distintas creadas por distintas instituciones y corporaciones, convierte a cada persona en responsable de la administración de su dinero, y, por extensión, se escapa de la inflación provocada por la constante necesidad de imprimir billetes. La inversión en bitcoins tiene la posibilidad de convertirse en el nuevo oro.
Por otra parte se presenta la situación en la que vivimos actualmente, en donde ya no tiene mucho sentido hablar de bitcoins únicamente, sino de blockchains. Esto permite la creación de criptomonedas utilizadas para todo lo que sea posible, desde criptomonedas gamer, hasta alternativas para monedas nacionales. A partir de esto surge la posibilidad de tener dinero programable y transacciones con contratos inteligentes utilizando criptomonedas o tokens, dando la posibilidad a creadores e instituciones públicas y privadas de tokenizar bienes en sus propias blockchains, de manera que es posible dar seguimiento a cadenas de suministros y permite la creación de plataformas a partir de la recaudación de fondos.
Ambas parten de la idea de la criptomoneda y su estructura de registro de transacciones en bloques transparentes, fundamento que ha sido adoptado por las mismas estructuras públicas y privadas de las que se pretendía huir; también permite la creación democrática de nuevas plataformas, nuevas estructuras y posibilidades que no podrían suceder si tan sólo existiese una opción, una blockchain.
¿Cómo funciona?
Desde la publicación del documento, el salto a la realidad se presentó con la creación de la blockchain de bitcoin, la cual, siguiendo los primeros pasos de Nakamoto, funciona con una contabilidad triple. Es decir, al realizarse una transacción que debe ser aprobada por ambas partes, se debe confirmar por una tercera para que posteriormente pueda ser registrado como un bloque dentro de la enorme cadena de transacciones que, además de actualizarse constantemente, puede ser consultada cuando sea y por quien sea.
De esta manera se mantiene un registro transparente, único e inalterable. Esto se expande al permitir un ligero nivel de anonimato, ya que a pesar de ser transparente, lo que se puede conocer es la dirección de la cartera (wallet), sin embargo esto no permite conocer quién es el propietario de la misma.
Las criptomonedas –en este caso bitcoins (₿)– se mantienen inalterables dentro de la cartera personal, cuyo acceso requiere una clave irremplazable, por lo tanto, si es extraviada, el contenido de la cartera se puede considerar perdido. El contenido puede transferirse a otras direcciones, pero jamás salir de la cartera. Las transacciones pueden realizarse cuando se quiera; esto es, sin tiempos de espera como si de banco en domingo se tratase, y tampoco es necesario solicitar autorizaciones, ya que no hay dueños generales. La descentralización elimina las restricciones en cuanto al contenido de la propia cartera mientras se tenga la clave a la mano. De igual manera da acceso a millones de direcciones únicas, cada dirección es una billetera de otro usuario y todo es visible dentro de la blockchain.
Un factor importante y que cambia completamente del sistema económico regulado por instituciones es la cantidad de bitcoin existentes, así como la producción de más, equivalente a impresión de nuevos billetes. Cada vez que se realiza una transacción, se actualiza la blockchain y se producen nuevas bitcoins. A esto se le conoce como minar (mining). Este proceso sucede cuando grandes computadoras resuelven ecuaciones absurdamente complejas, más allá de las capacidades de toda calculadora de iPhone.
Cuando se resuelve satisfactoriamente suceden dos cosas: Primero, producen más bitcoin. Durante los primeros años la producción era de ₿50 y actualmente es de ₿3.125, dividiéndose a la mitad aproximadamente cada cuatro años bajo el entendido de oferta y demanda, deteniéndose cuando se alcancen las ₿21M, dejando especulaciones de lo que sucederá cuando llegue ese día. Segundo, hacen más segura y confiable la transacción, ya que verifican toda la información y es lo que alimenta a la ecuación por resolver.
Posibilidades y promesas
Las posibilidades continúan creciendo, encontrando nuevas opciones de mercado al aceptarse en diversos establecimientos, multiplicando exponencialmente su valor mientras la adopción de su tecnología exige su inversión y su utilización, mejorando los medios en los que se puede desarrollar, los tiempos de espera en cuanto a transferencias y su interfaz para ayudar a los usuarios. Independientemente de la intención de Nakamoto, la situación actual permite mayor acceso a servicios financieros en economías emergentes, por una parte, y mayor control en cuanto a contabilidad y cumplimiento normativo corporativo por otra. Incluso podría llegar más allá si se mantiene la línea descentralizada.
Entonces, ¿por qué no quitar la corona a gigantes de la tecnología y las instituciones bancarias? ¿al final de la publicidad dirigida? ¿a la no censura?
Last modified: junio 30, 2021
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