La historia del bikini

Imagen destacada: Bikinis. Cortesía de Forbes.

Columna por: Ellie Rosebanks

“Muchos concursos de belleza vetaron la idea, y a las participantes que se atrevían a usar este conjunto, hasta llegó a ser prohibido en ciertos países conservadores.”


¡Es verano! El tiempo perfecto para sacar nuestros trajes de baño y salir a vacacionar, inclusive si no es un plan ir a un lugar lleno de agua al cual nadar, sabemos y relacionamos que esta época es la época perfecta para usar un traje de baño o una bermuda, lo que les haga sentir de forma cómoda, pero la historia que viene detrás es muy interesante, porque existen ciertos tipos y cánones que cumplir, lo queramos o no; por ello, aquí contaremos la historia del bikini y de los trajes de baño en general.

Se creó en 1946, pero… ¿qué se usaba antes?

Desde el año 1600 a.C. las mujeres de la antigua Roma ya practicaban deporte con un “uniforme” muy parecido a lo que son los bikinis, un traje de dos piezas, eso es lo que retratan las pinturas de ese entonces.  Además, sabemos que mucho de su cultura, la hemos traducido a la cotidianidad (bebidas energéticas, enjuague bucal, uso de esponjas de baño), así que es necesario mencionarlo como un antecedente porque estos trajes también se usaban al momento de darse baños colectivos.  

Trajes de baño a principios de los años 80. Cortesía de Cutypaste.

Posteriormente, en 1840 surgen los shorts o bermudas para los hombres de forma específica para usarse en natación, aunque 4 años después, Charles Goodyear crea un traje masculino de una sola pieza al darse cuenta que la fuerza del agua podría causar ciertas situaciones incómodas. Gracias a esto, todo el inicio de siglo, los hombre usaban bañadores de tobillos al cuello para personas más recatadas, o de las rodillas hasta mostrar un poco de pecho para gente que se sintiera más atrevida.

Para ese entonces y hasta 1912, a las mujeres todavía se les tenía asignadas damas de compañía y debían bañarse en otro lugar diferente a los hombres, ellas todavía usando camisones largos, siendo obligadas a ser recatadas y, básicamente, ser “puras” o perfectas. Algo que resulta más indignante para las personas conocedoras del tema y la historia es que únicamente pasaron diez años para que los hombres pudieran usar únicamente bermudas y mostrar sus torsos, pero las mujeres seguían duchándose con vestidos o pantalones.

Las protestas no tardaron en llegar por la incomodidad de las prendas y las injusticias sociales que se estaban viviendo, ya que, inclusive hasta a nadar o a disfrutar del agua se debía lucir impecable y con un vestido de lana (para la aristocracia) o algodón grueso, calcetines y zapatos; por ello, fue en 1930 se comenzó a implementar el traje de una pieza.

Trajes de baño en los años 30. Cortesía de Pictolic.

La predicción de una bomba… o un átomo

Curiosamente, fue un ingeniero y no un diseñador (no es que haya mucha diferencia en cuestión creativa) el que llegó con esta propuesta a París, donde obviamente fue rechazada por ser considerada “indecente”.  Louis Réard, diseñador del bikini, recurrió a una bailarina de striptease que trabajaba en un casino de París: Michelle Bernardini.

Como un poco de contexto histórico, por estas fechas, Estados Unidos estaba haciendo pruebas en el atolón de Bikini, es decir, entre 1946 y 1958; ha habido varias referencias acerca de estas pruebas en la cultura popular, como en Bob Esponja, que el nombre y ciertos episodios hacen referencia directa a estas pruebas. Por ello, la bailarina le hizo el comentario al creador del conjunto de dos piezas: “Señor Réard, su bañador va a ser más explosivo que la bomba de bikini”. Y así fue como el 5 de julio de 1946, Michelle lució el primer bikini público de la historia.

Michelle Bernardini. Cortesía de Bing.

Aunque el nombre todavía no estaba definido del todo, fue surgiendo desde ese comentario, sin embargo, hubieron más referencias a las que se les puede adjudicar el nombre con el que se le conoce a este traje de dos piezas.

Por ejemplo, Jaques Heim mencionó que era un “átomo” al ser el traje de baño más pequeño del mundo, alimentando la idea de una bomba o algo explosivo; además daba referencia a playas o lugares exóticos, y esto dio pie a que, además del sufijo “bi” (dos) asentara por completo su nombre popular.

No todo fue un sí

Este modelo fue realmente popular entre las mujeres italianas, llegando a tener formas de imitaciones como el “monokini” (que se basa en una pieza que cubre genitales y pechos); aunque hay que recordar que el Vaticano se encuentra en Italia y fue la principal institución en desaprobados, todos los oponentes argumentaban que la exposición del ombligo era demasiado vulgar para una mujer y usaban palabras como “atrevido” o “escandaloso”.

Muchos concursos de belleza vetaron la idea, y a las participantes que se atrevían a usar este conjunto, hasta llegó a ser prohibido en ciertos países conservadores.

Marilyn Monroe en un bikini. Cortesía de Foot Wear News.

Además, encontrar a una modelo que quisiera portar este nuevo modelo de bañador también fue una tarea difícil para el, ahora, diseñador, porque todas las mujeres lo encontraban vulgar. También fue a inicios de los años 50 que se dio el auge de esta prenda para volverse un básico, costó muchísimo esfuerzo popularizarse por las ideas de la época, aunque con la revolución de las mujeres y la industria buscando innovar, dieron paso a este gran fenómeno.

Mujeres como Marilyn Monroe o Elizabeth Taylor usando este conjunto fueron el pico de la idea, haciendo que fuera algo sensual, más allá de lo vulgar, y volviéndolo, con su presencia, una forma de seducción y elegancia.

También, como en el artículo de la moda queer y la heteronormatividad, la aspiración llegó hasta las revistas de Playboy y Sports Illustrated, logrando que mucha población femenina buscara tener uno a toda costa, justo como pasa con las marcas o tendencias.
Este artículo fue un must de los 60 y hasta la fecha sigue siendo un must de verano, tanto que ya existen diferentes tipos, patrones y estilos para diferentes cuerpos y siluetas.

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