Para los museos británicos, lo peor está por llegar. Temen las consecuencias del aumento de los precios del gas y la electricidad en un sector ya debilitado por la caída de la asistencia. La Asociación de Museos Británicos pide al gobierno que intervenga para evitar una nueva crisis.


El nuevo gobierno británico de Liz Truss anunció el miércoles 21 de septiembre un tope de seis meses para los precios del gas y la electricidad. Esta medida, que se calcula que costará decenas de miles de millones de libras al presupuesto británico, era muy esperada por los museos, que reducirán a la mitad sus costes energéticos este invierno.

Sin embargo, estos serán el doble que en la misma época del año pasado. Además del aumento de los precios de la energía, también se notan los efectos de la inflación en el precio de los materiales, el transporte y la mano de obra. 

La Oficina de Mercados de Gas y Electricidad (Ofgem), el regulador energético británico, confirmó que los recientemente que el aumento se trata de un 80% en los precios del gas y la electricidad. El tope, que actualmente es de 1,971 libras (2,300 euros) al año de media para una familia, aumentará a 3,549 libras (4,100 euros) cuando comience la temporada de calefacción.

En estas circunstancias, hay una ola de preocupación en el sector cultural. Están preocupados por el impacto del aumento de la factura anunciado por Ofgem. La Asociación de Museos Británicos ha llegado a afirmar que la inflación puede ser un golpe mayor para el sector que la pandemia. 

Casi todos los días recibimos llamadas preocupadas de instituciones que nos dicen que sus facturas de gas y electricidad van a ser cinco veces más altas que el año pasado“, declaró a The Guardian Sharon Heal, directora de la organización. Nos dicen: ‘Esto es el colmo para nosotros. Es peor que Covid’.

Manifestantes de la campaña “Don’t Pay” frente a la National Gallery de Trafalgar Square, en Londres, el día en que Liz Truss se convirtió en Primer Ministro.

El gobierno británico ya había aportado miles de millones de libras en ayudas cuando las instituciones culturales se vieron obligadas a cerrar. Sin embargo, para la mayoría, esto no fue suficiente para compensar todas sus pérdidas.

Además, el número de visitantes ha disminuido, las donaciones han bajado y el precio de los materiales de construcción ha subido desde el verano pasado. La inflación es la gota que colma el vaso de estas instalaciones, sobre todo porque algunas regiones están estudiando la posibilidad de convertirlas en “warmth huts” para acoger a los británicos más agobiados por el aumento del coste de la vida.

Por su parte, la Asociación de Museos Británicos afirma que muchas instituciones podrían verse obligadas a cambiar sus horarios de apertura o incluso a cerrar temporalmente en respuesta a las facturas de energía desproporcionadamente altas. Aunque se espera que el Museo Británico, el V&A, la National Gallery y otras grandes instituciones nacionales superen esta nueva crisis, hay preocupación por los museos provinciales. 

Uno de los consuelos es que no estamos solos, dijo Carolyn Ayers, jefa de patrimonio y conservación del Royal Greenwich Heritage Trust, a Museums Journal. Una de las cosas buenas del sector de los museos es que trabajamos juntos, no competimos, pero de momento nadie ha aportado ninguna idea realista. Realmente necesitamos el apoyo del gobierno. 

La Asociación de Museos Británicos tiene previsto exponer los argumentos de sus más de 1,800 miembros al sucesor de Boris Johnson, cuyo nombramiento está previsto para principios de septiembre. Quiere financiación adicional para mantener los museos abiertos y permitir que las personas vulnerables se refugien en ellos durante el invierno. Como explicó Sharon Heal a The Guardian, “se trata de una inversión en la seguridad de nuestras comunidades”.

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