Inteligencia Artificial y Literatura

Columna por: Celeste Espinosa

“Si bien no podemos negar que la inteligencia artificial tiene muchas aplicaciones prácticas, parece necesario cuestionar las implicaciones sociales […]”


Nadie tiene dudas de que la tecnología ha avanzado a pasos agigantados desde mediados del siglo XX a la fecha, muchas de las cosas que ahora consideramos cotidianas como tener la disponibilidad de llamar a alguien desde cualquier lugar o grabar con alta calidad hasta los eventos más insignificantes eran impensadas hasta hace unos años, en gran medida el desarrollo de esta tecnología ha buscado la comodidad de los humanos, solucionar problemas prácticos y evitarnos la fatiga, sin embargo, los potenciales que esta tecnología tienen siempre fueron motivo de intriga, tanto así que muchos autores se dedicaron a escribir posibles catástrofes que resultaran del mal uso de ese desarrollo inaugurando con ello la literatura de ciencia ficción. 

En muchas de las obras de ciencia ficción se abordó la idea de que la tecnología pudiera, tarde o temprano, volverse más inteligente que los humanos y con ello superar sus habilidades, no solo cognitivas, sino también técnicas al tener al alcance toda la información del mundo ilimitada, pero ahora, en pleno 2023 que estamos viendo materializarse una de las grandes premisas de los escenarios catastróficos en los que la tecnología termina por gobernarnos, es bueno preguntarnos qué tanto de eso es real.

Para comenzar a responder esa pregunta, debemos regresar al comienzo de la polémica actual, en 2022 la compañía OpenIA lanzó una serie de herramientas en línea que permitían generar mediante inteligencia artificial imágenes o texto a partir de instrucciones simples que cualquier persona puede indicar.

El generador de texto, llamado Chat GPT tiene como funciones principales generar texto a partir de las instrucciones del usuario, su formato simula una conversación en línea con otra persona a quien le puedes preguntar lo que quieras o pedir que haga alguna tarea como escribir cualquier tipo de texto sobre cualquier tema. Esta habilidad enseguida prendió las alarmas, pues rápidamente se identificó que esta herramienta podría ser usada para hacer el trabajo de montones de copywriters, escritores y hasta estudiantes.

Recientemente, la polémica ha crecido aún más, pues comenzaron a aparecer en tiendas en línea montones de libros cuyos autores son irrastreables y que han sido adjudicados a empresas o personas que los han “creado” usando inteligencia artificial, el ejemplo más extremo de esto  se dio recientemente, pues se publicó un libro en Amazon titulado Fire and Fury: The story of the 2023 Maui fire and its implications for climate change de un autor llamado Dr. Miles Stone, pues fue publicado tan sólo dos días después de que los incendios iniciaran en Hawai; es decir, el 10 de agosto de 2023, una hazaña que no tardó en parecer sumamente sospechosa, pues parece humanamente poco probable terminar no sólo de escribir un libro en dos días, sino de maquetarlo, editarlo y comercializarlo, por lo que pronto se afirmó que era una obra generada por inteligencia artificial.

Esto se intentó confirmar haciendo un análisis de la obra, lo que dio como conclusión que la estructura floja y torpe del texto parecía indicar que sí había sido creada por una IA sin pasar siquiera por una corrección.

Este caso despierta un montón de dudas, inquietudes e incluso indignación, puesto que no existen políticas que regulen los libros que se comercializan, además de que no existe tampoco una regulación que verifique que los contenidos que se publican a nombre de algunos autores sean realmente de su propiedad, pues ya se han dado casos de suplantación de autores que han denunciado contenido generado por IAs publicado a su nombre.

Si bien no podemos negar que la inteligencia artificial tiene muchas aplicaciones prácticas, parece necesario cuestionar las implicaciones sociales, pues las IAs por sí mismas pueden tener una buena intención, sin embargo, en su uso es que se desdibujan los matices éticos. Parece una receta perfecta para el desastre el hecho de que nos encontremos en una crisis económica tan marcada impulsada principalmente por un capitalismo decadente que pondera la “eficiencia” sobre las necesidades humanas en combinación con el desarrollo tecnológico que impulsa la creación a costos bajísimos, sin embargo, diversos autores piensan que las artes difícilmente serán superadas por la tecnología, tal vez por la carga ideológica y emocional que transmiten o tal vez porque siempre habrá personas que estén buscando crear desde su experiencia.

Lo mismo pasa en la literatura, si bien me parece muy importante reevaluar los usos de los generadores de texto como herramienta para la creación, también considero que explorar las dimensiones que esta tecnología permite puede resultar interesante, siempre y cuando se tenga en mente que resulta ser una extensión humana. 

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