El triste balance del saqueo de Brasilia, arrasada por los bolsonaristas


Esculturas, pinturas maestras, un reloj Luis XIV, muebles… En la capital brasileña, es hora de hacer balance de los daños causados por la invasión ocurrida el domingo en la Plaza de los Tres Poderes.


El palacio presidencial de Planalto, el Tribunal Supremo y la sede del Congreso, ubicados en la plaza de los Tres Poderes, fueron atacados el domingo por alborotadores que se negaron a aceptar la elección del presidente Lula y exigieron el regreso de su opositor Bolsonaro al poder. Nacidos bajo el lápiz de Oscar Niemeyer, estos tres edificios de construcción futurista y curvas emblemáticas son obras maestras de la arquitectura moderna. Contribuyeron a la clasificación del tejido urbano de Brasilia como Patrimonio de la Humanidad en 1987. Pero el domingo destrozaron las ventanas, rompieron las puertas y en el interior saquearon muebles raros, obras modernistas de artistas brasileños y otros regalos diplomáticos.

El palacio presidencial alberga más de 100 pinturas y esculturas, así como muebles de Niemeyer. “Están prácticamente todos dañados”, declaró un funcionario que pidió el anonimato. “Es una tragedia”, se lamentaba Tiago Amaral, funcionario de 34 años, en el despacho del senador Jaques Wagner, aliado de Lula. “Es una destrucción del patrimonio público, de la riqueza almacenada en estos edificios. Pero va mucho más allá, es un ataque a la democracia, como el que vimos la última vez en 1964 con el golpe militar”, añade.

Los retratos de cristal de todos los presidentes de Brasil que se exhibían en una pared de mármol yacían destrozados en el suelo. De acuerdo con un funcionario, aún quedaban restos de sangre en las oficinas de la planta baja. Y en una sala contigua, el cuadro Los mulatos, del pintor modernista Di Cavalcanti, mostraba agujeros supuestamente hechos con un cuchillo. Según la presidencia brasileña, se infligieron siete golpes.

En Twitter, el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (IPHAN) de Brasil denunció estos actos de rara violencia que “causaron daños al patrimonio cultural brasileño”. Se han enviado técnicos al lugar y pronto evaluarán los daños. El lunes se reunieron con el Ministerio de Cultura “para discutir las medidas de restauración de todos los edificios y definir las acciones de conservación y restauración de los bienes protegidos por el IPHAN.”

Grandes obras destruidas

En el exterior, frente al Tribunal Supremo, se alza Justicia, una colosal estatua de granito de 1961 obra del brasileño Alfredo Ceschiatti. La estatua de tres metros de altura no asustó a los alborotadores. Desde el domingo, en el pecho de la mujer sentada, espada en mano, con los ojos vendados, puede leerse la inscripción “Perdeu, mané” (has perdido, tonto). La frase fue pronunciada por un juez del Tribunal Supremo –justo después de que Jair Bolsonaro perdiera las elecciones presidenciales frente a Luiz Inácio Lula da Silva el 30 de octubre de 2022– y estaba dirigida a un bolsonarista. Este último interrogaba al magistrado sobre la fiabilidad de las urnas electrónicas en las últimas elecciones presidenciales.

En la tercera planta del palacio presidencial, un reloj yace en el suelo. Al igual que sus bronces, su esfera no resistió el impacto. Realizado en marquetería de Boulle, el objeto fue fabricado por el relojero de Luis XIV, Balthazar Martinot. Fue ofrecido por la corte del Rey Sol a la corona portuguesa. Se dice que Joao VI la llevó a Brasil cuando huía de las tropas napoleónicas en 1808. El responsable del patrimonio de los palacios presidenciales lamenta esta destrucción porque la restauración de la obra promete ser compleja. El relojero sólo diseñó dos relojes de este tipo. La segunda, expuesta en el castillo de Versalles, tiene la mitad de tamaño.

Una mesa firmada por Oscar Niemeyer sirvió de barricada. El mueble perteneció a Juscelino Kubitschek. El ex presidente de Brasil fue el responsable de la capital, construida ex nihilo en la sabana, llamada Brasilia e inaugurada en 1960. Se dice que la mesa de trabajo del presidente visionario se utilizó como barricada para bloquear a las fuerzas del orden.

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