Lecturas con su propio soundtrack Pt. II

Imagen destacada: No era esto a lo que veníamos, María Bastarós (2021)

Columna por: Celeste Espinosa

“La música y la literatura se unen de forma divertida para hacer de cualquier momento algo más interesante, incluso, transcendental”.


Si continuamos la búsqueda de pequeños placeres que nos impulsen a continuar o que simplemente sirvan un poco para hacernos compañía en momentos de soledad, leer con un buen soundtrack de fondo puede ser una gran opción, en esta ocasión las lecturas que les traigo son más pesimistas y cargadas de una sensación de desasosiego que empalman muy bien con algunas canciones, que, de nuevo, surgieron como casualidad a lo largo de mi contacto con la literatura. 

La primera recomendación es un cuento del autor Guillermo Fadanelli, Suicidio en la calle Tacuba una narración agitada y cínica, como casi todo lo escrito por él, que cuenta el intento de suicidio de un hombre en las calles de la ciudad de México, el personaje principal /narrador se maneja muy bien como un tipo desagradable, altanero e incluso incómodo con apuntes muy precisos sobre lo que ocurre. Al mismo tiempo, el narrador parece ser sólo una calca de la sociedad en general, una muestra de los pensamientos que cruzan por las mentes de quienes observan el suceso, la crítica parece encontrarse en ello precisamente, las personas observan con hambre de drama, de acontecimiento, de tener algo impactante que contar llegando a casa, sin importar si el suceso involucra una vida: 

—¡Cobarde, sólo quieres llamar la atención! El suicida al escuchar aquella
segunda voz retrocedió algunos centímetros y volvió a asirse de la balaustrada con
sus dos manos. Esto no fue bien recibido por la mayoría del público; uno de los dos
policías, el más joven e inexperto, tomó de nuevo la palabra.
—¡No tiene huevos!
El limosnero no ocultó su entusiasmo

Esa forma de narrar y de resultar tan incómodo, pero de cierta forma divertido de leer me remontó al artista Confeti de Odio, específicamente a su canción Hoy será un día horrible, que también utiliza el recurso del pesimismo como vehículo creativo, con tonadas fáciles y pegajosas que hacen que se disfrute hasta el punto de olvidar un poco lo oscuro de sus palabras:

Creo que voy a dormirme, hoy será un día horrible
¿Por qué empezar y no acabarlo ya?
Si mañana sigue igual, tendré que elaborar un plan
Para escapar de esta soledad

La siguiente recomendación es un cuento de María Bastaros titulado Cena de mayores con una protagonista que se prepara para dan un banquete, con la dedicación de una mujer de mediana edad en los cincuentas, preocupada por el más mínimo detalle y por realizar una cena perfecta que muestre la madurez con la que se conduce, de la misma forma, el cuento sirve como una queja, una forma de evidenciar lo absurdo de los rituales suburbanos, la autora hace una especie de sátira, no solo en este cuento, sino en todo el libro, partiendo desde el título que apunta a reflexionar el modo de vida que se inserta en la normalidad que impone ciertos estándares:

La niña abre la nevera. Allí no hay cerveza ni vino, aunque la madre bebe de las dos cosas. Mezclando zumo de arándanos y cocacola, la niña obtiene un líquido de aspecto muy similar al vino, tanto que se felicita en voz alta. Genial, dice, y observa satisfecha su obra. La mesa está empezando a servir de expositor para una auténtica «cena de mayores», y todo elaborado por ella misma. La cerveza, por otra parte, presenta más problemas que el vino. El zumo de piña es demasiado claro, demasiado denso. No da la talla. La niña piensa en añadir un poco de pis, pero desecha la idea. Aunque ha visto cómo ciertos náufragos cinematográficos beben su orina, no cree que sea algo que hagan todos los adultos.

Esta forma de ver las cosas empalma con una canción que se volvió de mis favoritas en medio de la pandemia que también hace una sátira a esa normalidad que se impone como lo deseado, una canción que suena como una queja, pero también como reclamo por salir de ese estándar y existir en la forma en que uno quiera, sin necesidad de dar explicaciones:

Todas mis amigas
Hablando de problemas reales
Y yo juntando dinero
Para irme a festivales

Y llevo demasiado tiempo
Que todo el mundo me da igual
Que paso de este aburrimiento
Y empiezas a caerme mal

De esta forma, la música y la literatura se unen de forma divertida para hacer de cualquier momento algo más interesante, incluso, transcendental.

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